"Sin el río seremos
historia".
Conversaciones con un hombre
yaqui
8 de mayo de 2013. La Suprema Corte de Justicia de la Nación concedió el Amparo a los Pueblos Yaquis contra la construcción del Acueducto Independencia en Sonora. La Primera Sala de la SCJN se pronunció contra la Autorización de Impacto Ambiental (AIA) otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). La decisión de construir el acueducto es para desviar el cauce del río Yaqui y así abastecer a las industrias que se están instalando en la ciudad de Hermosillo; la construcción se lleva a cabo de manera ilegal y constituye una amenaza a la supervivencia del pueblo Yaqui y de los recursos naturales de México.
8 de mayo de 2013. La Suprema Corte de Justicia de la Nación concedió el Amparo a los Pueblos Yaquis contra la construcción del Acueducto Independencia en Sonora. La Primera Sala de la SCJN se pronunció contra la Autorización de Impacto Ambiental (AIA) otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). La decisión de construir el acueducto es para desviar el cauce del río Yaqui y así abastecer a las industrias que se están instalando en la ciudad de Hermosillo; la construcción se lleva a cabo de manera ilegal y constituye una amenaza a la supervivencia del pueblo Yaqui y de los recursos naturales de México.
Por Melina
Alzogaray Vanella
El mismo
día entrevisté a Mario Luna Romero. Tiene 52 años, es Secretario de la
Autoridad Nacional Vicam, Técnico Agrícola y también estudió Economía en la
Universidad de Sonora. Mario entiende perfectamente la dinámica del capitalismo
y del sistema de consumo. Comprende cabalmente de qué manera este despojo de
recursos naturales se están legitimando “en aras del progreso”, un progreso que
el Pueblo Yaqui nunca ha visto. Simplemente con la tecnificación del campo
ellos fueron testigos de cómo se fue reduciendo su área de cultivo: los
obligaron a comprar los productos que ellos antes producían.
Desde el
comienzo hasta el fin de la entrevista, Mario sostiene su mirada con templanza.
Al hablar su voz es calma, lleva la cadencia de un arroyo que silenciosamente
se derrama por la columna vertebral de la montaña buscando el mar. Es la voz
del venado, del río Yaqui, de los frutales, su voz es la voz del viento, la voz
del jaguar. Mario es una flor de raíz.
Tú,
hombre de ciudad. Dos puntos. Escucha y aprende. El agua no sale del grifo.
Humanízate. Vacíate de civilización. Desarrolla tu sensibilidad. Llénate de
vida. Las aguas están en peligro. No condenes al pueblo Yaqui morir a en los
museos. Los Yaquis son más de 32 mil, viven y tiene sed.
¿Mario,
cómo llegaste a ser quien eres?
Yo creo
que nosotros somos producto de una generación que viene de un pasado histórico
muy difícil y sangriento. En ese sentido, a nosotros nos han ido preparando
para que podamos tener una actitud de defensa ante todo lo que implica
“despojo” en las comunidades yaquis. Desde chicos nuestras mamás y nuestros
abuelos nos han impulsado a prepararnos física y psicológicamente para poder
–en algún momento dado– representar el interés de la tribu Yaqui.
¿Cómo los
preparan?
Nos
enseñan a vivir con lo mínimo, sin interés por los lujos innecesarios, de los
que hoy en día prácticamente nadie está exento. Pero también a sobrevivir en la
sierra, a conocer nuestras leyes, los reglamentos internos que hay en la
comunidad. Nos enseñan a respetar lo que es la naturaleza, el que no haya una
persona por encima de otra, sino que exista un sistema en el que nosotros
podamos convivir buscando siempre la igualdad. No importa si eres hijo de una familia
que sobresalga económicamente o por su capacidad física. La autoridad da
seguimiento a todos los niños y a todas las mujeres. Entonces desde ahí se
forman comisiones. No hay cargos vitalicios en el que tú puedas estar para
siempre.
¿Quiénes
son tus padres, cómo se llaman?
