El borrascoso
distrito 17
Por Alejandro de la
Torre
El
camino de la elección extraordinaria del distrito XVII no está fácil. Ni en lo
moral, ni en lo político, ni en lo electoral.
Aparece
penumbra en el levante a causa de un lamentable acontecimiento: el asesinato de
Castro Luque.
El
crimen no tiene contento a nadie. La confianza ciudadana está lastimada para
re-depositar el voto emitido el 1° de julio anterior, por la ausencia del
presunto homicida y ante la ausencia de certeza sobre las causas y la forma en
que se cometió.
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El
distrito 17 comprende 63 secciones electorales con 92 casillas y más de 49 mil
votos. Solo 7 secciones se encuentran fuera del casco urbano obregonense con
menos de 8 mil votos y más de 30 mil sufragantes corresponden a 44 secciones
electorales ubicadas en fraccionamientos, casas de interés social y colonias
populosas de clase social media-baja. Solo 12 secciones y media son de clase
media y alta.
De
esta manera podemos concebir que el 70 por ciento de la población corresponde a
clase media baja, cuyos jefes de familia tienen ingresos inferiores a los 4
salarios mínimos.
También
en este distrito se encuentra un 10 por ciento de los ciudadanos con alto nivel
económico, también un 10 por ciento corresponde a clase media de buen ingreso
como empleados de gobierno y maestros y alrededor de otro 10 por ciento es
población en pobreza extrema por ejemplo residentes de la colonia Libertad, de
la colonia Severo Girón, de Las Areneras o de los ejidos Robles Castillo, 29 y
30.
Hace
15 años, los resultados electorales en el distrito sorprendieron a propios y
extraños. El Partido de la Revolución Democrática tuvo un porcentaje de
preferencia electoral asombroso a pesar de su mocedad.
Por
ejemplo en la casilla de la sección 875 ubicada en la populosa colonia Sochiloa
de clase media-baja, en la elección a diputado local de 1997, el PRD obtuvo
casi el 60 por ciento de los votos totales. Esto es 472 contra 203 del PRI y
105 del PAN; el pasado 1° de julio de 2012 ese mismo partido obtiene un magro 5
por ciento o sea 28 votos en esa misma sección.
Esta
variación extrema de la votación por un partido de reciente creación en Cajeme
y que nunca había ganado una elección ni había sido gobierno, se debe a varios
factores, uno de ellos ineludiblemente es el crecimiento del listado nominal en
más del 40 por ciento.
Esto
significa, que de cada 2 ciudadanos que emitieron su voto en 1997, se le agregó
uno más que alcanzó la edad de 18 años y que forma un grupo de edad mayoritario
(40%) en el listado de electores con menos de 32 años de vida y nos indica que
la percepción del votante ha girado 180 grados y estadísticamente 2 de cada 3
electores no votó por el PRD en 1997 ni en las elecciones subsecuentes, pero
tampoco por lógica lo hacía por el PRI.
Este
giro y derrumbe del PRD se debe a dos factores principales.
El
primero de ellos. La forma y el fondo de cómo observan y sienten el mundo, el país
y su entorno los nuevos electores entre 18 y 32 años de edad, pueden darnos las
claves para asimilar tanto su intereses personales como su actitud receptora
que se reflejan aunque sea superficialmente en las dos o tres campañas
electorales que hacen candidatos o partidos para ganarse su preferencia al
cruzar la boleta.
Las
señales admitidas por la vista y el oído son las piezas básicas, no en el
razonamiento lógico, si no en las sensaciones inmediatas y superficiales sean
tanto en el fondo auditivo de voces, melodías o sonidos penetrantes al mismo
tiempo en la forma visual en colores, matices y movimientos sugestivos.
No
es casual el uso de música comercial conocida como música de banda, por ejemplo
el uso excesivo de la trompeta, y de los sonidos electrónicos repetitivos, así
como el uso de la modulación de la suavidad de la voz femenina o la acentuación
de la voz masculina, ambas sugestivas.
No
es una coincidencia la moda en el uso de colores y matices centellantes o fosforescentes
verdes, anaranjados o rosados, así como las formas ovaladas y aquellas que
proyectan dimensionalidad.
Los
gustos y sabores conocidos como “light” son la moda en el marketing (soda
light, cerveza light, cigarro light, yogurt light, gelatina light, jugo light,
o frituras extremas, golosinas extremas, o música DJ extrema, etc.) y todo esto
aplicado al ámbito de una campaña política no solo para obtener los cargos
electorales si no el poder, que busca ese grupo de edad de electores que ven al
mundo presuntamente bajo otra dimensión, aunque sea el mismo, o que
evidentemente sea peor. Pero lo que se busca con esta moda es fugarse de una “fea”
realidad, refugiándose en el surrealismo del marketing. Es deducible
evidentemente que solo las campañas de excesivo gasto electoral pueden
aplicarlo y que los grandes grupos de poder económico las financian.
Por
eso los candidatos y sus campañas para la mayor parte de este grupo de
electores deben ser “light”, si quieren ganarse su atención y el voto, aunque
esté fundamentado en una forma sin fondo, que nos generan gobernantes
mediocres, tranzas y casi idiotas.
Por
otra parte hay un segundo factor que nos explica el deterioro del PRD que puede
considerarse determinante para entender el cambio del sentido del voto. Se
encuentra obviamente en contraste con el grupo de edad mayor a los 32 años,
pero ubicado en la población en pobreza que han renunciado al tiempo de espera,
han renunciado a su expectativa de bienestar sustancial prometido por el cambio
opcional al PRI.
Este
estado de ánimo tiene un contenido negativo por que acepta prebendas en vez de seguir
esperando la mejora real no obtenida al votar por las opciones de gobierno
representadas por el PRD y el PAN, después de 5 periodos de gobierno municipal
y de tres sexenios.
Y
si bien el PRD no ha gobernado desde la presidencia de la republica, su ascenso
en la escala del poder público ha sido vertiginoso en este periodo, obteniendo
como nunca centenas de lugares en el poder legislativo sin descontar los
espacios de gobierno en varias regiones del país.
El
PRD es coparticipe del reparto del poder, otrora hegemonizado por el PRI y por
lo tanto coparticipe del deficiente estado de bienestar general de la población
y del derrumbe del tiempo de espera.
El
grueso de la población adulta en su condición electora y de pobreza, percibe
los procesos electorales como disfuncionales, o sea que no sirven para nada, en
la obtención de un beneficio tangible, por que cambian las personas en los
cargos públicos pero sus condiciones de vida no tienen una mejora sustancial;
un ánimo decadente alimentado todavía más porque estas personas que ocupan
cargos de gobierno si mejoran sustancialmente sus condiciones de vida: con automóviles,
propiedades inmuebles y cuentas bancarias.
La
amplia mayoría de la población pobre, tal vez la mitad del listado nominal de
electores, no obtiene un beneficio directo del ejercicio de su voto y es asi
como corrompe su actitud, aceptando prebendas y cantidades elementales de
dinero, que son entregados por las opciones electorales más apoderadas como el
PRI y el PAN y en algunas partes del país también por el PRD. A esto puede
deberse, a la compra del voto, el incremento de un 20 por ciento de la participación
en las casillas electorales, hasta llegar al 70 por ciento, cuando lo normal es
el 50 por ciento.
En
este escenario, con estos dos factores que mueven el resultado electoral, el
distrito 17 se encuentra formado poblacionalmente por electorado joven con una percepción
almidonada y por electorado pobre que consumió su tiempo de espera.
Rosana
Coboj de Castro es apoyada no solo por la sombra y ausencia de su marido
finado. Si no también puede estar financiada por la conexión priista aunque ahora
sin la garantía del “No al Novillo”, pues como declara Alberto Vizcarra: “El
PRI creyó que el Movimiento Ciudadano éramos una extensión de su partido, pero no
es así”.
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