Baños
Por Alejandro de la Torre
Crónica del
desecho
Es
grave lo que sucede en Ciudad Obregón con respecto a fugas de agua de deshecho
doméstico, conocidas como drenajes abiertos o colapsados.
Mientras
no haya una epidemia bacteriana no habrá alarma sanitaria en el gobierno, pero
la mayoría de la población tiene infecciones estomacales que no se les quitan,
a causa de que en cualquier parte “hace sus necesidades”. En todas
partes lo hace.
La
actual cultura del deshecho en nuestro país no solo parte de que la población
no separa la basura, en orgánica e inorgánica, esto es, que la pésima educación
que se imparte no infunde el hábito normal y cotidiano, de separar el plástico y
lo no degradable de la materia degradable natural, si ni tan siquiera hay depósitos,
mucho menos dos depósitos azul y verde, y esta sería una actividad cotidiana de
cualquier ser vivo, separar el deshecho para conservar su propia vida.
La
cultura del desecho es peor en lo que se refiere a la existencia de “baños”.
El
espacio destinado para el desecho digestivo es el mas descuidado en la
capacidad de la gente para autoconservarse, con mucha mayor razón, la
desinfección “después de ir al baño”.
Y
esto se demuestra con la acumulación de agua verde lamosa cuando no se reparan
los drenajes en decenas quizás centenas de fugas citadinas, los vecinos durante
meses ven el agua hedionda al pasar, le sacan la vuelta, les salpica cruzando
por ella, y la tocan con los zapatos, las llantas o las bicicletas o los
perros callejeros se remojan inevitablemente, todo se vuelve indolente
aspirando bacterias en una costumbre patética. La autoridad responsable del
alcantarillado, al no existir queja es más indolente.
En
el instituto llamado tecnológico y superior, y de Sonora, su rector, inaugura “baños”
con espacios refrigerados, gastando 4.2 millones de pesos.
Lo
contrastante de esto es que nunca han habido “baños” en ninguna parte y en toda
la historia urbana de Ciudad Obregón, los cuales use la población, una consecuencia
de una cultura arraigada que se arrastra por el campesinado que hacia en
fosas, o dentro de la milpa.
La
gente se prendía hace años de las llaves para tomar agua, -esto se acabó–, y
orinaba en cualquier baldío, ya no tenemos que describir la actividad que se
conoce “del 2”.
Con
los expendios de comida rápida, cantinas y demás, los líquidos tuvieron buen
destino, mas no lo demás.
Los
“baños” públicos conocidos, siempre fueron los del mercado municipal, los de la
central camionera y párale de contar edificios propiedad pública, pero que
ahora cobran por usarlos, además de los árboles, las bardas y los callejones
que siempre han sufrido los platos rotos.
La
vida urbana tiene un grave problema que es disuadido en la disipación mental de
cualquier persona cuanti mas del funcionario que es responsable del orden y se
hace de la vista gorda, únicamente salvada la situación cuando un cuico detiene
a algún borrachín desahogando en la vía pública.
La
población no cuida sus “baños” particulares, los de sus domicilios, por la velocidad
de la vida para sacar el chivo cotidiano que no alcanza mucho menos para tener
tazas limpias, con tapaderas y drenaje funcionando. Una muestra es el tianguis en
donde cobran de 5 a 10 pesos por el uso de retretes. Los supermercados y las
tiendas departamentales, no tienen retretes higiénicos y las autoridades de la
secretaria de salud, son corruptas aceptando mochadas para que nunca se les de
mantenimiento conforme a la ley.
La
palabra “baño” utilizada por el rector Héctor Hernández que tiene un doctorado,
está pesimamente mal empleda, por que el baño es cubrir el cuerpo de agua o de
cualquier cosa, y aquí solo se le echa a las manos con jabón. Ahí no hay baño.
Y
si el rector de la gran institución de educación no sabe usar una palabra, ¿cómo
estaremos el resto de los ignorantes del pueblo?.
Por
eso tenemos un gobierno que la caga, sobre todo el cínico de la cuata
tanfomachón, que no cambió nada, al no priorizar tapar los drenajes y limpiar
las calles de sus aguas hediondas, generando una animadversión prejuiciosa en
la vida cotidiana, que puede traer y “dios guarde” una epidemia de salmonelosis
o cólera y ahora si se va a “tapar el pozo al ahogarse el niño”.
Pero
la gente sufre diarreas, no tiene una vida sana estomacalmente, sus “baños” son
lo mas descuidado de sus vidas, así como los botes de basura, un problema
desdeñado por malos gobernantes, malos regidores o funcionarios y por un Rector
“ignorante” con doctorado que usa la
palabra para referirse al retrete.
No
infundir una cultura de la higiene personal es una de las graves carencias del
sistema educativo mexicano. Es algo superfluo para el corrupto gobierno incluídos
los directores de las escuelas públicas que no infunden la disciplina en los
educandos, la cultura de los deshechos que son tan importantes como los hechos.
Tan importante es la producción, como el efecto de lo producido, tan importante
es el ingreso como el egreso.
Por
eso es prioritario el tratamiento de la basura, como la fabricación del producto,
por que es un ciclo completo que se corta por la irresponsabilidad de no darle
un tratamiento a los desechos igual como no se lo damos a la evacuación de
nuestro aparato digestivo que va a parar no sabemos dónde.
El
desecho intestinal de millones de seres humanos, ha ido históricamente al mar o
a fosas sépticas que no le dan el tratamiento al agua utilizada para su
evacuación, como que el razonamiento nos indica que es algo desagradable, y por
lo tanto no es parte de la responsabilidad humana.
En
Cajeme las plantas tratadoras de aguas residuales fueron construidas con contratos
corruptos del gobierno de Faustino Félix Escalante en 1994, que Javier Lamarque
en 1997 encubrió de forma patética, y hoy esas plantas están desbordadas o sea
los desechos han contaminado los contornos de forma dramática; en otras
palabras la caca está aglomerada y todos se hacen de la vista gorda, igual que la
tubería que borbotea en decenas de calles obregonenses.
Pero
el problema descrito en este relato, no se resuelve con dinero, se resuelve
asumiéndolo con cultura y participación de los ciudadanos, no esperando que los
gobernantes lo hagan.
La
cultura del “baño” es dramática, conlleva enfermedad y salud, mentalidad al
asco y a la tolerancia de lo mal hecho, o mejor dicho de lo mal desecho.
Sentar
las nalgas en un baño higiénico es de lo mas placentero, así como comer
sanamente, genera otra percepción de la vida. Al no existir baños donde la
gente y los niños, mejoren su cultura ciudadana, es parte de un problema que es
el fondo, resultado de una gobernabilidad corrupta.
Baños, bebederos y reciclado de la basura son parte de una transformación social, de la cual han hecho mofa malos gobernantes cínicos, irresponsables y corruptos.
Construir retretes y sanitarios públicos así como bebederos públicos y disponer de depósitos de basura homogéneos para todos los domicilios es una disposición de orden digna de una buena gobernabilidad. Hay que cuidar tan siquiera las posaderas, caramba!
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