Ahí el
sistema es diferente, ahí son familias grandes, no es “el papá y la mamá”.
Entonces “el que te engendra” no quiere decir que es quien se hará responsable
de tu educación. Generalmente son los mayores quienes se hacen cargo de nosotros.
Ya sea el abuelo, o el mayor de la familia, puede ser el papá, la mamá, el tío
o el hermano; el que esté más preparado para darte instrucciones. En ese
sentido, nosotros normalmente nos vamos con los abuelos y las abuelas, ellas se
encargan de instruirte sobre lo que es tu historia y también de las normas bajo
las cuales tienes que conducirte en una comunidad Yaqui.
¿Y cuáles
son las principales normas bajo las cuales tienes que conducirte?
Primeramente
respetar y conocer tu territorio y, posteriormente saber que tú tienes un
motivo en esta vida que es saber cuidar tu territorio. También es igual de
importante el saber que eres parte de un pueblo que fue creado y destinado para
cuidar ese territorio. Nosotros no ambicionamos vivir en las ciudades, no
ambicionamos generar mucha riqueza material; sino que nuestros niños son
instruidos en las costumbres primero que son las danzas, en hablar la lengua,
en apreciar lo que es la naturaleza misma. Por eso ahora con el problema del
agua, nosotros sentimos que nos afecta en lo más profundo de nuestro ser.
¿Podrías
describirme un día de tu niñez, tu forma de aprender?
La verdad
es que yo tuve mucha libertad: yo me despertaba en mi casa y antes de ir a la
escuela primero me paseaba por todo mi barrio, con todos los vecinos; no me
preocupaba mucho por asistir disciplinadamente a una instrucción académica. Por
iniciativa propia decidí ir a la escuela, pero yo me despertaba y saludaba a mi
familia, mis tíos, a mis amigos y a todas las personas que yo sabía tenían algo
que aportar a mi formación porque uno mismo es el que busca esa aportación. Te
crían en un ambiente donde no te sientes obligado a escuchar forzosamente lo
que te tienen que decir, como una clase donde tú estás escuchando solamente
“recibiendo, recibiendo, recibiendo”; nosotros proponemos el intercambio como
la base del aprendizaje. Yo salía de la escuela y mis padres siempre estaban
trabajando para aportar algo a la familia. A mí me gustaba mucho pasear por el
monte, me gustaba ir a recolectar las frutas silvestres, me gustaba ir a
identificar los lugares donde estaban los “caídos en la lucha”…
Y todos
estos relatos me los contaban mis papás cuando yo era más chico y los
acompañaba a caminar por la sierra, por el monte, por el valle. Cuando crecí
volví a hacer éstos recorridos pero más solo y entonces ponía en práctica todo
lo que me habían tratado de explicar mis papás de cómo cuidar: cómo no cortar
una fruta si no te la ibas a comer, o que si hay tres o cuatro pitayas en un
cactus tu tendrías que considerar que no eras el único con hambre, había
también un pajarito que tenía ganas de comer; entonces tú tenías que equilibrar
el grado de afectación que le dabas a ese cactus porque tenías que contemplar
también a los animales que tenían que alimentarse de ese cactus. Incluso
evaluar si era muy necesario mover una piedra. ¿Qué necesidad hay? En este
ambiente nací yo, en el que afortunadamente pude conocer cómo se mueve un
venado en la sierra, como el árbol donde él se talla no lo puedes tocar porque
estás invadiendo su área natural, cómo el agua escasa que existe en algunos
manantiales no era necesario tomarla para no quitárselas al jabalí, al conejo,
a la iguana que van a llegar ahí. Todas estas cuestiones las aprendimos de una
forma natural: caminas, observas, aprendes y de paso te traes algo de leña.
(Mario se ríe) Y llegabas a tu casa orgulloso de cultivarte y de conocer un
lugar que fue espacio de defensa o de sacrificio, conectarte en ese ambiente.
Así me tocó vivir a mí.
Ya
después de eso, todas las tardes tuve la fortuna de tener mayores que me daban
su palabra y nos instruían más que nada en cómo apreciar todo esto. Yo de niño
nunca sentí la necesidad de tener bienes materiales, de estar obligado a tener
un juguete o dinero. Más bien nos sentíamos a gusto con la libertad que nos
daban. El día que nos tuvimos que ver en la necesidad de defendernos –fuera de
nuestro hábitat, fuera de nuestro territorio– es cuando entendimos que hay que
estudiar y hay que aprender de lo que está afuera. En este sentido nos vimos en
la necesidad de prepararnos, de empezar a leer y escribir y a comprender cómo
funcionan las tecnologías de la “otra cultura”. Sin embargo ese proceso de
aprendizaje también fue muy natural; no es algo que tus papás “te obligarán a
hacer”. Yo creo que ese método de aprendizaje está muy depurado en los pueblos
indígenas y que el proceso instructivo que te da la educación pública afecta de
muchas maneras el aprendizaje que se tiene, pues.
¿Podrías
relatarme la historia del pueblo Yaqui?
Tenemos
la concepción de que fuimos creados en esa parte del territorio donde nosotros
habitamos; que es en el estado de Sonora –entre los municipios de Guaymas y
Yuacaihe–. Que nuestro creador nos dio la oportunidad de que nosotros fuéramos
producto del agua y de la tierra, por lo tanto dependemos y “somos parte de
ella”. En defensa de esos elementos que son parte de nuestra tradición, es que
se ha dado toda una historia de defensa. Nunca quisimos ir más allá de nuestro
hábitat natural. Al contrario, la defensa ha sido porque nos han invadido.
¿Cuándo
se delimitó ese territorio?
En el
momento mismo de nuestra creación. Hay límites naturales que nosotros
reconocemos y que hoy no son los actuales. Han ido reduciendo prácticamente un
tercio de lo que es nuestro territorio, pero espiritualmente seguimos
guiándonos con esos puntos naturales que nos señalan nuestros mayores. La lucha
de nuestro pueblo es continua y no hay descanso. Hemos sido invadidos desde que
llegaron los colonizadores a esa parte de México, se les dijo muy claro “…de
ésta raya no vas a pasar, hacia allá yo no te digo nada. Pero si tú cruzas esta
raya va a haber guerra porque tú vas a invadir algo que es sagrado para
nosotros, que es el área que yo estoy cuidando para que no se altere el
equilibrio natural que existe ahí….”. Obviamente el invasor viene por todo y
viene porque en esa aérea semidesértica de Sonora se crea un microclima muy
particular, una humedad que precisamente genera el flujo del río. Hay bosque,
hay valle, hay mar, hay sierra, están todos los elementos conjugados. Lo
primero que dijeron nuestros mayores es que nos iban a invadir y efectivamente.
Por cientos de años hemos defendido nuestro territorio. Primero nos invadieron
territorialmente, poco a poco empezaron a rodearnos, a la tribu de colonos y
ranchos; posteriormente empezaron a invadir a la tribu Yaqui con la religión.
Llegaron los misioneros jesuitas, hubo un acuerdo por el grado de tecnología
que se vivió en aquél momento, la tribu Yaqui vio cómo el sistema de misiones
estaba llevando a cabo con los pueblos indígenas vecinos, vieron que estaba
floreciendo la agricultura, la ganadería, el arte. Y los Yaquis dijeron
“nosotros queremos aprender de eso”. Y allí comenzó una especie de intercambio
donde militarmente no pudimos ser despojados, no pudieron quitarnos el
territorio. Pero dijeron “yo a cambio de esto te voy a mostrar la
espiritualidad que nos permite vivir en paz y crear”.
¿Entonces
qué significa la cruz en la bandera Yaqui?
Pues la
cruz en la bandera Yaqui significa… tiene varios sentidos, pero representa las
aspiraciones que debemos tener todos. De ser un ser un humano, donde tú no eres
más que otros. Pero ya la interpretación que les dieron los que abrazaron la
nueva religión fue la de la aceptación del cruce entre la cultura Yaqui y los
jesuitas, representa el sincretismo que surge de abrazar esa nueva religión.
¿Cuál es
para ustedes el origen de la lluvia?
La
lluvia… es algo que nosotros negociamos con nuestro creador: “Yo te voy a
proteger todo este territorio, el río, el monte, yo no lo voy a acabar, yo voy
a proteger la vida misma y por lo tanto tú a cambio me vas a dar esa bendición
a través de la lluvia y del viento”. Es lo que no podemos controlar, ni el
viento ni la lluvia, son los únicos elementos que no podemos alterar ni tener
control sobre ellos. Cuando la lluvia cae es una bendición por hacer las cosas
bien.
¿En
este sentido qué significa el río Yaqui para ustedes?
Nosotros
somos concebidos a partir del río. Consideramos que es el origen de la vida y
es también la columna vertebral que mantiene unida toda nuestra estructura poblacional,
geográfica y política. Todos los pueblos y las manifestaciones culturales que
nosotros hemos desarrollado a lo largo de estos años, están relacionadas con el
río Yaqui. Pero aún más, antes de la llegada de los misioneros todos vivíamos
en el río. De hecho hubo un momento en que unos aceptaron la nueva religión y
otros no, y esos que no la aceptaron decidieron no vivir más en la superficie y
se fueron a vivir al río y allí están, son nuestros ancestros. Si nosotros
afectamos a la tribu, los afectamos también a ellos que están ahí. Una cosa son
los “caídos en lucha” y otra cosa son los que están viviendo ahí para que ese
río nos permita permanecer y que no se vaya. Para nosotros ese río es todo. Sin
ese río no hay árboles, no hay animales y no hay agua, no hay nada. ¿Qué vamos
a hacer sin ese río?
Y
obviamente ya en lo material el agua del río a nosotros nos permitía –antes de
1935 cuando se hizo el primer estudio allí– irrigar bajo el sistema de misiones
alrededor de 70 mil hectáreas con pura agua del río. A partir de 1945 con “la
modernización” que ellos anunciaron, con el control de las aguas del río, ellos
alteraron lo suficiente para dejarlo en 24 mil hectáreas con su nuevo sistema
de planificación de predios. Y además redujeron la libertad para sembrar para
autoconsumo e impulsaron una manera de sembrar para “ganar excedentes” que les
permitió la colonización de Baja California, ya no sembramos para comer.
Después fue una cuestión comercial: los bancos que financiaban los créditos
agrícolas dijeron “ahora vas a sembrar solo trigo, o cártamo o maíz” que es lo
que el mercado está pidiendo y es lo que puedo vender. Obviamente la tribu no
ha dejado de sembrar frijol, calabaza y otras cosas para comer, pero se redujo
al mínimo. Entras en otra lógica, pues. Nosotros no tenemos propiedad privada,
la sociedad te dota de zonas agrícolas para trabajar para la comunidad. Poco a
poco ha ido cambiando esa mentalidad de producir para comer.
¿Desde
cuándo sufren escasez de agua?
Desde el
momento mismo en que se controlaron los surgimientos del río Yaqui en 1942
cuando terminaron de construir la Presa de La Angostura que está alrededor de
200 km fuera del territorio Yaqui, casi pegado a Chihuahua. Se cuidaron muy
bien de controlar el río desde donde nace para evitar que diéramos la defensa
del río, pues. Pero igual hubo levantamientos armados, hubo bastantes
incursiones y problemas. Para intentar calmarnos emitieron un decreto mediante
el cual reconocían de la captación de la primera Presa de Langostura, que el 50%
sería destinada para la tribu Yaqui, se nos dio propiedad, eso fue en la época
de Lázaro Cárdenas. Con ese pretexto pusieron una presa derribadora para
controlar la otra mitad que era de ellos y la nuestra también. Ellos como
propiedad privada comenzaron a abrir y abrir el consumo de agua porque pensaban
que nosotros no la necesitábamos. El agua del río que no se usa “para producir”
ellos la toman como pérdida, cuando nosotros sabemos que esa agua sirve para
que siga manteniéndose el equilibrio del ecosistema. Ese fue el primer despojo,
porque empezaron ellos a controlar el agua. Luego vino la Presa El Novillo y
vino un nuevo control que captaba volúmenes de agua mayores. Ante la
disminución de las aguas dejaron de sembrarse varias superficies. Y entonces optaron
por reducir al mínimo los decretos de agua.
¿De
qué manera la decisión de construir el Acueducto Independencia y desviar el
cauce del río para abastecer a Hermosillo constituye una amenaza a la
supervivencia del pueblo Yaqui?
La falta
de respeto que tiene los empresarios que se han apoderado de los gobiernos es
que ellos siempre hacen las cosas para producir riqueza. Y nosotros lo único
que queremos es vivir bien. Lo que ellos han hecho es apropiarse y agotar las
aguas del río Sonora que es la cuenca hidrológica que le corresponde a
Hermosillo. Ellos hicieron un montón de represas y sin permiso, las hicieron
para abastecer a sus ganados; explotaron irracionalmente los mantos freáticos
al grado de que evidentemente hoy falta agua en Hermosillo. Pero no falta agua
porque no haya, faltan aguas nacionales que sean para el uso exclusivo del
pueblo. Ellos tienen aguas pero las tiene concesionadas al servicio de
industrias, agricultores y ganaderos, no tomaron en cuenta de que la población
también necesita agua. A la población las está dejando al último, con los
volúmenes que tienen del río Sonora ellos pueden abastecer su ciudad, inclusive
ellos tienen una pérdida por conducción de agua de un 40%. Tienen agua y mucha,
pero ellos saben que el agua del río Yaqui tiene los elementos y la pureza
necesaria como para transformarla y darle otro uso que no es precisamente de
consumo humano. Ellos tienen un proyecto a 20 años de pasar de 900 mil
habitantes a 3 millones de habitantes. Quieren concentrar toda la población de
Sonora en Hermosillo, despoblar. Hay grandes proyectos mineros, turísticos,
grandes proyectos náuticos, quieren concentrar a todos en una urbe y tener allí
mano de obra barata. El proyecto de “tener más agua” no es porque los
hermosillenses tengan necesidad de beber agua, ellos quieren agua porque la
industria se los está exigiendo. Se acaba de instalar la planta cementera más
grande de Latinoamérica, hay un proyecto inmobiliario muy ambicioso en donde
hay que construir muchas casas y eso va a consumir mucha agua. Hoy esas tierras
no tienen valor, hoy cada metro cuadrado de suelo tiene un valor de dos pesos,
pero ya con agua del acueducto tendría un valor de 200 dólares, eso es
suficiente para darse una idea del nivel de especulación inmobiliaria que mueve
estos intereses. Pero también el hecho de que la planta Ford haya premiado a
Hermosillo “por su capacidad productiva y su ambición de ser una ciudad más
industrial” generó que multiplique su capacidad. La industria automotriz es
altamente consumidora de agua. Aparte se instala la cervecería Heineken, se
amplía la Coca Cola, se amplía la Pepsi, se emplaza la Vic Cola. Todo lo que
necesite agua se está instalando en Hermosillo donde no hay agua suficiente
para tanta industria. Ellos exigen traer agua de donde sea y a costa de quién
sea. Y como ellos creen que nosotros no la usamos, se creen con el derecho de
quitárnosla. Tiene una costa muy cerca y pueden desalar agua. Ellos no quieren
hacer eso. De hecho recuerdo cómo una vez dijeron “ese misma agua que tú
utilizas para sembrar una hectárea, yo la puedo utilizar para una alberca que
me genera más riqueza”.
¿Qué
piensas de cómo vive la gente en la ciudad?
Yo pienso
que cada quien vive como pueda, yo creo que la gente vive aquí porque se ve
obligada, no creo que viva aquí por gusto, ¿verdad? Es una condición muy
adversa. Pero también es una forma de vida poco saludable, entonces nadie “bien
informado” arriesga su propia salud de esta manera. Es por necesidad que están
aquí en la ciudad. Yo no estaría a gusto viviendo aquí.
¿Por qué?
Porque a
mí me gusta vivir libre, con los animales; moverme libremente en mi territorio.
Ahora aquí por una necesidad, como todos. Muchos ya se habrán adaptado. Yo leo
en la prensa y veo en todas partes que “no es saludable vivir en la ciudad de
México” y sin embargo están aquí y siguen llegando. En Hermosillo es igual. La
gente llegó desde las sierras, porque ya las condiciones no le permitieron
vivir de la ganadería y la agricultura por la falta de agua. Y porque les hacen
creer que la naturaleza no te da lo suficiente como para que puedas satisfacer
tus necesidades; depende qué necesidades: “Yo necesito mi teléfono celular y en
la sierra no hay señal”.
¿Cómo
imaginas a la tribu Yaqui en un futuro?
Mario me
mira diferente, respira profundo y toma el valor del guerrero que es, para
contestarme. La realidad es que vamos a salir adelante; yo puedo imaginarme que
tenemos que seguir viviendo como tribu Yaqui en ese territorio; vamos a ganar.
No estamos preparados para perder y no podemos perder. Hoy hubo un triunfo
jurídico, es una de varias batallas que tenemos que ganar. Es un paso
encaminado a tumbar esa nueva intención de despojo. El acueducto es ilegal, es
inmoral, es injusto y está en franco desacato y en franca rebeldía en contra
del Sistema Jurídico Mexicano, en contra de todo el sistema que México se ha
dado, violentando ordenamientos judiciales, violentando derechos y violentando
un decreto que nunca ha caducado. Todas estas cuestiones son algo aberrante. La
civilización que tanto ellos pregonan quiere vernos a los Yaquis únicamente
como una pasado glorioso de los libros de historia, pero la tribu Yaqui sigue
viva, se está haciendo historia día con día, minuto a minuto. No somos un
pueblo muerto, somos un pueblo vivo que tiene su lengua, tiene su territorio,
tiene su historia, tiene un proyecto de vida, no es para que nos tengan en un
museo diciendo “los Yaquis fueron esto…”. Los Yaquis somos vida.
¿Qué
significa para el pueblo Yaqui el Amparo en contra de la Autorización para
construir el Acueducto Independencia en el estado de Sonora?
Lo que
subyace en este “intento de despojo del agua” es que la historia de la tribu
Yaqui está plagada de ataques genocidas contra nosotros. De 1900 a 1910 se dio
deportación masiva de hombres, niños y mujeres –sobre todo mujeres– de la tribu
Yaqui de Sonora hasta Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Oaxaca, Guerrero.
Mandarlos de punta a punta, de un clima hacia otro. ¿A qué?: a que murieran,
pues. Si tú no te puedes reproducir allí, desapareces. Por eso se empeñaron en
llevar más que todo a mujeres. Los hombres se fueron a la sierra a dar batalla
frontal con el ejército invasor y las mujeres se tuvieron que quedar con los
niños a cuidar, agarraron a todas las mujeres y las vendieron como esclavas.
Pensamos que la guerra es de hombres, y no es así. Por eso nadie quiere la
guerra, la mayoría de ellas murió pero las sobrevivientes regresaron al
territorio. Creímos que con la Revolución se iba a respetar el territorio, sin
embargo Álvaro Obregón –que tenía a muchos Yaquis en su ejército– pensó que
éramos demasiados pocos para semejante territorio y él mismo se apropió de una
gran superficie de la tribu y otra vez volvimos a la defensa de la tierra; pero
esta vez más cruenta porque mandó los primeros aviones del ejército mexicano,
que sirvieron para bombardear a la tribu Yaqui. Imagínese una zona semi
desértica... a lo mejor en una lucha frontal tienes defensa, pero con un ataque
aéreo hay poca defensa… Aún así la Tribu Yaqui sobrevivió. Todos estos intentos
que se han hecho de aniquilar a que la Tribu Yaqui no han prosperado.
