martes, 23 de julio de 2013

Conversación con Mario Luna


"Sin el río seremos historia".
Conversaciones con un hombre yaqui
8 de mayo de 2013. La Suprema Corte de Justicia de la Nación concedió el Amparo a los Pueblos Yaquis contra la construcción del Acueducto Independencia en Sonora. La Primera Sala de la SCJN se pronunció contra la Autorización de Impacto Ambiental (AIA) otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). La decisión de construir el acueducto es para desviar el cauce del río Yaqui y así abastecer a las industrias que se están instalando en la ciudad de Hermosillo; la construcción se lleva a cabo de manera ilegal y constituye una amenaza a la supervivencia del pueblo Yaqui y de los recursos naturales de México.
Por Melina Alzogaray Vanella
El mismo día entrevisté a Mario Luna Romero. Tiene 52 años, es Secretario de la Autoridad Nacional Vicam, Técnico Agrícola y también estudió Economía en la Universidad de Sonora. Mario entiende perfectamente la dinámica del capitalismo y del sistema de consumo. Comprende cabalmente de qué manera este despojo de recursos naturales se están legitimando “en aras del progreso”, un progreso que el Pueblo Yaqui nunca ha visto. Simplemente con la tecnificación del campo ellos fueron testigos de cómo se fue reduciendo su área de cultivo: los obligaron a comprar los productos que ellos antes producían.
Desde el comienzo hasta el fin de la entrevista, Mario sostiene su mirada con templanza. Al hablar su voz es calma, lleva la cadencia de un arroyo que silenciosamente se derrama por la columna vertebral de la montaña buscando el mar. Es la voz del venado, del río Yaqui, de los frutales, su voz es la voz del viento, la voz del jaguar. Mario es una flor de raíz.
Tú, hombre de ciudad. Dos puntos. Escucha y aprende. El agua no sale del grifo. Humanízate. Vacíate de civilización. Desarrolla tu sensibilidad. Llénate de vida. Las aguas están en peligro. No condenes al pueblo Yaqui morir a en los museos. Los Yaquis son más de 32 mil, viven y tiene sed.
¿Mario, cómo llegaste a ser quien eres?
Yo creo que nosotros somos producto de una generación que viene de un pasado histórico muy difícil y sangriento. En ese sentido, a nosotros nos han ido preparando para que podamos tener una actitud de defensa ante todo lo que implica “despojo” en las comunidades yaquis. Desde chicos nuestras mamás y nuestros abuelos nos han impulsado a prepararnos física y psicológicamente para poder –en algún momento dado– representar el interés de la tribu Yaqui.
¿Cómo los preparan?
Nos enseñan a vivir con lo mínimo, sin interés por los lujos innecesarios, de los que hoy en día prácticamente nadie está exento. Pero también a sobrevivir en la sierra, a conocer nuestras leyes, los reglamentos internos que hay en la comunidad. Nos enseñan a respetar lo que es la naturaleza, el que no haya una persona por encima de otra, sino que exista un sistema en el que nosotros podamos convivir buscando siempre la igualdad. No importa si eres hijo de una familia que sobresalga económicamente o por su capacidad física. La autoridad da seguimiento a todos los niños y a todas las mujeres. Entonces desde ahí se forman comisiones. No hay cargos vitalicios en el que tú puedas estar para siempre.
¿Quiénes son tus padres, cómo se llaman?
Ahí el sistema es diferente, ahí son familias grandes, no es “el papá y la mamá”. Entonces “el que te engendra” no quiere decir que es quien se hará responsable de tu educación. Generalmente son los mayores quienes se hacen cargo de nosotros. Ya sea el abuelo, o el mayor de la familia, puede ser el papá, la mamá, el tío o el hermano; el que esté más preparado para darte instrucciones. En ese sentido, nosotros normalmente nos vamos con los abuelos y las abuelas, ellas se encargan de instruirte sobre lo que es tu historia y también de las normas bajo las cuales tienes que conducirte en una comunidad Yaqui.
¿Y cuáles son las principales normas bajo las cuales tienes que conducirte?
