El petróleo insustituible para el sistema capitalista.
Por Mario R. Fernández / Rebelión
Los centros del poder económico han inventado el argumento falso de que ya no dependen del petróleo y los fósiles en general, que el desarrollo tecnológico de nuevas fuentes productoras de electricidad los han suplantado. Pero ha vuelto el pánico a occidente con el aumento de precios de los diferentes crudos de petróleo en los últimos meses.
La
propaganda ha sido total, incluso en sectores que se dicen defensores del medio
ambiente; todos juegan con la fantasía de un mundo sin petróleo aunque lo
usamos todos los días y su consumo y demanda aumenta -93 millones de barriles
diarios y en 5 años se estima en 110 millones- y como prueba sabemos que cada
día 200 barcos tanques mueven más de 60 millones de barriles de petróleo crudo
y combustibles alrededor del mundo. Es un sistema capitalista sin límites; la
eventual decadencia productiva se ha vuelto un enigma intangible.
Los
combustibles derivados del petróleo son usados mundialmente en más del 60 por
ciento para transporte. En Canadá el porcentaje es 65 por ciento; en Estados
Unidos es 71 por ciento, entre los países que más consumen petróleo y gas
natural por habitante. Del total de combustibles fósiles consumidos el más
común es la gasolina (que incluye mezclas con etanol) alcanzando un 40 por
ciento del total usado globalmente, le sigue el diésel con un 37 por ciento
(que incluye los biocombustibles), y luego el combustible para aviones que suma
un 12 por ciento. El combustible residual o fuelóleo (fueloil) que es producto
del proceso primario de una refinería suma todavía el 9 por ciento y es mucho
más usado que el gas natural (como combustible), este último se suma a la
energía eléctrica de baterías recargables y apenas alcanza el 1 por ciento del
total usado en mover gente y carga en el mundo.
Hay
otras áreas en que el petróleo y el gas natural son esenciales, como es el caso
de los polímeros artificiales (o plásticos) que usan el 16 por ciento del total
producido de ambos. Debemos considerar también el uso de petróleo en las
maquinarias que se usan en la construcción de infraestructuras (o construcción
en general),en todo el aparato de guerra, en plantas productoras de
fertilizantes, en la industria de productos químicos, en oleoductos,
gaseoductos, acueductos, en la minería, en la agricultura (especialmente en el
caso de los monocultivos), en la calefacción y aire acondicionado y en la
preparación y procesamiento de alimentos.
La
electricidad producida por el carbón es todavía alta. Hablo de la tradicional roca
sedimentaria cuya producción mundial actual anual ha alcanzado el récord
histórico de 8 mil 400 millones de toneladas, y que aporta mundialmente más del
30 por ciento de la energía eléctrica. Incluidos países como India que usa
carbón para producir el 75 por ciento de su energía eléctrica, Polonia que lo
usa para producir el 70 por ciento, China para producir el 62 por ciento, Corea
del Sur para producir un 50 por ciento, e incluso Alemania que, aunque hace
creer que usa mayormente energía limpia usa realmente carbón lignito para
producir casi un 30 por ciento de su energía eléctrica, y el lignito es uno de
los fósiles más contaminantes.
Pero
hay países que usan energía eléctrica de fuentes renovables como las
hidroeléctricas y que a nivel mundial son el 14 por ciento, por ejemplo,
Paraguay que la usa en un 92 por ciento, Noruega en un 90 por ciento,
Kirguistán en un 90 por ciento, Canadá en más de un 60 por ciento, Venezuela en
un 60 por ciento y Perú en más del 50 por ciento.
Otros
recursos importantes en el mundo en la producción de energía eléctrica son el
Gas Natural que usado en termoeléctricas genera un 20 por ciento de la energía
eléctrica mundial. La nuclear genera un 10 por ciento. Los molinos de viento
generan un 6 por ciento, aunque esta no es estable. La energía solar a través
de paneles genera un 3 por ciento, con buenos rendimientos en países del Tercer
Mundo debido al moderado consumo de electricidad de estos en comparación con
los del Primer Mundo que gastan en forma excesiva e irresponsable.