Pero si
nos quitan el agua vamos a tener que desterrarnos de ahí, vamos a tener que
irnos a las ciudades, a otros campos donde haya agua. Eso nos obliga a
abandonar nuestro territorio, la vida comunal, a lo mejor como individuos
seguiremos existiendo o dando lástima en las ciudades, andar de migrante o
robando porque llegaríamos sin nada, cuando tenemos todo acá para sobrevivir. Y
a eso nos quieren condenar: a desaparecer como tribu Yaqui, a ser un individuo
únicamente. Nosotros vemos que con esta intención de despojarnos –si alguien
nos considera humanos– pues es una violación a nuestros derechos como seres
humanos, de primera, segunda y tercera generación. Porque si nos quitan el agua
no me la están quitando a mí solamente, también se la están quitando a mis
hijos y los hijos de mis hijos. Este territorio que tenemos, esta agua que
tenemos, esta lluvia que disfrutamos, es producto de que la cuidamos. Porque
cuando nosotros entramos a la escuela nos enseñan el ciclo biológico: “si tú
cuidas el río, cuidas el árbol y el pájaro se te compensa con la lluvia”. Lo
cierto es que todo esto obligaría a la tribu Yaqui abandone su territorio.
Nos
amparamos porque nunca nos avisaron que ese proyecto estaba por comenzar, y
hasta esta hora que aún no nos avisan oficialmente que esa obra se está
llevando a cabo. ¡Obviamente tenemos que reaccionar! Y reaccionamos en la forma
de pedir un Amparo y promover un juicio de redistribución de agua de hace 70
años que se decretó a favor de la tribu y no se ha cumplido cabalmente.
¿Por qué
crees que los gobiernos no respetan ni defienden los derechos de los pueblos
indígenas?
Pues será
porque a los gobiernos ya les queda muy poco. Quieren consumir todo para crear
la impresión de que ya no hay nada por rescatar, de que no hay nada que
defender, hacerte creer. “Tus mayores fueron muy valientes, pero tú qué”. Yo
por ejemplo ya no estoy en condiciones de andar en la sierra (Mario se mira su
pantalón de mezclilla y su camisa a rayas) peleando contra el ejército
mexicano. Yo no tengo la condición física ni material para darle batalla al
Ejército Mexicano con las armas, ni yo ni ningún Yaqui queremos hacerlo. Pero
bueno, sí estamos enterados de que en gran parte del país hay muchos pueblos
que les está pasando lo mismo que a nosotros. Y todos esos pueblos se están
preparando para resistir, para no renunciar a lo que los pueblos nos han
heredado. Nosotros tenemos una estructura tradicional militar que está
compuesta históricamente, ancestralmente por capitanes, comandantes, cabos, una
tropa, regidos por un gobernador civil.
¿Por qué
la gente de la ciudad no cuida el agua? ¿De qué manera se puede concientizar a
asumir la responsabilidad de su cuidado?
Yo no
creo que la gente no cuide el agua. Lo que yo creo es que el sistema vigente en
las ciudades es un sistema de control del agua, y no permite que el ciudadano
cuide el agua. Yo platico con varias gentes de la ciudad –incluso ingenieros,
técnicos y licenciado– y cuando yo les explico que por qué estamos defendiendo
un agua que se encuentra a cientos de kilómetros del territorio Yaqui, ellos
piensan que esa agua no me afecta porque está en otro municipio. ¡Como si el
agua se diera por municipio! El agua es algo natural y se responde a un ciclo
natural, no importa donde nazca. En las ciudades la gente cree que el agua sale
del grifo. ¿Pero estas aguas de dónde nacen, de dónde creen que la traen? La
gente no quiere saber eso, no les interesa esto que estamos platicando.
