Circo y poder (o el caprichoso estilo de gobernar)
Por Miguel Angel Avilés
Los que son aficionados al futbol quizá recuerden aquella vez que el político Humberto Filizola Haces, en la última jornada de la temporada 1993-1994 de la primera división, debutó con el equipo Correcaminos a los 44 años de edad gracias a que en aquel entonces era rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Luego ese partido, jugado por cierto contra el América, el señor se retiró del futbol profesional para siempre, no sin antes declarar que su paso fugaz por Correcaminos, donde tan solo alineo 28 minutos, tuvo el único y noble propósito de “mostrarle a la juventud tamaulipeca que con esfuerzo y coraje todo se puede lograr”.
“No fue una chiflazon de rector, lo hice por el hecho de transmitir un mensaje a la niñez y juventud de nuestro estado, por tratar de poner un ejemplo a los jóvenes universitarios, de que el deporte es básico en la formación de personas como estudiantes y como seres humanos”.
La opinión pública no comulgó con esto, más bien consideró que esa payasada era la satisfacción de un capricho personal conseguido a costillas del puesto que ocupaba. Salvo el entrenar unos días para salir en la foto y hacer gala de un aparente esfuerzo, lo demás no fue ningún merito, más bien era un caricaturesco ejemplo de cómo a la clase política-la de antes y la actual- , le da por convertir su servicio público en una especie de “isla de la fantasía” donde, con dinero ajeno y todo un apoyo mediático que los vuelve unas luminarias, se puede hacer realidad su sueño, ese que nunca alcanzaron ni les fue complacido cuando eran unos simples mortales, muy necesitados de notoriedad.
Así, a los que debiéramos ver muy atareados cumpliendo las funciones del puesto que ocupan, se les ve en un plan muy populista, envueltos en una teatral parafernalia como si sus pasatiempos favoritos que han tenido en su vida particular fueran verdaderas políticas púbicas encaminadas a satisfacer las apremiantes necesidad de la sociedad.
Todavía me acuerdo cuando, siendo Gobernador Armando López Nogales, este como protagonista de esa actividad circense y los (i) responsables de su imagen, pusieron en práctica un programa que denominaron “Cascareando con el Gober”(“Guacareando con el Gober”,parodeaba la vox populi , debido a la fama que tenía el de Cananea en esos de echarse sus copitas) en el cual el ex mandatario, aficionado de joven al básquetbol, ya en la gubernatura se paseaba de cancha en cancha, en apariencia con la lengua de fuera, para dejar constancia de su tenacidad deportiva y codearse con el “populacho” que le acarreaban cada vez que salía a escena en esta faramalla no precisamente incluida en su plan estatal de desarrollo.
Lo mismo hizo Eduardo Bours luego de llegar con aprietos al poder. Tan luego como se posicionó, también trajo sus gustos personales al asunto público. Al señor le gustaba montar, luego entonces habría que justificar esa afición en su ejercicio de gobierno. Fue así como nacieron las famosas cabalgatas y empezó el jineteo. Me refiero al de sus caballos, Claro.
Como si fuera un el principal eje gubernamental de su sexenio anduvo levantado polvareda por pueblos y regiones sonorenses cual hombre Marlboro, seguido por un montón de funcionarios montados en sus respectivos cuacos, muy sonrientes pero casi a fuerzas, pues habría que quedar bien con el señor pues nos les perdonaría el mínimo desaire.
Al igual que el rector Tamaulipeco, Bours dio una y mil explicaciones para sobrevalorar su gran aporte y hasta el último momento de sus seis años consideró esto casi como un antes y un después en la historia de los gobernadores de Sonora. Como si dictara cátedra a los estudiosos de la teoría política que están ávidos de conocer nuevas formas de gobernar, el cajemense, en la decima edición de ese tipo de actos ecuestres declaró:
“Las cabalgatas que se han realizado en el sexenio son el principio de lo mucho que se puede lograr en Sonora” el mandatario comentó que “si bien es cierto está por terminar con su gestión en el palacio de gobierno, no es tiempo de cerrar ciclos, ya que hay un futuro por delante(...) “con trabajo y esfuerzo se logró realizar esa cabalgata, ya que aparte de la interacción de participar en unidad, se muestra una tradición tan arraigada, mediante los medios de comunicación se observan muchos lugares que son desconocidos para los sonorenses.”
En el actual gobierno, habremos de suponer que Guillermo Padres es, en su vida íntima, un seguidor de la risaterapia(aunque no creo que sus aptitudes lleguen tan lejos) o es admirador de los bufones, pues, pese a los graves problemas que enfrenta, provocados por él mismo y sus colaboradores, no hay día que no aparezca con un sonrisa de oreja a oreja, más que como alguien simpático, como alguien que ya perdió la cordura. Ni para esto de los gustos personales llevados al terreno del poder fue original, optó mejor por continuar con la cabalgatas, quizá pensando que era una directriz del FMI que habría que acatar.
