Por Alejandro de la Torre
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He ahí la trascendencia de que sus miembros
deban ser los más encumbrados jurisconsultos de una sociedad. Por eso se les
debe pagar por encima de los emolumentos que perciben en promedio los altos
servidores públicos.
Pero también el perfil de los supremos jueces
de una república o un estado deben ser incuestionables y consagrados por vida a la carrera judicial.
En ellos se recargan las esperanzas finales y fundamentales de un pueblo por la
justicia: Suprema Corte y Supremo Tribunal. Los que llegan a ellos deben
cumplir con los preceptos constitucionales y Héctor Rubén Espino Santana un
politiquero desde luego no los cumple. Por ello debe ser impugnado con un
recurso legal y constitucional para que
no continúe como alto magistrado tan solo con la venia de su compadre y
cómplice Guillermo Padrés.
Ese recurso legal debe apelar a que su
nombramiento es ilegal y a su destitución si no es en el corto en el mediano
plazo.
Pero no debe continuar un leguleyo como uno
de los 7 máximos jueces de Sonora y por un periodo de 9 largos años.
Espino en sus últimos 15 años de desempeño
laboral se ha dedicado al cochupo político panista. De funcionario pasó a Diputado
local y luego a Presidente Municipal de San Luis Río Colorado y después a
funcionario y luego integró la directiva estatal del PAN y al final llegando en Cajeme
a convertirse en delegado político previo a la elección de 2012.
Esos sus mejores años de vida no fueron
dedicados a ejercer ninguna experiencia en el poder judicial. Paradójicamente
ha sido el ex procurador priísta Murrieta su principal impugnador, por eso es
necesario que sea impugnado por agentes políticos y ciudadanos con legitimidad
para ser cambiado.
O sea que para la senadora la gente de “medios
recursos” o de “abundantes recursos”, si deben ser condicionados a que sus
hijos estudien pagando cuotas, o sea que para el caso no se sale de donde mismo
solapando la misma senadora a aquellos que irrumpen con lo que dicta el artículo
3°.
Hay un simbolismo grave en las revisiones de
las pertenencias de menores de edad que acuden a las escuelas en la mentada “operación
mochila”. Adultos con la vigilancia policiaca meten las manos y sacan artículos
e intimidades de los niños y adolecentes que estudian. Este simbolismo va en
paralelo con lo que se ha hecho costumbre en las revisiones también ilegales de
bolsos y pantalones de los trabajadores en fábricas y empresas por orden de las
gerencias. Cada empleado en una empresa es revisado (cachado) al salir de su
trabajo para cerciorarse de que no se robó nada, generando un sentimiento de
culpa de aceptar salarios de hambre en maquiladoras y grandes cadenas
comerciales, que en realidad son un robo de los patrones al quedarse con la plusvalía
de la fuerza de trabajo. Al estudiante que en el futuro será empleado u obrero
se le acostumbra y somete para que irremediablemente acepte revisiones físicas en
sus ropas y pertenencias, sin queja. También agentes policiacos detienen a jóvenes
de aspecto cholo y los revisan esculcándoles bolsillos y camisas en la vía
publica, a pesar de violar la garantía constitucional del artículo 16, de no
ser molestado en su persona o posesiones a cualquier mexicano “nadie puede ser
molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, si no en
virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente que funde y motive la
causa legal del procedimiento”. Sin embargo a pesar de salir a los cuatro vientos
tal violación a los derechos humanos no hay ninguna comisión estatal que diga
esta boca es mía.
Educación gratuita o educación cuotizada?
El artículo 3° de la carta magna es enfático
en su Fracción IV: “Toda la educación que el Estado imparta será gratuita”.
Por ello la senadora priísta Claudia Vucovich
ni ningún funcionario de la educación deben darle muchas vueltas al tamal.
En ninguna escuela pública pueden cobrarse
cuotas por anticonstitucionales y deben ser destituidas las autoridades
educativas que las impongan.
Dice Vucovich: “La educación en México no
debe depender de cuotas, de ninguna manera la gente de escasos recursos debe
pagar algo que no puede y jamás se podrá condicionar que los jóvenes reciban
los estudios”.
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Y es preciso mencionar que ninguna escuela
que funcione con recursos del Estado, sean básicas y hasta universitarias deban
cobrar cuotas, menos colegiaturas como lo hace abiertamente por ejemplo el
Instituto Tecnológico de Sonora, su rector anuncia becas, condiciona desde la
matricula hasta el uso de la biblioteca solo a los que pagan 5 mil pesos de
colegiatura al semestre, burlándose del artículo constitucional que costó
sangre. ¿Qué hijo de trabajador que gana uno o dos salarios mínimos puede
estudiar en la universidad ante estas cuotas? Es imposible.
Moshila operation
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