Baterías de litio en
frustración
Los
gobiernos occidentales y también China nos presentan el vehículo eléctrico como
una alternativa. Los fabricantes de estos vehículos reciben subvenciones muy
importantes de estos gobiernos, por ejemplo en Canadá se le han otorgado miles
de millones de dólares a una industria productora de vehículos eléctricos que
es totalmente incierta y que ha mostrado signos de estancamiento. Ambos,
gobiernos y fabricantes son reacios a mostrar si acaso se trata de una
producción rentable o es simplemente un bluf. La propaganda que difunden es
aparatosa e incluye a los productores de vehículos a combustión conocidos que,
aunque vendan pocos vehículos eléctricos, también quieren presentarse como
protectores del medio ambiente y por supuesto recibir los jugosos subsidios
gubernamentales. Los vehículos eléctricos se ofrecen como joya del transporte
que, usando baterías recargables, (Litio), han de permitirnos seguir usando
vehículos como si no pasara nada y fuera todo muy simple. Nunca se explica que
si la mayoría de los vehículos andando fueran eléctricos el gasto de
electricidad sería muy alto, el daño a carreteras y puentes debido a su peso sería
muy grande y caro, a lo que se suman los altos costos de sus baterías y el
peligro de andar con ellas debido no solo a accidentes y explosiones endógenas
sino también a que hacer con ellas al momento que caigan en desuso y apliquen
los costos de reciclarlas. A todo esto, se suma el cacareado auge del negocio
del carbonato de litio, compuesto inorgánico usado para fabricar las baterías. El litio ha pasado a ser el nuevo dorado,
pero se ha ido apagando porque su precio ha bajado, alcanzó hace dos años los
80 dólares el kilo, pero hoy no pasa de los 15 dólares el kilo lo que ha
frustrado a muchos en su sed de especular. Hay además alternativas al
litio, el hidrógeno de magnesio, el sodio, el magnesio acuoso, entre otras, que
están alcanzando la rentabilidad.
El principal
consumidor de petróleo
En
la primera década del 2000 el principal consumidor de petróleo en el mundo,
Estados Unidos, se devora más del 20 por ciento del total de todo lo producido
mundialmente y se encuentra en el año 2005 con que su producción de 5 millones
de barriles diarios no alcanza a cubrir su consumo de casi 20. Esto significa
una gran vulnerabilidad para una potencia imperial por lo que esta situación se
mantuvo muy reservada tanto en las agencias oficiales como en los medios de
noticias. Como ejemplo de esta decadencia, Alaska donde en 1987 se alcanzaron a
producir 2 millones de barriles de petróleo diario produce en los últimos años
apenas a 400.000 barriles diarios, razón por la cual crecieron las inversiones
en nuevos medianos proyectos en Alaska para superar el medio millón de barriles
en los próximos años.
La
falsedad de la industria del petróleo de los últimos años no tiene parangón, ha
aceptado firmar que Estados Unidos es un exportador de petróleo y gas natural
neto, aunque en realidad es un neto importador, dependiente por entre 7 a 8 y
más millones de barriles diarios de crudo, que importa aparentemente sin
mayores problemas porque su dólar es rey. El 40 por ciento de este petróleo que
Estados Unidos necesita lo provee Canadá, junto con el 40 por ciento del gas
natural canadiense que también se consume su vecino. Pero a pesar de su
dependencia Estados Unidos exporta combustibles y nafta, debito porque cuenta
con una infraestructura de 124 refinerías en servicio, no porque le sobre
petróleo, sino debido a la desregulación que rige y le permite exportar
petróleo y gas en la zona del este del mismo Canadá, debido a esto también los
medios se jactan de que Estados Unidos exporta gas natural licuado a Europa,
que lo hace en forma no fluida pues de encontrarse en una emergencia cortaría
toda exportación pues su prioridad estratégica es el propio Estados Unidos.
Sin petróleo no
funciona el capitalismo
La
dependencia del petróleo y gas natural en el mundo es total, es el aire del
sistema capitalista mundial, no hay energía alternativa ni inteligencia
artificial que lo suplante. Esta verdad siempre se oculta por miedo a que la
humanidad entre en pánico al entender la importancia del petróleo. Obviamente
los países que tienen estos recursos y son exportadores tienen una notoria
ventaja, los del golfo pérsico, Irán, Rusia, Venezuela (que eventualmente
recuperará su producción), Noruega, Kazajstán, entre otros. Los que no lo
producen o lo hacen en muy pequeña cantidad están en desventaja, Japón, Sur
Corea, India y Alemania que aún tienen poder industrial o Francia, Europa en
general depende de la especulación y el turismo que mueve cientos de millones
de personas en aviones, cruceros, buses y automóviles, gentes que entran y
salen de hoteles, restaurantes y museos. Los países que dependen de la
extracción minera como Chile y Perú entre otros más son vulnerables también al
suministro de petróleo y su precio.
Le
han llenado de fantasía la cabeza al mundo de que gradualmente vamos a un cambio
de energía, y si es posible que suceda cuando ya no quede otra opción y debido
al agotamiento de la energía fósil, pero por ahora se trata más bien de
especular y hacer negocios subvencionados por los gobiernos para enriquecer a
unos pocos promotores de alternativos. No hay que olvidar como ha sido la
historia respecto de los recursos naturales: extraerán la última gota de
petróleo y gas natural y la última piedra de carbón, destruyendo y contaminando
todo lo que tengan por delante. Los demás son cuentos. Los centros financieros tratan de contener el
precio del petróleo en tiempos normales, aunque igual tiene periodos de subida,
y si por ejemplo se extendiera el conflicto bélico en el Medio Oriente e Irán
cerrara el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 25 por ciento del petróleo que
el mundo consume, los precios se triplicarían de un día a otro, porque además
se trata de un producto esencial y escaso lo que dispararía su precio.
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