Pero si él no lo ha hecho, sus funcionarios sí. Ahí tenemos al director de CODESON, Vicente Sagrestano, un hombre soberbio y altanero, que suele prestar el Centro de Usos Múltiples para fiesta particulares y que ahora, ante la ausencia de ideas y un compromiso con deporte cuya comisión estatal dirige, le broto el síndrome Filozola y se dispuso a impulsar una pelea de box donde él era uno de los contrincantes.
Ocurrió la semana pasada y como los anteriores, de igual manera, adujo una promesa hecha a su hijo sobre reconoce haber dado una estúpida regañada pública en plena competencia deportiva y para reivindicarse ante él y consigo mismo, resulta que gira instrucciones para que anunciaran que se subiría al ring para fajarse con un boxeador profesional.
Con el apoyo de algunos medios, de pronto teníamos a un grotesco “Rocky” región 4 posando para la foto en su preparación. Por la publicidad, los gastos generados para tener listo el Gimnasio del Estado y todo lo demás que se ocupara para que el ya no tan muchacho se diera el placer de ser una fugaz estrella del pugilismo, no había problema: el erario público está para lo que al señor se le antoje, al fin y al cabo, su gran amigo, el gobernador del Estado, le festejará sus gracias, tal como lo pudo hacer alguna vez López Portillo con su cuatacho del Alma Arturo “El Negro” Durazo.
Amén de exponer su propi integridad, su prepotencia bailó un jarabe zapateado con un deporte que merece respeto porque los verdaderos profesionales del cuadrilátero si se parten la madre para llegar lejos. De paso contó con la complacencia de los promotores ignoró la ley que rige la celebración de estos eventos o, de plano, contó el Vo.Bo. de las autoridades municipales:
ARTÍCULO 15.- La aprobación de los programas de los encuentros de box y lucha profesionales, por parte de la Comisión o de las delegaciones municipales de la misma, según corresponda, será, en todos los casos, previa a la autorización que de estos espectáculos públicos realicen las autoridades municipales. Estas autoridades deberán de abstenerse de otorgar las autorizaciones correspondientes, cuando los programas relativos no hayan sido aprobados por los órganos señalados.
ARTICULO 17.- Queda prohibida la celebración de encuentros de box o lucha profesionales, que hayan sido anunciados como exhibiciones, excepto cuando los ingresos por la venta de boletos o cuotas de admisión, se vayan a destinar a la ejecución de programas o acciones de beneficio social. En este caso, la Comisión autorizará discrecionalmente la celebración de dichos encuentros.
Sobre lo que hizo este servidor público, me quedó con lo que dice el columnista Jesús Olivas Figueroa: “no es que no tenga derecho a hacer ejercicio, practicar, boxeo, beisbol, americano o el deporte que le venga en gana, no, pero llegar a la cima de sus pensamientos más egocéntricos como subirse al ring y “pelear” con un boxeador profesional, en una función profesional, rebasó los límites del entendimiento racional del que esto escribe.”
“El deporte sonorense está hundido en la peor crisis de resultados de la historia de la olimpiada nacional, los resultados no fueron por mucho los esperados, Sonora se atascó en el lugar número siete del medallero, deportistas de elite fueron despojados de sus becas y asociaciones en conflicto permanente entre sí, en pocas palabras, el deporte como el estado, ardiendo, cayéndose a pedazos, mientras su “líder” es rebasado por su ego.”
Al de apodo el “Vinko” esto no le importa. Es infinitamente inútil y no se tienta el corazón para regatearle los apoyos a los verdaderos competidores, le apena muy poco mandar en pésimas condiciones de traslado y hospedaje a los atletas, menores y adultos, que compiten fuera del Estado, pero él, en cambio, se aferra como un niño mimado al que hay que complacerle todo y se exhibe a nivel nacional en esta singular contienda, solo porque sí… o porque sí. Lo que argumentó para conmoverlos era secundario, su complacencia no es más que el estilo caprichoso de gobernar que tiene la clase política, así sea él un diminuto ejemplo de los tantos que hay.
Este afán de trasladar sus extravagancias privadas a la escena pública cuando llegan a un puesto, me recuerda a un veterano político quien siempre tuvo debilidad por la charrería y todo lo que tuviera que ver con lo ecuestre. Una de las veces que asumió la Dirección Estatal de los Centros Penitenciarios literalmente se montó en su macho y por un tiempo convirtió al grupo de custodios en policía montada. A los reos desde luego les pareció de locos verse rodeados de caballos, pero en el fondo daban gracias a Dios que este funcionario no hubiese sido un envilecido aficionado a la cacería. Ahí sí que se les pone feo: ni para donde correr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario