La problemática de bajos presupuestos públicos y el regateo de ellos de parte del gobierno, en las instituciones de educación superior principalmente en ITSON, ITESCA y UTSS, conlleva replantear la función de estas “universidades” en su capacidad para no solo egresar profesionistas, si no para desempeñar un papel de avanzada ante la abundante y grave crisis social y económica del pueblo trabajador que con sus impuestos las subsidia. Pobreza, contaminación, inseguridad pública, migración, alcoholismo, malos y caros servicios públicos, pésimo transporte urbano, deficiente salud pública, ignorancia popular, marginación de las etnias, son algunos de los temas en los que los centros del saber y la técnica, no inciden ni proponen nada, al contrario cómodamente se quedan por fuera y rezagados.
Ensoberbecida la clase política gobernante sea panista o priísta se enorgullece de la gran cantidad de universidades con que cuenta Ciudad Obregón y Cajeme dejando de lado mediocremente la existencia de una educación superior de baja calidad, así como su escasa contribución al desarrollo regional ante una sociedad saturada de carencias que se ha quedado esperando a que los presuntos portadores del conocimiento y la ciencia empiecen a desquitar los centenas de millones de pesos de dinero público destinado a financiarlas ya que es casi nada lo que aportan para encontrar vías de solución a estos atolladeros sociales.
Al respecto el doctor en ciencias Roberto Celaya Figueroa manifiesta: “Debemos entender que el marco conceptual en que la universidad se desenvolvía ha cambiado, pero su papel actual tradicional no ha cambiado”, aduciendo que lo primero que debe hacerse es no tener miedo a erigirse como líderes, ya que “está un paso atrás de la sociedad y del gobierno y hasta de sus mismos esquemas”.
Desde el año 2004 el Instituto Tecnológico de Sonora nos vendía la idea de que aportaba soluciones a las empresas y a la problemática regional, hasta antes incluso del rectorado de Oscar Russo Vogel que duró 24 años, y acentuadamente con el rector Gonzalo Rodríguez Villanueva (2004-2012) se profundizó la privatización del ITSON tratando de prestar servicios privados y profesionales a las empresas, “haciendo negocios”, creando diversos centros y empresas internas que terminaron por desviar enormes recursos, derrochando proyectos, envueltos en la corrupción y las ilegalidades, faltas que hoy permanecen sin sancionarse y al contrario se han tratado de enterrar en la impunidad.
El rector Roberto Isidro Cruz Medina también presidente del Consejo Directivo de la -Máxima casa de estudios- en Cajeme, argumenta que algunos de esos centros no han funcionado, “No rindieron los frutos deseados”, aunque “trataron de ayudar a la sociedad”, pero el problema radicó en “que la universidad no puede desarrollar servicios si no tiene consolidada su planta docente”.
Para Sergio Mariscal Alvarado ex director del Instituto Tecnológico Superior de Cajeme –ITESCA–, resolver esta dificultad del bajo impacto de la educación superior en los problemas sociales y económicos radica en centrar su trabajo en “no graduar personas si no graduar organizaciones”, esto es, grupos de alumnos con proyectos que ya tengan prevista su aportación en la sociedad y la economía, “es una labor de un proceso de ruptura de paradigmas”.
Sean peras o manzanas lo cierto es que decenas de millones de pesos de dinero público fueron aplicados en empresas internas del ITSON que jamás ni hasta la fecha han tenido resultados ni han rendido los beneficios institucionales y para la comunidad externa para los que fueron creados, como la empresa fabricante de soluciones de software Novutek, el Distrito internacional de agronegocios para la pequeña y mediana empresa –Diapyme–, el liquidado –IMDHS–, Instituto para la Mejora del Desempeño Humano y Social, entre otros, así como la Arena ITSON que tuvo una inversión de 150 millones de pesos y a la que según Cruz Medina “se le intentaba al principio para captar ingresos, pero se ve esto bastante difícil”.
Las otras instituciones públicas de educación superior más importantes en Cajeme además del ITSON, son ITESCA y UTSS que enfrentan una disminución de su matrícula, han decaído sus planes de crecimiento e inversión y tienen diversos problemas internos para potencializar su desarrollo académico.
Lamentablemente el presupuesto del ITSON por ejemplo tiene asignados casi 440 millones de pesos para pagar sueldos y prestaciones de su planta docente y operativa que representan 6 pesos de cada 10 con los que cuenta para ejercer del gasto en 2013.
Los altos docentes que ocupan las mejores prestaciones y puestos y que se repartieron con el rectorado de Gonzalo Rodríguez en una alta esfera burocrática de media centena de funcionarios con sueldos y prestaciones por arriba de los 50 mil pesos mensuales hasta llegar a los vicerrectores que ganan 96 mil y 133 mil pesos mensuales y en el caso del rector con una percepción superior a los 180 mil pesos.
En la capa media hay 150 maestros titulares con ingresos mensuales que van de los 43 mil pesos hasta los 82 mil pesos mensuales con diversas prestaciones entre ellas las sustanciosas primas de antigüedad, la percepción adicional por Carrera Docente y el fondo de previsión, así como el bono navideño de 15 a 22 mil pesos.
Y abajo en el proletariado académico están los 300 maestros auxiliares que imparten las materias en más del 60 por ciento de sus clases cubriendo horas sueltas y con ingresos mensuales de 3 mil a 8 mil pesos mensuales.
La aristocracia –algunos le decían mafia–, con la derrota del grupo encabezado por Gonzalo Rodríguez fue desplazada totalmente de los cargos de dirección con la elección de marzo de 2012 en que fue electo en un proceso inédito el actual Rector Roberto Cruz Medina pero siguen manteniendo los mismos niveles de percepción económica y prestaciones otros funcionarios.
Los siguientes funcionarios fueron denunciados en diversas ocasiones para que fueran investigados y con dictámenes de despachos jurídicos y auditores para aplicarles sanciones administrativas y hasta penales, decisión que debió recaer en el nuevo rector y en el Consejo Directivo pero que no se procedió en consecuencia.
Gonzalo Rodríguez, Cristina Castillo Ochoa, Roberto Xavier Herrera Salcido, Ildefonso Quiroz Luján, Armando de Jesús Torres Sánchez, Roberto Gamboa García, Héctor Rojas López y otros.
Fue el despacho Gutiérrez Navarro Consultoría, SC. el que emitió su opinión jurídica por “Falta de apego a la Ley Estatal de Obras Públicas”, señalando irregularidades en la adjudicación directa, sin comité de adquisiciones, sin observación del proceso, con aprobaciones de sobrecostos, sin planeación, sin contraloría en licitaciones.
Dice en su conclusión este despacho contratado por el Consejo Directivo: “Consideramos que existen suficientes elementos para que este Órgano Colegiado instruya al C. Rector que de acuerdo a los resultados de la auditoría operacional en comento inicie el procedimiento de responsabilidades administrativas por los actos y omisiones cometidas en el ejercicio de sus funciones y por los posibles daños causados al patrimonio de esta institución proceda a aplicar las sanciones del Reglamento General de la Ley Orgánica y demás relativas y asimismo presentar querella ante la agencia del Ministerio Público del Fuero Común”.
Además la mayoría de los integrantes del Consejo Directivo enviaron una carta el 23 de junio de 2011 para revisar las causas de responsabilidad grave imputadas al Rector por la comisión de fiscalización y control “En cuanto a la aplicación de la sanción que corresponde al rector” por las irregularidades en el IMDHS así como a la Secretaría de la Rectoría, la Vicerrectoría Administrativa y la Contraloría Interna.
También el Rector Gonzálo y sus funcionarios pagaron cerca de 9 millones de pesos de forma ilegal y sin cumplir procedimientos de asignación de obra en el caso de la construcción de la Arena Itson en el año 2009.
El otro caso sonado fue el resultado de la Auditoría Interna a Novutek, S.C. que salió con recomendaciones por las faltas cometidas para sancionar a los funcionarios implicados.
Sin embargo las probables faltas y sanciones no se aplicaron y los responsables siguen trabajando campantemente en el ITSON como docentes y no se recuperaron en una mínima parte siquiera los daños ocasionados, ni se ha evaluado en números reales en cuánto ascienden tales daños en recursos y patrimonio. Al cabo que es dinero y patrimonio público.
Debilidad financiera actual
Las tres instituciones publicas de educación superior en Cajeme, ITSON, ITESCA y UTSS cuentan con cerca de 500 millones de pesos dispuestos por el Fondo de Aportaciones Múltiples del gobierno federal para el desarrollo de sus funciones que van desde instalaciones, proyectos académicos y apoyos docentes.
Además obtienen más de 300 millones de pesos de subsidio estatal, lo que puede considerarse muy insuficiente ante la magnitud de la tarea. Más de 18 mil educandos esperan tener una carrera profesional aunque dos de cada 5 de ellos egresan y menos de uno obtiene un empleo inmediatamente al terminar su carrera.
El ITSON cobra semestralmente en promedio 5 mil pesos de colegiatura por alumno, lo que le proporciona aproximadamente 150 millones de pesos adicionales para su gasto. Estas “colegiaturas” se cobran como en un colegio privado y las manifestaciones de inconformidad siempre se han apagado ante la costumbre de más de 40 años cobrándolas, a pesar del artículo 3° constitucional que dice claramente “Toda la educación que imparta el Estado será gratuita”.
En 2012 con la inestabilidad interna el ITSON estuvo a punto de perder millones de pesos de participaciones federales y estatales lo que lo puso en el vilo de su existencia.
Hasta la fecha el gobierno del estado no ha entregado las participaciones de su presupuesto íntegramente lo que le ha complicado su labor.
Tanto el ITESCA como la UTSS sufren con cada sexenio o ante el cambio contingente del secretario de educación en el Estado, la renuncia de los directores y principales funcionarios, y la designación hecha por el gobernador del estado de nuevos, según la Ley Orgánica de cada institución.
Esto no sucede con el ITSON que tiene un carácter autónomo que lo vuelve una de las 42 instituciones universitarias en el país que cuentan con autonomía en su gobernabilidad y planeación académica.
El actual rector Roberto Cruz obtuvo en marzo de 2012, el 52 por ciento de la votación en una elección paritaria inédita con votos ponderados de cada sector de la comunidad universitaria: docente, laboral y estudiantil.
Un proceso agitado por la alevosía de los funcionarios del ex rector Rodríguez Villanueva, vicerrectores, directores y demás jefes que se registraron como candidatos a pesar de las tropelías y la cola de irregularidades que jalaban.
Cruz Medina como rector viene clamando por mayores recursos federales que le han hecho falta considerablemente, tal vez a causa del desfalco ocasionado por la gestión de Gonzalo que dejó temblando la estabilidad económica interna, como el echar mano del Fondo de Reserva, de la inversión de 46 millones de pesos apostados en valores de riesgo en la casa de bolsa Scotia Inverlat, con la aplicación y gasto en proyectos innecesarios como la Arena Itson y otras disposiciones financieras de oscuro destino.
Miedos y esquemas cómodos
A pesar de la difícil situación presupuestaria por la que atraviesan las instituciones, sus autoridades rectoras no dicen esta boca es mía, menos se puede esperar que emprendan una lucha política por obtenerlos. “Desviaríamos nuestras funciones sustantivas”, se justifica el rector Cruz.
Unos por ser casi empleados del gobernador y el rector del ITSON en su informe de actividades de noviembre pasado no enfatizó sus necesidades abiertamente, pero si reconoce que los proyectos deben contar con recursos para desarrollarlos, se dificulta mucho si no los tienen, agrega: “Evaluamos que centros no han funcionado y para no perder y recuperar lo que se ha invertido”.
El ITSON ha creado diversos “Centros” que impresionan mucho, pero a la hora de los resultados, algunos dan malas cuentas, pero Cruz reconoce que la sociedad no siente la contribución del ITSON en la solución de problemas “por que la mayor parte del presupuesto se va a sueldos”. En México –dice–, solo el 0.4 por ciento del Ingreso nacional se destina a la investigación, cuando en países asiáticos como Corea del Sur se destinan cerca del 3 por ciento.
En entrevista, el académico del ITSON Roberto Celaya Figueroa comenta a CRóNICA10: “Dicen los rectores que no cuentan con los recursos financieros, pero desde el punto de vista de la sociedad la labor de las universidades ha quedado rezagada, no están liderando un proceso de transformación social, aunque algunas trabajen mucho con la comunidad”.
Agrega Celaya “Debemos ver la manera en que la universidad puede incidir en la vida social y comunitaria, de otra forma no va haber quien le apueste a ella, los recursos que se invierten deben verse reflejados en un beneficio social, cultural, económico para la sociedad”.
Agrega Celaya “Debemos ver la manera en que la universidad puede incidir en la vida social y comunitaria, de otra forma no va haber quien le apueste a ella, los recursos que se invierten deben verse reflejados en un beneficio social, cultural, económico para la sociedad”.
“Se requieren revoluciones –afirma Celaya–, encabezadas con gente con valores, liderazgo, en función del compromiso que tiene con la sociedad”.
Para Sergio Mariscal debe diseñarse “una estrategia para el desarrollo, como va a impactar a la sociedad, medir sus resultados, con una economía del conocimiento y el desarrollo sustentable.”
Acepta el ex director del ITESCA (2004-2009) que “entre empresas e institutos no hay una verdadera colaboración, debemos formar estructuras de colaboración, que no sea una vinculación esporádica”.
Asume que “el egresado no ha roto con la creencia de que debe encontrar un empleo, en vez de entender que debe capacitarse en las universidades para generarlo”, y finaliza “el papel de la educación superior es encontrar tanto en el ámbito empresarial como en la sociedad la ruptura de paradigmas”.
“Si alumnos y docentes están cómodos, nunca se va a dar ese cambio, si existe la inseguridad de perder lo que se tiene, deben sentir como primera cuestión la necesidad de cambio y dejar esa posición de conformismo”, concluye el doctor en ciencias Roberto Celaya quien ha publicado diversos ensayos sobre el papel actual de la educación y sus retos.
Ante la adversidad del perfil de la educación superior, el reto es la calidad no solo la cantidad en Cajeme y en el país, como dice el rector Roberto Cruz: “Somos optimistas, con la educación superior se pueden resolver los problemas”.
La esperanza de la comunidad ante la devastación de mas de tres décadas de posturas neoliberales, es reencausar las labores de la universidad hacia el humanismo, la investigación, la formación y la vinculación.
¿Qué hace la universidad pues?
La gente se muere de enfermedades cancerosas, la pobreza se incrementa y la explotación obrera en las trasnacionales es lacerante, la juventud desgarrada de ninis y grafiteros, los servicios públicos como la energía eléctrica, el agua potable, la telefonía, el transporte son inalcanzables para la economía popular y son abusivos, la basura se desborda en calles y casas, no hay separación descontaminante, las vialidades son caóticas y la policía es corrupta, la nutrición está desplazada por alimentación de hormonas y sustancias químicas, los servicios de salud son pésimos y degradantes, las etnias no tienen desarrollo y no se fortalece su cultura en detrimento, los recursos naturales sufren su derroche y son contaminados sin piedad, no se fomentan las fuentes de energía alternativas, el alcoholismo se vuelve un habito cultural indetenible con toda la cauda de desintegración, la delincuencia y la inseguridad imperan con métodos equivocados para controlarlas.
Pero los portadores del saber, los universitarios, la gente preparada, capacitada, con valores, formación y técnica que puede enseñar vías de solución ¿Dónde están?
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