Primeramente respetar y conocer tu territorio y, posteriormente saber que tú tienes un motivo en esta vida que es saber cuidar tu territorio. También es igual de importante el saber que eres parte de un pueblo que fue creado y destinado para cuidar ese territorio. Nosotros no ambicionamos vivir en las ciudades, no ambicionamos generar mucha riqueza material; sino que nuestros niños son instruidos en las costumbres primero que son las danzas, en hablar la lengua, en apreciar lo que es la naturaleza misma. Por eso ahora con el problema del agua, nosotros sentimos que nos afecta en lo más profundo de nuestro ser.
¿Podrías describirme un día de tu niñez, tu forma de aprender?
La verdad es que yo tuve mucha libertad: yo me despertaba en mi casa y antes de ir a la escuela primero me paseaba por todo mi barrio, con todos los vecinos; no me preocupaba mucho por asistir disciplinadamente a una instrucción académica. Por iniciativa propia decidí ir a la escuela, pero yo me despertaba y saludaba a mi familia, mis tíos, a mis amigos y a todas las personas que yo sabía tenían algo que aportar a mi formación porque uno mismo es el que busca esa aportación. Te crían en un ambiente donde no te sientes obligado a escuchar forzosamente lo que te tienen que decir, como una clase donde tú estás escuchando solamente “recibiendo, recibiendo, recibiendo”; nosotros proponemos el intercambio como la base del aprendizaje. Yo salía de la escuela y mis padres siempre estaban trabajando para aportar algo a la familia. A mí me gustaba mucho pasear por el monte, me gustaba ir a recolectar las frutas silvestres, me gustaba ir a identificar los lugares donde estaban los “caídos en la lucha”…
Y todos estos relatos me los contaban mis papás cuando yo era más chico y los acompañaba a caminar por la sierra, por el monte, por el valle. Cuando crecí volví a hacer éstos recorridos pero más solo y entonces ponía en práctica todo lo que me habían tratado de explicar mis papás de cómo cuidar: cómo no cortar una fruta si no te la ibas a comer, o que si hay tres o cuatro pitayas en un cactus tu tendrías que considerar que no eras el único con hambre, había también un pajarito que tenía ganas de comer; entonces tú tenías que equilibrar el grado de afectación que le dabas a ese cactus porque tenías que contemplar también a los animales que tenían que alimentarse de ese cactus. Incluso evaluar si era muy necesario mover una piedra. ¿Qué necesidad hay? En este ambiente nací yo, en el que afortunadamente pude conocer cómo se mueve un venado en la sierra, como el árbol donde él se talla no lo puedes tocar porque estás invadiendo su área natural, cómo el agua escasa que existe en algunos manantiales no era necesario tomarla para no quitárselas al jabalí, al conejo, a la iguana que van a llegar ahí. Todas estas cuestiones las aprendimos de una forma natural: caminas, observas, aprendes y de paso te traes algo de leña. (Mario se ríe) Y llegabas a tu casa orgulloso de cultivarte y de conocer un lugar que fue espacio de defensa o de sacrificio, conectarte en ese ambiente. Así me tocó vivir a mí.
Ya después de eso, todas las tardes tuve la fortuna de tener mayores que me daban su palabra y nos instruían más que nada en cómo apreciar todo esto. Yo de niño nunca sentí la necesidad de tener bienes materiales, de estar obligado a tener un juguete o dinero. Más bien nos sentíamos a gusto con la libertad que nos daban. El día que nos tuvimos que ver en la necesidad de defendernos –fuera de nuestro hábitat, fuera de nuestro territorio– es cuando entendimos que hay que estudiar y hay que aprender de lo que está afuera. En este sentido nos vimos en la necesidad de prepararnos, de empezar a leer y escribir y a comprender cómo funcionan las tecnologías de la “otra cultura”. Sin embargo ese proceso de aprendizaje también fue muy natural; no es algo que tus papás “te obligarán a hacer”. Yo creo que ese método de aprendizaje está muy depurado en los pueblos indígenas y que el proceso instructivo que te da la educación pública afecta de muchas maneras el aprendizaje que se tiene, pues.
¿Podrías relatarme la historia del pueblo Yaqui?
Tenemos la concepción de que fuimos creados en esa parte del territorio donde nosotros habitamos; que es en el estado de Sonora –entre los municipios de Guaymas y Yuacaihe–. Que nuestro creador nos dio la oportunidad de que nosotros fuéramos producto del agua y de la tierra, por lo tanto dependemos y “somos parte de ella”. En defensa de esos elementos que son parte de nuestra tradición, es que se ha dado toda una historia de defensa. Nunca quisimos ir más allá de nuestro hábitat natural. Al contrario, la defensa ha sido porque nos han invadido.
¿Cuándo se delimitó ese territorio?
En el momento mismo de nuestra creación. Hay límites naturales que nosotros reconocemos y que hoy no son los actuales. Han ido reduciendo prácticamente un tercio de lo que es nuestro territorio, pero espiritualmente seguimos guiándonos con esos puntos naturales que nos señalan nuestros mayores. La lucha de nuestro pueblo es continua y no hay descanso. Hemos sido invadidos desde que llegaron los colonizadores a esa parte de México, se les dijo muy claro “…de ésta raya no vas a pasar, hacia allá yo no te digo nada. Pero si tú cruzas esta raya va a haber guerra porque tú vas a invadir algo que es sagrado para nosotros, que es el área que yo estoy cuidando para que no se altere el equilibrio natural que existe ahí….”. Obviamente el invasor viene por todo y viene porque en esa aérea semidesértica de Sonora se crea un microclima muy particular, una humedad que precisamente genera el flujo del río. Hay bosque, hay valle, hay mar, hay sierra, están todos los elementos conjugados. Lo primero que dijeron nuestros mayores es que nos iban a invadir y efectivamente. Por cientos de años hemos defendido nuestro territorio. Primero nos invadieron territorialmente, poco a poco empezaron a rodearnos, a la tribu de colonos y ranchos; posteriormente empezaron a invadir a la tribu Yaqui con la religión. Llegaron los misioneros jesuitas, hubo un acuerdo por el grado de tecnología que se vivió en aquél momento, la tribu Yaqui vio cómo el sistema de misiones estaba llevando a cabo con los pueblos indígenas vecinos, vieron que estaba floreciendo la agricultura, la ganadería, el arte. Y los Yaquis dijeron “nosotros queremos aprender de eso”. Y allí comenzó una especie de intercambio donde militarmente no pudimos ser despojados, no pudieron quitarnos el territorio. Pero dijeron “yo a cambio de esto te voy a mostrar la espiritualidad que nos permite vivir en paz y crear”.
¿Entonces qué significa la cruz en la bandera Yaqui?
Pues la cruz en la bandera Yaqui significa… tiene varios sentidos, pero representa las aspiraciones que debemos tener todos. De ser un ser un humano, donde tú no eres más que otros. Pero ya la interpretación que les dieron los que abrazaron la nueva religión fue la de la aceptación del cruce entre la cultura Yaqui y los jesuitas, representa el sincretismo que surge de abrazar esa nueva religión.
¿Cuál es para ustedes el origen de la lluvia?
La lluvia… es algo que nosotros negociamos con nuestro creador: “Yo te voy a proteger todo este territorio, el río, el monte, yo no lo voy a acabar, yo voy a proteger la vida misma y por lo tanto tú a cambio me vas a dar esa bendición a través de la lluvia y del viento”. Es lo que no podemos controlar, ni el viento ni la lluvia, son los únicos elementos que no podemos alterar ni tener control sobre ellos. Cuando la lluvia cae es una bendición por hacer las cosas bien.
  ¿En este sentido qué significa el río Yaqui para ustedes?
Nosotros somos concebidos a partir del río. Consideramos que es el origen de la vida y es también la columna vertebral que mantiene unida toda nuestra estructura poblacional, geográfica y política. Todos los pueblos y las manifestaciones culturales que nosotros hemos desarrollado a lo largo de estos años, están relacionadas con el río Yaqui. Pero aún más, antes de la llegada de los misioneros todos vivíamos en el río. De hecho hubo un momento en que unos aceptaron la nueva religión y otros no, y esos que no la aceptaron decidieron no vivir más en la superficie y se fueron a vivir al río y allí están, son nuestros ancestros. Si nosotros afectamos a la tribu, los afectamos también a ellos que están ahí. Una cosa son los “caídos en lucha” y otra cosa son los que están viviendo ahí para que ese río nos permita permanecer y que no se vaya. Para nosotros ese río es todo. Sin ese río no hay árboles, no hay animales y no hay agua, no hay nada. ¿Qué vamos a hacer sin ese río?
Y obviamente ya en lo material el agua del río a nosotros nos permitía –antes de 1935 cuando se hizo el primer estudio allí– irrigar bajo el sistema de misiones alrededor de 70 mil hectáreas con pura agua del río. A partir de 1945 con “la modernización” que ellos anunciaron, con el control de las aguas del río, ellos alteraron lo suficiente para dejarlo en 24 mil hectáreas con su nuevo sistema de planificación de predios. Y además redujeron la libertad para sembrar para autoconsumo e impulsaron una manera de sembrar para “ganar excedentes” que les permitió la colonización de Baja California, ya no sembramos para comer. Después fue una cuestión comercial: los bancos que financiaban los créditos agrícolas dijeron “ahora vas a sembrar solo trigo, o cártamo o maíz” que es lo que el mercado está pidiendo y es lo que puedo vender. Obviamente la tribu no ha dejado de sembrar frijol, calabaza y otras cosas para comer, pero se redujo al mínimo. Entras en otra lógica, pues. Nosotros no tenemos propiedad privada, la sociedad te dota de zonas agrícolas para trabajar para la comunidad. Poco a poco ha ido cambiando esa mentalidad de producir para comer.
¿Desde cuándo sufren escasez de agua?
Desde el momento mismo en que se controlaron los surgimientos del río Yaqui en 1942 cuando terminaron de construir la Presa de La Angostura que está alrededor de 200 km fuera del territorio Yaqui, casi pegado a Chihuahua. Se cuidaron muy bien de controlar el río desde donde nace para evitar que diéramos la defensa del río, pues. Pero igual hubo levantamientos armados, hubo bastantes incursiones y problemas. Para intentar calmarnos emitieron un decreto mediante el cual reconocían de la captación de la primera Presa de Langostura, que el 50% sería destinada para la tribu Yaqui, se nos dio propiedad, eso fue en la época de Lázaro Cárdenas. Con ese pretexto pusieron una presa derribadora para controlar la otra mitad que era de ellos y la nuestra también. Ellos como propiedad privada comenzaron a abrir y abrir el consumo de agua porque pensaban que nosotros no la necesitábamos. El agua del río que no se usa “para producir” ellos la toman como pérdida, cuando nosotros sabemos que esa agua sirve para que siga manteniéndose el equilibrio del ecosistema. Ese fue el primer despojo, porque empezaron ellos a controlar el agua. Luego vino la Presa El Novillo y vino un nuevo control que captaba volúmenes de agua mayores. Ante la disminución de las aguas dejaron de sembrarse varias superficies. Y entonces optaron por reducir al mínimo los decretos de agua.
  ¿De qué manera la decisión de construir el Acueducto Independencia y desviar el cauce del río para abastecer a Hermosillo constituye una amenaza a la supervivencia del pueblo Yaqui?
La falta de respeto que tiene los empresarios que se han apoderado de los gobiernos es que ellos siempre hacen las cosas para producir riqueza. Y nosotros lo único que queremos es vivir bien. Lo que ellos han hecho es apropiarse y agotar las aguas del río Sonora que es la cuenca hidrológica que le corresponde a Hermosillo. Ellos hicieron un montón de represas y sin permiso, las hicieron para abastecer a sus ganados; explotaron irracionalmente los mantos freáticos al grado de que evidentemente hoy falta agua en Hermosillo. Pero no falta agua porque no haya, faltan aguas nacionales que sean para el uso exclusivo del pueblo. Ellos tienen aguas pero las tiene concesionadas al servicio de industrias, agricultores y ganaderos, no tomaron en cuenta de que la población también necesita agua. A la población las está dejando al último, con los volúmenes que tienen del río Sonora ellos pueden abastecer su ciudad, inclusive ellos tienen una pérdida por conducción de agua de un 40%. Tienen agua y mucha, pero ellos saben que el agua del río Yaqui tiene los elementos y la pureza necesaria como para transformarla y darle otro uso que no es precisamente de consumo humano. Ellos tienen un proyecto a 20 años de pasar de 900 mil habitantes a 3 millones de habitantes. Quieren concentrar toda la población de Sonora en Hermosillo, despoblar. Hay grandes proyectos mineros, turísticos, grandes proyectos náuticos, quieren concentrar a todos en una urbe y tener allí mano de obra barata. El proyecto de “tener más agua” no es porque los hermosillenses tengan necesidad de beber agua, ellos quieren agua porque la industria se los está exigiendo. Se acaba de instalar la planta cementera más grande de Latinoamérica, hay un proyecto inmobiliario muy ambicioso en donde hay que construir muchas casas y eso va a consumir mucha agua. Hoy esas tierras no tienen valor, hoy cada metro cuadrado de suelo tiene un valor de dos pesos, pero ya con agua del acueducto tendría un valor de 200 dólares, eso es suficiente para darse una idea del nivel de especulación inmobiliaria que mueve estos intereses. Pero también el hecho de que la planta Ford haya premiado a Hermosillo “por su capacidad productiva y su ambición de ser una ciudad más industrial” generó que multiplique su capacidad. La industria automotriz es altamente consumidora de agua. Aparte se instala la cervecería Heineken, se amplía la Coca Cola, se amplía la Pepsi, se emplaza la Vic Cola. Todo lo que necesite agua se está instalando en Hermosillo donde no hay agua suficiente para tanta industria. Ellos exigen traer agua de donde sea y a costa de quién sea. Y como ellos creen que nosotros no la usamos, se creen con el derecho de quitárnosla. Tiene una costa muy cerca y pueden desalar agua. Ellos no quieren hacer eso. De hecho recuerdo cómo una vez dijeron “ese misma agua que tú utilizas para sembrar una hectárea, yo la puedo utilizar para una alberca que me genera más riqueza”.
¿Qué piensas de cómo vive la gente en la ciudad?
Yo pienso que cada quien vive como pueda, yo creo que la gente vive aquí porque se ve obligada, no creo que viva aquí por gusto, ¿verdad? Es una condición muy adversa. Pero también es una forma de vida poco saludable, entonces nadie “bien informado” arriesga su propia salud de esta manera. Es por necesidad que están aquí en la ciudad. Yo no estaría a gusto viviendo aquí.
¿Por qué?
Porque a mí me gusta vivir libre, con los animales; moverme libremente en mi territorio. Ahora aquí por una necesidad, como todos. Muchos ya se habrán adaptado. Yo leo en la prensa y veo en todas partes que “no es saludable vivir en la ciudad de México” y sin embargo están aquí y siguen llegando. En Hermosillo es igual. La gente llegó desde las sierras, porque ya las condiciones no le permitieron vivir de la ganadería y la agricultura por la falta de agua. Y porque les hacen creer que la naturaleza no te da lo suficiente como para que puedas satisfacer tus necesidades; depende qué necesidades: “Yo necesito mi teléfono celular y en la sierra no hay señal”.
  ¿Cómo imaginas a la tribu Yaqui en un futuro?
Mario me mira diferente, respira profundo y toma el valor del guerrero que es, para contestarme. La realidad es que vamos a salir adelante; yo puedo imaginarme que tenemos que seguir viviendo como tribu Yaqui en ese territorio; vamos a ganar. No estamos preparados para perder y no podemos perder. Hoy hubo un triunfo jurídico, es una de varias batallas que tenemos que ganar. Es un paso encaminado a tumbar esa nueva intención de despojo. El acueducto es ilegal, es inmoral, es injusto y está en franco desacato y en franca rebeldía en contra del Sistema Jurídico Mexicano, en contra de todo el sistema que México se ha dado, violentando ordenamientos judiciales, violentando derechos y violentando un decreto que nunca ha caducado. Todas estas cuestiones son algo aberrante. La civilización que tanto ellos pregonan quiere vernos a los Yaquis únicamente como una pasado glorioso de los libros de historia, pero la tribu Yaqui sigue viva, se está haciendo historia día con día, minuto a minuto. No somos un pueblo muerto, somos un pueblo vivo que tiene su lengua, tiene su territorio, tiene su historia, tiene un proyecto de vida, no es para que nos tengan en un museo diciendo “los Yaquis fueron esto…”. Los Yaquis somos vida.
  ¿Qué significa para el pueblo Yaqui el Amparo en contra de la Autorización para construir el Acueducto Independencia en el estado de Sonora?
Lo que subyace en este “intento de despojo del agua” es que la historia de la tribu Yaqui está plagada de ataques genocidas contra nosotros. De 1900 a 1910 se dio deportación masiva de hombres, niños y mujeres –sobre todo mujeres– de la tribu Yaqui de Sonora hasta Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Oaxaca, Guerrero. Mandarlos de punta a punta, de un clima hacia otro. ¿A qué?: a que murieran, pues. Si tú no te puedes reproducir allí, desapareces. Por eso se empeñaron en llevar más que todo a mujeres. Los hombres se fueron a la sierra a dar batalla frontal con el ejército invasor y las mujeres se tuvieron que quedar con los niños a cuidar, agarraron a todas las mujeres y las vendieron como esclavas. Pensamos que la guerra es de hombres, y no es así. Por eso nadie quiere la guerra, la mayoría de ellas murió pero las sobrevivientes regresaron al territorio. Creímos que con la Revolución se iba a respetar el territorio, sin embargo Álvaro Obregón –que tenía a muchos Yaquis en su ejército– pensó que éramos demasiados pocos para semejante territorio y él mismo se apropió de una gran superficie de la tribu y otra vez volvimos a la defensa de la tierra; pero esta vez más cruenta porque mandó los primeros aviones del ejército mexicano, que sirvieron para bombardear a la tribu Yaqui. Imagínese una zona semi desértica... a lo mejor en una lucha frontal tienes defensa, pero con un ataque aéreo hay poca defensa… Aún así la Tribu Yaqui sobrevivió. Todos estos intentos que se han hecho de aniquilar a que la Tribu Yaqui no han prosperado.
Pero si nos quitan el agua vamos a tener que desterrarnos de ahí, vamos a tener que irnos a las ciudades, a otros campos donde haya agua. Eso nos obliga a abandonar nuestro territorio, la vida comunal, a lo mejor como individuos seguiremos existiendo o dando lástima en las ciudades, andar de migrante o robando porque llegaríamos sin nada, cuando tenemos todo acá para sobrevivir. Y a eso nos quieren condenar: a desaparecer como tribu Yaqui, a ser un individuo únicamente. Nosotros vemos que con esta intención de despojarnos –si alguien nos considera humanos– pues es una violación a nuestros derechos como seres humanos, de primera, segunda y tercera generación. Porque si nos quitan el agua no me la están quitando a mí solamente, también se la están quitando a mis hijos y los hijos de mis hijos. Este territorio que tenemos, esta agua que tenemos, esta lluvia que disfrutamos, es producto de que la cuidamos. Porque cuando nosotros entramos a la escuela nos enseñan el ciclo biológico: “si tú cuidas el río, cuidas el árbol y el pájaro se te compensa con la lluvia”. Lo cierto es que todo esto obligaría a la tribu Yaqui abandone su territorio.
Nos amparamos porque nunca nos avisaron que ese proyecto estaba por comenzar, y hasta esta hora que aún no nos avisan oficialmente que esa obra se está llevando a cabo. ¡Obviamente tenemos que reaccionar! Y reaccionamos en la forma de pedir un Amparo y promover un juicio de redistribución de agua de hace 70 años que se decretó a favor de la tribu y no se ha cumplido cabalmente.
¿Por qué crees que los gobiernos no respetan ni defienden los derechos de los pueblos indígenas?
Pues será porque a los gobiernos ya les queda muy poco. Quieren consumir todo para crear la impresión de que ya no hay nada por rescatar, de que no hay nada que defender, hacerte creer. “Tus mayores fueron muy valientes, pero tú qué”. Yo por ejemplo ya no estoy en condiciones de andar en la sierra (Mario se mira su pantalón de mezclilla y su camisa a rayas) peleando contra el ejército mexicano. Yo no tengo la condición física ni material para darle batalla al Ejército Mexicano con las armas, ni yo ni ningún Yaqui queremos hacerlo. Pero bueno, sí estamos enterados de que en gran parte del país hay muchos pueblos que les está pasando lo mismo que a nosotros. Y todos esos pueblos se están preparando para resistir, para no renunciar a lo que los pueblos nos han heredado. Nosotros tenemos una estructura tradicional militar que está compuesta históricamente, ancestralmente por capitanes, comandantes, cabos, una tropa, regidos por un gobernador civil.
¿Por qué la gente de la ciudad no cuida el agua? ¿De qué manera se puede concientizar a asumir la responsabilidad de su cuidado?
Yo no creo que la gente no cuide el agua. Lo que yo creo es que el sistema vigente en las ciudades es un sistema de control del agua, y no permite que el ciudadano cuide el agua. Yo platico con varias gentes de la ciudad –incluso ingenieros, técnicos y licenciado– y cuando yo les explico que por qué estamos defendiendo un agua que se encuentra a cientos de kilómetros del territorio Yaqui, ellos piensan que esa agua no me afecta porque está en otro municipio. ¡Como si el agua se diera por municipio! El agua es algo natural y se responde a un ciclo natural, no importa donde nazca. En las ciudades la gente cree que el agua sale del grifo. ¿Pero estas aguas de dónde nacen, de dónde creen que la traen? La gente no quiere saber eso, no les interesa esto que estamos platicando.
El río está vivo y viene escurriendo, buscando cómo llegar al mar, cuando lo hace no necesita un motor ni una bomba ni una llave que lo haga avanzar o permanecer estancado. La gente de la ciudad no comprende ésta dinámica del agua. Nadie se preocupa por saber acerca del ciclo natural del agua. Si no tienen para pagar un plomero no se sienten capacitados para detener una fuga, que entonces dura días, semanas, meses. Ellos le delegaron la responsabilidad a un Sistema de Aguas que está ahí y que obviamente no están haciendo bien su trabajo.
Yo no creo que la gente de la ciudad no cuide el agua, no está preparada para cuidarla ni la están preparando para que la cuide porque el interés del sistema de gobierno es precisamente el control de esos recursos vitales para que la gente no pueda apreciar el valor que tiene. Por eso a nosotros se nos hace tan dramático, porque lo podemos ver.
¿Qué crees que pasará con el agua en el futuro?
Si nosotros no hacemos nuestro trabajo… A mí me tocará defender el territorio Yaqui, pero habrá otros que les toque defender el de Xochimilco, Wirikuta, la Selva Lacandona, Guerrero. A todos nos toca defender los bienes naturales porque son de todos. Pero la intención que hay es la de privatizarlas para generar riquezas y ganancias para pocas personas. Veo un futuro enfrentado por dos posiciones. Nosotros tendríamos que dar todo para que el agua siga siendo un bien natural. No podemos permitir que la privatización se apodere de algo que es vida. El razonamiento perverso que ellos tienen es el de decir “a mí no me importa que tú produzcas una tonelada de trigo ahí porque yo puedo producir un vehículo que tiene mil veces más el valor monetario que tu trigo”. Pero ellos no toman en cuenta que ese trigo se convierte en el pan que está en la mesa de todos; se convierte en la carne porque ese trigo alimenta la vaca, el pollo y el cerdo. Ellos no lo ven así. La verdad es que aquí se está produciendo vida y allí se están produciendo necesidades.
¿Hay algo más que creas importante mencionar…?
A mí me parece importante mencionar que el amparo que se le otorgó a la tribu Yaqui es una oportunidad que tiene el sistema mexicano de volver a aplicar el Estado de Derecho, si hay una anarquía total en Sonora es porque se ha permitido, tiene que aplicarse esa disposición y si no se aplica todo está condenado al fracaso todo el sistema de Sonora, México y América Latina. La gente ya no aguanta más, hay que darle respiro a esta situación.
¿Que significa para ustedes el venado?
El venado para nosotros es algo muy importante ya que representa una de las danzas primitivas que han permanecido casi intactas en nuestra cultura, pero también en el ciclo biológico, en nuestra cadena alimenticia es el animal que está en la punta de la pirámide. Si existe el venado es porque existe vegetación, el conejo, es porque existe la hormiga y el organismo más diminuto de la fauna silvestre que ayuda al equilibrio de la naturaleza. Para nosotros la existencia del venado es un indicio de que estás haciendo las cosas bien. Y por lo tanto, el hecho de que lo tengas en tus valles te permite conectarte con la naturaleza a través de la danza, a través de admirarlo en su estado natural y de cuidarlo, también de comerlo en los rituales que hacemos…
Y de igual forma el venado significa que también existe el león, existe el jaguar, todo tiene una razón de ser. Cuando no ves el venado es porque algo está mal, el venado está entre el animal carnívoro que se lo va a comer y lo que él mismo está produciendo por estar vivo. Por eso lo admiramos y respetamos. Es símbolo y conducto para armonizar al ser humano con la naturaleza.

1 comentario:

  1. Mario, le envio mi respaldo y aprovecho este medio para invitarlo a una mesa de trabajo sobre cambios a la Ley Agraria que convocamos junto con la Camara de Diputados a celebrarse en MAzatlan, Sin. Este sábado 3 de Mayo. MOVIMIENTO POR LA JUSTICIA AGRARIA AFECTADOS POR LA CONSTRUCCION DE LA AUTOPISTA SAN BLAS-MAZATLAN-DURANGO.

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