Durazo, la deformación de la idea, y a las 18 horas del día.
Por Alejandro de la
Torre.
Alguien puede suponer
que Lily Tellez es un caso especial y que es un fenómeno provocado por la concentración
de la toma de decisiones del mesiánico Andrés Manuel.
Pues está equivocado, el mismo Alfonso Durazo no tiene mucho de diferente con la conducta traidora de la senadora.
Pero hay una lista de
incrustrados, empezando por la Tellez desde luego, pero que le siguieron la ex
gobernadora Pavlovich, luego Arturo Bours, precedido por el mismo Durazo, y
este incrustra en su tendencia antimorenista, a Celida López, Cuauhtémoc
Galindo, Margarita Velez, Omar del Valle, Bebo Zatarain, Anabel Acosta, Karina
Zarate, Elia Sallard, y mas los que se acumulen en los próximos dias como Pompa
Corella o el mismísimo Antonio Astiazarán.
Estas majaderías, son
dignas de Fouché, el “duque de Otranto”, que prevé que ya no va a cubrirse del
padrinazgo que lo acompañe en la segunda parte de su sexenio: más fácil actuar atrás
de la luz que visiblemente como gobernante.
La idea de una
transformacion en su cuarta modalidad, es de Andrés Manuel. Su invento no se
conceptualiza por las tesis politico sociológicas del Estado, a pesar de que el
actual presidente haya estudiado en la facultad de ciencias políticas aunque
con promedio de 7.9.
Su pretensión fue “la
cuarta transformacion de la vida pública del pais”: la primera con Hidalgo y
Morelos, la segunda con Juárez, la tercera con Madero y la cuarta con él. Por
eso es mesiánico, no es solo una ocurrencia.
Decir que ya se logró
una transformación por la via pacífica que en otras latitudes y siglos fueron
revoluciones violentas, y que se logró en un sexenio, es tergiversar la Teoría
del Estado.
A un costado de las
aguas caribeñas las experiencias cubana y venezolana nos indican que es más
dificil obtener una revolución de sistema económico a que una persona saque a
un hipopótamo de una alberca.
Los mejores de la ciencia
politica Weber, Durkheim, Lenin, Wrigth Mills, Poulantzas, Bobbio, Sartori,
nunca hablan de un cambio de la vida pública de un pais, hablan de cambio de
sistema, de estado, de régimen y de forma de gobierno.
De esta referencia
podemos deducir que al acabarse el sexenio, la moda de la Cuarta Transformación
tambien acabará, y emergerá otro slogan, otra figura de campaña y modalidad, el
fondo seguirá siendo el verdadero quid del problema: se ha construido un nuevo
regimen politico o sigue todavia el mismo.
La Teoría de Weber es
el aparato funcional del Estado, la de Lenin el sujeto social que se encuentra atrás
del Estado, de Poulantzas la forma de gobierno de democracia o de simulada
democracia, la de Wright Mills la élite que esta atrás del Estado, la de Sartori
el régimen de democracia o de antidemocracia.
Como lo señala el
analista financiero de Forbes Alfredo Paredes: “El mesianismo es un modelo de
comunicación política cuyas estrategias son sacarle provecho a las creencias
religiosas; es un formato de política pública y estilo de gobernar basado en la
supresión cuasi medieval del razonamiento y de la conciencia ciudadana.”
En este contexto
faltan seis horas para que se acabe el día. La etapa previa del reparto del futuro
poder que se escenifica con la competencia de tres corcholatas, es una grosería
ante la falta de participación democrática tanto de las bases que han hecho el
cambio politico (Los protagonistas del cambio verdadero) y esperan mayor
avance, como de los ciudadanos y el pueblo en general que no solo emitieron su
voto, si no que actúan rechazando al viejo régimen corrupto y no quieren
tampoco un regimen hibrido, entre azul y buenas noches, como lo interpreta la película
de Luis Estrada.
La placeada ridícula de
los que aseguran que serán presidentes o presidenta (aunque tenga ascendencia búlgara),
choca con la demanda de abandonar al neoliberalismo y la reproducción de una
nueva clase politica ahora vestida de guinda, que le da espacios de poder a
desertores atracantes del prianrredismo.
Esto lo hace no muy
distinto a la Tellez, el gobernador con el que contamos, señor Durazo; o sea,
la traición. No media traición si no completa traición.
El obtener el poder
de esta clase pequeño burguesa que aspira a ser oligarquía, puede ocupar un
lugar en el prianrredismo, en el morenismo o en sus aliados, o incluso en el
partido de Dante.
El pueblo no puede
aspirar a erigir su propio proyecto de revolucionar al sistema de explotación
capitalista, solo puede aspirar a ser considerado en una encuesta para destapar
una corcholata como si fuera un refresco de cola. Nada más burlesco que este
mecanismo del mesianismo que nos gobierna.
La designación de una
persona para ocupar el poder, es algo que entusiasma a una clase pequeño
burguesa mediocre que quiere puestos publicos, que es aún más antagónica a los
afanes de justicia e igualdad de la clase popular trabajadora, que confiaron en
el presidente que no los iba a traicionar.
Sin embargo aplicar
una encuesta no es ningun método democrático, es solo el reflejo de una burla a
la participación directa y efectiva para construir un nuevo gobierno en el cual
mande el pueblo.
Y esta es la
principal carencia de Durazo. En su gobierno fufurichis, se paga chayote, se
concerta el cuchupo y solo llegan a los cargos de gabinete y de mando los que
mejor sepan presionar la mentalidad estrecha del mismo gobernador.
No hay proyecto que
represente al pueblo de la base social, no hay inclusión con la gente que hizo
el cambio, solo se toman en cuenta los que saben presionar con su poder y
dinero; las cámaras patronales, los industriales, los hoteleros, los grandes
comerciantes, los ganaderos, los agrotitanes, las grandes empresas de medios,
los líderes sindicales venales, los grupos de poder y fácticos. Tambien la cúpula
aspiracioncita arribista que obtiene las carteras de gabinete y que se acomoda
para obtener las futuras candidaturas. El pueblo no cuenta, hay solo migajas
para el.
Con Durazo no hay pueblo señores, no hay protagonistas del cambio verdadero, no hay elevación del debate y del proyecto. Hay solo intereses contrarios al pueblo, hay deformación de la idea original, una conducta de concentración del poder público y de decisiones, que conduce los millonarios recursos bajo la óptica unilateral y hegemónica, previendo perpetuarse cuando ya no esté el líder máximo. Es todo lo que hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario