La historia del fraude
Un año antes de las elecciones presidenciales,
Raúl Salinas de Gortari empezó a configurar el que sería a la postre su esquema
de lavado de dinero. En 1987 –cuando su hermano Carlos ya había sido
postulado por el Partido Revolucionario Institucional como candidato a la
Presidencia de la República–, el ingeniero ordenó a su “socio” Juan Manuel Gómez
Gutiérrez que constituyera una compañía inmobiliaria para adquirir unos bienes
inmuebles por cuenta de él y de su familia.
Entonces se creó Inmoprodesa. El administrador
único fue Gómez Gutiérrez. La compañía funcionó en el tiempo de gloria de
los Salinas: de 1987 a 1994, año en el que fue liquidada. En 1987 también se
constituyó la empresa Agropecuaria Mendocinas, S de RL, con el objeto de
adquirir un rancho, también llamado así y ubicado en Puebla.
Ya instalado en el poder presidencial Carlos
Salinas, su hermano comenzó una activa participación en bancos de México y el
extranjero con la cobertura y complicidad de los sistemas financieros. Así, en
1989 y por instrucciones de Raúl Salinas, se abrió una cuenta en Banco del
Atlántico a nombre de Juan Manuel Gómez Gutiérrez, donde se efectuaron depósitos
en efectivo y cheques de caja entregados por el propio Raúl.
Este último instruía cómo se gastaban o
invertían los recursos: pago de prediales, gastos de su casa, depósitos
mensuales a Ana María Pasalagua (exesposa de Raúl), entregas mensuales a su
madre (Margarita de Gortari de Salinas), entregas a la licenciada Ofelia Calvo
(secretaria de Raúl), transferencias a Gladys Franco, pagos de impuestos, compra
de cheques de viajero. Identificada con el folio 16-70837-3, la cuenta tuvo
movimiento hasta julio de 1991.
En 1989, y por instrucciones de Raúl, Gómez
Gutiérrez abrió otras cuentas en Banca Cremi. En éstas se depositaban, en su
mayor parte, cheques de caja que entregaban tanto Raúl como Justo Ceja, entonces
secretario particular del expresidente de México.
Según la
relatoría de las autoridades, la totalidad de los recursos entregados por Ceja
fue destinada a las inmobiliarias Inmoprodesa y Ébano (constituida en 1992 por
el principal prestanombres de Raúl: Gómez Gutiérrez). Se presume que en este
caso el dinero habría provenido de la llamada partida secreta por órdenes
del propio Carlos Salinas de Gortari.
En esa misma época se constituyó la empresa
Carloma, SA, dueña oficial de la residencia que habitaba Raúl y su familia,
ubicada en Monte Cáucaso, colonia Lomas de Chapultepec, en el Distrito
Federal.
En una de esas cuentas se depositaban los
importes por rentas cobradas por Cecilia Occelli, exesposa del entonces
presidente de México. En otra de esas cuentas se controlaban los recursos que
Raúl destinaba para el rancho Mendocinas. Cada semana se traspasaban recursos a
otra cuenta abierta a nombre de Gómez Gutiérrez, en Banca Somex, para de ahí
girar a una cuenta a nombre de Francisco Téllez Guzmán (administrador del
rancho), también abierta en Banca Somex, en San Martín Texmelucan, Puebla.
Conforme se acercaba el cierre del sexenio,
Raúl buscaba un velo legal para sus operaciones multimillonarias. Por ello, a
mediados de 1991 solicitó cancelar todas las cuentas bancarias con las que se
controlaban sus recursos y abrir una nueva. A diferencia de las anteriores, ésta
se creó en Banca Cremi, bajo los nombres ficticios de Rolando Gutiérrez
Rovira (cuya firma inventó Juan Manuel Gómez Gutiérrez) y Juan José
González Cadenas (segundo apoderado y cuya firma ideó el propio Raúl).
La complicidad del banco propiedad de Carlos
Cabal Peniche llegó a tal punto, que los comprobantes de domicilio utilizados
para esa cuenta fueron los mismos de la institución financiera. Ni siquiera fue
necesario que los prestanombres (que además eran ficticios) aportaran documento
alguno para abrirla; aunado a ello, el depósito proveniente de una decena de
cuentas bancarias figuró como efectivo, con el claro objetivo de no ligar las
cuentas canceladas con la nueva.
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