Revista CRóNICA10.

lunes, 17 de mayo de 2021

Poder y régimen en Sonora no quieren irse, lo contrapopular

 El poder en Sonora bajo riesgo  

Su grave deslegitimidad


CRóNICA10


En agosto de 2009 después de la tragedia de los infantes, el poder se encontraba en el peor punto de su desprestigio. Era hora de desconocer ese poder obsceno que gobernaba y que hoy sigue gobernando en el estado de Sonora.  

El reclamo ante el Senado era completamente justificado, éramos gobernados por un poder público déspota, fallido, contrario a la gente, corrupto, de influencias y de descaro. 

Debimos tramitar su desaparición y erigir un nuevo poder público, unos nuevos poderes político legales. La cámara alta debió iniciar el trámite para establecer un nuevo gobierno provisional que estableciera el estado de derecho.  

Este régimen sigue prevaleciendo, la piel y la carne quemada de las criaturas no fue escarnio suficiente para hacer un nuevo estado de ley y de seguridad. 

Hoy seguimos en ese mismo estado de cosas, pero que se ha incrementado su ilegitimidad, porque el estado no garantiza la estabilidad social, los grupos narcos y los que organizan los magno delitos siguen actuando a su ancha libertad; la policía no sirve, la procuración de justicia es una burla, el poder judicial una mofa, son instituciones del diablo, contrarias a la sociedad que quiere paz, trabajo, desarrollo. 

En 17 años, cerca de 40 mil muertos por ejecuciones en Sonora, nos indican que el Estado, el poder del Estado, es un poder asqueroso y de rapiña, en lugar de servirle a la sociedad. 

Este Estado de Sonora es el que quiere gobernar el Prianrredé y el Moreprian, un poder público sin modificarse, sin alterarse, sin cambiar su estructura de funcionamiento, que pretende seguir explotando la ignorancia y la sangre laboral de 400 mil trabajadores manufactureros, otro millón en el sector terciario y un millón 200 mil personas en la grave pobreza, con una gran cantidad de recursos productivos pero como dice el slogan estafado, “para unos cuantos”, pero estos cuantos son ellos, esas dos opciones que mutaron, antes PRI vs PAN, hoy PRIANRREDÉ vs MOREPRIAN. 

Son los mismos coaligados con la alta clase empresarial depredadora del poder público y beneficiaria del narco estado. 

Los crímenes contra personajes públicos, incluido el de Abel Murrieta Gutiérrez, pero también el del periodista Jorge Armenta Avalos, y de muchos otros que no se han esclarecido, como el de Isaac Apodaca Lauterio, Eduardo Castro Luque, Ernesto Cornejo, Margarito Montes, Julián Meza, y una larga lista de los que no se acusan a los ejecutores materiales mucho menos intelectuales, tiene a este Estado en la basta incredulidad y la entera deslegitimidad, y sin embargo se sigue moviendo, con descaro y cinismo. 

También esta incredulidad del régimen de este poder público que continúa, a pesar de decir que se practica una famosa 4T, se refleja en la prisión de 9 meses que sufren los colegas Miguel Valdéz y Marco Duarte que aunque eran periodistas sin antigüedad, también son parte de este periodismo que se hizo y hace en las redes de internet y que no es menos valorable que cualquier otro periodismo incluso más apreciable por no ser un periodismo venal (chayotero) validador del régimen anquilosado prianista y que sufren estúpidamente una cárcel aborrecible por corrupta. 

Este viejo régimen de Estado, prianista, que debió iniciar su retirada, con el morieprian solo pretende restituirse de forma cínica, y se ha fortalecido con la nueva era de “la pandemia”, un entramado justificatorio y burlesco que se vuelve pretexto ideal para profundizar y agravar la ineficiencia y la simulación de las instituciones del poder público, principalmente judiciales. 

Por ello, se vuelve aún más, un régimen huachicolero, por que a pesar de que no cambia el esquema corrupto de funcionamiento, todavía pretende legitimarse con las elecciones del 6 de junio. 

Estas elecciones se presentan en la peor época de desprestigio y de debacle del régimen político en Sonora, y presentarán el más alto abstencionismo de la historia electoral, no solo por el contagio presunto del covid, si no por la decepción y la frustración que presentan los gobiernos estatal y municipales actuales. 

Este esquema en que los prianistas se reacomodan, en esta alianza horripilante prianrredista, y que se suben también a la opción Morena, secuestrando a ese partido de la idea original y de sus protagonistas del cambio, trae como consecuencia el desplazamiento de un proyecto político propio de los intereses populares y genuinos surgidos de la gente trabajadora y del pueblo marginado. Y se torna una vez más un esquema bipolar del reparto del poder, contrario al pueblo.