El río
está vivo y viene escurriendo, buscando cómo llegar al mar, cuando lo hace no
necesita un motor ni una bomba ni una llave que lo haga avanzar o permanecer
estancado. La gente de la ciudad no comprende ésta dinámica del agua. Nadie se
preocupa por saber acerca del ciclo natural del agua. Si no tienen para pagar
un plomero no se sienten capacitados para detener una fuga, que entonces dura
días, semanas, meses. Ellos le delegaron la responsabilidad a un Sistema de
Aguas que está ahí y que obviamente no están haciendo bien su trabajo.
Yo no
creo que la gente de la ciudad no cuide el agua, no está preparada para
cuidarla ni la están preparando para que la cuide porque el interés del sistema
de gobierno es precisamente el control de esos recursos vitales para que la
gente no pueda apreciar el valor que tiene. Por eso a nosotros se nos hace tan
dramático, porque lo podemos ver.
¿Qué
crees que pasará con el agua en el futuro?
Si
nosotros no hacemos nuestro trabajo… A mí me tocará defender el territorio
Yaqui, pero habrá otros que les toque defender el de Xochimilco, Wirikuta, la
Selva Lacandona, Guerrero. A todos nos toca defender los bienes naturales porque
son de todos. Pero la intención que hay es la de privatizarlas para generar
riquezas y ganancias para pocas personas. Veo un futuro enfrentado por dos
posiciones. Nosotros tendríamos que dar todo para que el agua siga siendo un
bien natural. No podemos permitir que la privatización se apodere de algo que
es vida. El razonamiento perverso que ellos tienen es el de decir “a mí no me
importa que tú produzcas una tonelada de trigo ahí porque yo puedo producir un
vehículo que tiene mil veces más el valor monetario que tu trigo”. Pero ellos
no toman en cuenta que ese trigo se convierte en el pan que está en la mesa de
todos; se convierte en la carne porque ese trigo alimenta la vaca, el pollo y
el cerdo. Ellos no lo ven así. La verdad es que aquí se está produciendo vida y
allí se están produciendo necesidades.
¿Hay algo
más que creas importante mencionar…?
A mí me
parece importante mencionar que el amparo que se le otorgó a la tribu Yaqui es
una oportunidad que tiene el sistema mexicano de volver a aplicar el Estado de
Derecho, si hay una anarquía total en Sonora es porque se ha permitido, tiene
que aplicarse esa disposición y si no se aplica todo está condenado al fracaso
todo el sistema de Sonora, México y América Latina. La gente ya no aguanta más,
hay que darle respiro a esta situación.
¿Que
significa para ustedes el venado?
El venado
para nosotros es algo muy importante ya que representa una de las danzas
primitivas que han permanecido casi intactas en nuestra cultura, pero también
en el ciclo biológico, en nuestra cadena alimenticia es el animal que está en
la punta de la pirámide. Si existe el venado es porque existe vegetación, el
conejo, es porque existe la hormiga y el organismo más diminuto de la fauna
silvestre que ayuda al equilibrio de la naturaleza. Para nosotros la existencia
del venado es un indicio de que estás haciendo las cosas bien. Y por lo tanto,
el hecho de que lo tengas en tus valles te permite conectarte con la naturaleza
a través de la danza, a través de admirarlo en su estado natural y de cuidarlo,
también de comerlo en los rituales que hacemos…
Y de
igual forma el venado significa que también existe el león, existe el jaguar,
todo tiene una razón de ser. Cuando no ves el venado es porque algo está mal,
el venado está entre el animal carnívoro que se lo va a comer y lo que él mismo
está produciendo por estar vivo. Por eso lo admiramos y respetamos. Es símbolo
y conducto para armonizar al ser humano con la naturaleza.
Mario, le envio mi respaldo y aprovecho este medio para invitarlo a una mesa de trabajo sobre cambios a la Ley Agraria que convocamos junto con la Camara de Diputados a celebrarse en MAzatlan, Sin. Este sábado 3 de Mayo. MOVIMIENTO POR LA JUSTICIA AGRARIA AFECTADOS POR LA CONSTRUCCION DE LA AUTOPISTA SAN BLAS-MAZATLAN-DURANGO.
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