El tianguis narrado en Cajeme, 41 años de instalado.
La siguiente narrativa del viejo escritor y poetario, Bernardo, fluye en romanticismo, en recuento, pero no en descubrir las grandes deficiencias del mercado popular en Ciudad Obregón.
Tenemos el expendio de centenas de comerciantes pequeños que luchan por la capacidad de compra de clientes de la clase media a la clase baja, que buscan precios que no alcanzan en las gigantes cadenas comerciales ni de los comercios llamados Ocsos o las tiendas como la Copel.
La clase rica no compra en los tianguis, va escalando desde el Ualmart hasta Liverpul.
Los tiangueros no se organizan para conquistar el poder adquisitivo de la clase media alta a la clase alta de la calle Allende al norte por que no cuenta con los mecanismos de atraccion del mercado, de estrategias de publicidad efectiva, y tambien carecen de crédito, aunado a que los gobernantes han sido indiferentes al impulso real de estos expendedores de frutas y verduras, de quesos, de granos y semillas, de ropa y calzado, de utiensilios de segunda mano y herramienta de trasuso.
Los expendedores son fascinantes, aunque de baja calidad. El gobierno no apoya en su infraestructura que son vías de acceso, limpieza, pasos peatonales, estacionamientos, orientacion administrativa y de mercadotecnia.
Los tiangueros no se organizan para crecer, al contrario el individualismo de los tiangueros generan que no crezcan ni operativamente ni en ganancias por ventas, ya que hay temporadas, que comprenden la mayor parte del año, de ventas flacas.
El gobierno de cuarta, no genera las herramientas de generar mejoras y penetración en la clase con mayor poder adquisitivo, pareciendo que es un gobierno para las grandes cadenas comerciales.
Elenes Habas sin embargo hace buenas precisiones, pero como lo caracteriza al periodista decano, su narrativa no se atreve a señalar carencias y contextualizar el olvido del poder público y subdesarrollado sector de lo que debería convertirse en el principal espacio comercial de un pueblo que requiere aumentar su capacidad de compra y mercancías tanto de calidad como de bajo precio. (Alejandro de la Torre).
Por Bernardo Elenes H.
Un 11 de mayo de 1984, nació el comercio
popular conocido como “Tianguis” iniciando con diez a 15 comerciantes, luego llegaron
a ser 600. Hoy la cantidad de tiangueros rebasan los mil comerciantes.
Humberto Campos Hernández fue el fundador
del tianguis en la alameda de la colonia México y Alfredo González Sandoval
creó la Coalición de Tiangueros en la explanada de la Estación del Ferrocarril.
En 1984 en Cajeme, un abogado
guerrerense, que llegó a la región con el nombramiento de subdelegado de la
Procuraduría Federal del Consumidor, dependiente en ese tiempo del Instituto
Nacional del Consumidor (INCO), Felipe Ortega Ortega, propició el nacimiento de
los tianguis.
Gestionó ante el Ayuntamiento que
presidía Eduardo Estrella Acedo (1982-1985), los permisos correspondientes para
que el 11 de mayo de 1984 fuera la plaza Zaragoza, al poniente de la ciudad,
primer escenario para ese tipo de comercio popular.
El sistema de mercadeo al aire libre
implementado, pronto despertó interés entre las familias (pero también en
quienes vieron una tabla salvadora para el autoempleo, junto con la oportunidad
de crecer para varios comerciantes establecidos que extendieron sus espacios de
exposición y venta), mismas que encontraban ahorros positivos adquiriendo comestibles,
frutas, verduras, diferentes prendas de vestir, herramientas, ferretería,
artículos nuevos y usados con un amplio margen de oferta y demanda.
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El concepto de los tianguis que se
realizaban domingo a domingo en la citada plaza, pronto se acreditaron,
procediéndose a la apertura de un nuevo frente en la colonia Miravalle (cercano
a la casa de quien fuera dirigente del Sindicato Único de Trabajadores al
Servicio del Ayuntamiento de Cajeme y ex regidora del Ayuntamiento Ramoncita
Flores), encontrando el respaldo amplio de los consumidores de tan populoso
sector.
Sin
embargo, las autoridades municipales decidieron reubicar el mercado abierto de
la plaza Zaragoza, como consecuencia del deterioro que sufría el espacio
comunitario, siendo cambiado a la plaza 18 de Marzo, donde permaneció poco
tiempo, ordenando el Ayuntamiento se movilizaran del área de esparcimiento
familiar, debido, también, al daño que provocaban al equipamiento y áreas
verdes públicas; acordándose como nueva ubicación, la explanada de la Estación
del Ferrocarril, donde crecieron notoriamente y permanecieron por largos años,
convirtiéndose en centro emblemático principal de la actividad comercial de esa
categoría.
Lo que había comenzado con 10 o 15
comerciantes, se abría en pocos meses con 600 personas que trabajaban y
brindaban empleo; pero, además, funcionaban ahora no solamente un día, sino llenando
la semana completa cambiándose a diferentes espacios y colonias.
El comerciante Alfredo González
Sandoval, creó la Coalición de Tiangueros (que aún existe), como un instrumento
organizado para los necesarios efectos de defensa de intereses del gremio;
buscando, con ello, mejores alternativas de trabajo y de interlocución con las
autoridades de todos los niveles.
Dicha Coalición, sumaba en 1999
alrededor de 600 comerciantes, quienes se trasladaban durante la semana a
diversos lugares, partiendo desde el sábado en la Estación del Ferrocarril;
domingo, colonia México; lunes colonia Sóstenes Valenzuela; martes, Machi
López; miércoles, Valle Dorado; jueves, México; Viernes, Valle Verde.
En la Coalición, participaban centrales
importantes como la Cts-Croc, Cnop y Froc-Croc. Pero esencialmente prevalecía
la fortaleza de gremio, porque se consolidaba la conciencia de unidad entre los
comerciantes, quienes demostraban solidaridad con sus compañeros cuando surgían
problemas que interferían con el trabajo.
El ahora tradicional Tianguis de la
colonia México, que se asienta jueves y domingos en la alameda de la primera
calle de dicho asentamiento (Puerto de Ensenada), fue fundado por Humberto
Campos Hernández, correspondiéndole inaugurarlo en 1985 al entonces candidato
del PRI a la alcaldía de Cajeme, Sóstenes Valenzuela Miller, quien luego de su
triunfo electoral encabezó la administración municipal 1985-1988.
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Campos Hernández se mantiene activo
como un comerciante más en ese sector, constituyendo tiempo después el Club de
Usuarios y Consumidores de Cajeme (CUCC), y con la experiencia de haber sido
dirigente municipal por varios años del Partido Verde Ecologista de México
(PVM).
Don José Esparza Garibay, quien fuera
presidente del Consejo Directivo de Mercajeme algún tiempo, abrió, también, un
concepto de tianguis en las calles Michoacán y Jesús García de la colonia
Hidalgo, con área cercada en espacio privado, mismo que ya desapareció.
Como reportero, realicé en 1999 para
Diario del Yaqui, una serie de entrevistas a comerciantes sobre el desarrollo
del tianguis del Ferrocarril, definiéndose que dicho sistema comercial les
abría la oportunidad del autoempleo:
«Aquí trabajan médicos, abogados,
maestros, ingenieros, quienes se suman al servicio cotidiano y venden equipos,
herramientas, materiales diversos nuevos y usados, encontrando la forma de
fortalecer de alguna forma sus economías y sobresaliendo en los tiempos de
crisis», explicaban.
Durante la época navideña
–manifestaban–, se generan buenas ventas, y 1998 no fue la excepción. Sin
embargo en los meses de enero a marzo se deja sentir una fuerte baja, que
solamente repunta en abril durante el Día del Niño, y el Día de las Madres, en
mayo. Y de nuevo, de julio a septiembre hay una marcada lentitud en las ventas,
provocando mínimos niveles de ganancias.
Siempre han sido notorios los lugares
donde los tiangueros se instalan. Se convierten en centros ceremoniales de
vocación al trabajo, ya que hombres y mujeres comienzan a llegar desde las 4 de
la mañana, levantan carpas e improvisan tarimas. Todavía, a las 9, hay quienes
acuden a la cita con los consumidores, porque los horarios se corren hasta las
2 de la tarde.
«Se trata de una forma de supervivencia.
Porque, en realidad, quienes nos dedicamos a este sistema de comercio,
trabajamos para mantener a nuestras familias, sin tener oportunidad de mayores
beneficios que nuestro esfuerzo y el apoyo de los consumidores», comentaba hace
18 años el presidente de la Coalición, Alfredo González Sandoval.
“Debe tenerse muy claro –sostenía el
líder de comerciantes-, que el trabajar en los tianguis no significa que
hayamos encontrado la ‘gallina de los huevos de oro’, sino que es una forma de
salvarnos de la pobreza extrema, o de que nuestros hijos sean desprotegidos y
peligren en los espacios de las drogas y la delincuencia”.
Aseveraba que no sólo los comerciantes
obtenían y obtienen ganancias en esa labor, sino que propician empleos
alternativos para boleros, vendedores ambulantes, acomodadores de autos y lavacarros.
-Es una oportunidad legítima la que
tenemos, y el gobierno más que pensar en dañarnos con altos impuestros y
encaminarnos hacia la inseguridad y el hambre, debería de apoyarnos aún más
–expresaba, defendiendo a su gremio, González Sandoval.
El Tianguis del Ferrocarril, que se
ubicaba en la explanada de la antigua Estación, finalmente desapareció durante
la administración gubernamental de Eduardo Bours Castelo (2003-2009), al
construirse el Centro de Usos Múltiples (CUM), hasta la fecha un elefante
blanco.
Los comerciantes lograron se les
permitiera instalarse en el Callejón Ferrocarril, por la calle Zaragoza y vías
del tren, donde permanecieron algunos años; luego fueron movidos al
estacionamiento del estadio de beisbol Tomás Oroz Gaytán, y actualmente se
colocan, los sábados, en la plaza del monumento a Benito Juárez, a un costado
del Teatro Oscar Russo Vogel.
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