Para
cambiar al Valle del Yaqui
Por
Alejandro de la Torre D.
Cinco
factores impiden el desarrollo potencial del valle del yaqui formado por más de
250 mil hectáreas.
1.-
La reapropiación privada, acaparando la tierra y el agua en las últimas tres
décadas.
2.-
La pobreza generalizada de la población rural y semirural.
3.-
El deterioro de los recursos naturales principalmente agua y suelo.
4.-
La incapacidad para adaptar la tecnología y la ingeniería a nuevos patrones
productivos.
5.-
La incapacidad de integrar el sistema agroproductivo como un todo: Producción-Sustentabilidad-Mercado-Industrialización-Campecinación.
Los
describiré posteriormente uno por uno.
La
zona agrícola requiere conservar la mejor agua del mundo, la del Río Yaqui y
sus afluentes con niveles muy tolerables todavía de solidos disueltos en su
agua superficial más no en sus acuíferos con salinidad, también requiere
proteger uno de los mejores suelos del mundo, de textura arcillosa y franco
limosa.
La
economía regional para despuntar debe cambiar el modelo de desarrollo con un
plan de largo alcance, para reorganizar el sector, rompiendo los moldes del
autoritarismo que corporativizaban a la pequeña propiedad y a los ejidos,
integrando nueva mentalidad en los hombres y mujeres del campo con la
planificación, la administración y los métodos productivos mejorados. Generar
en el mediano plazo el valor adicional a cualquier producto que salga de la
tierra en su transformación secundaria.
Se
requiere incorporar la producción a la demanda nacional alimentaria, pecuaria e
industrial en un modelo de regeneración del ingreso de los agricultores y
campesinos, integrándola como un todo único y no en piezas o en corporaciones
privadas que se apoderan de tierra, agua y cosechas con el financiamiento
condicionado.
Adquirir
tecnología de riego debe ser una prioridad no para producir trigo que se hará
pan o harina, si no para diversificar otro tipo de cultivos, un nuevo sistema
de mejoramiento del uso del agua aunque muy costoso, podrá cambiar la costumbre
de solo apostarle al trigo o al maíz, sino diversificar con cultivos tan
insospechados como cucurbitáceas, olivo, la gran variedad de legumbres y
verduras, que los dueños del poder agrícola han impedido que se desarrollen
como cultivos, y esto se debe romper con un plan de financiamiento e impulso
oficial. Así, aunque se invertirán montos considerables el crecimiento agrícola
será basto en el mediano y largo plazo.
Así
mismo debe invertirse en la incorporación de fertilizantes orgánicos, de harina
de roca y conservación de suelos, mejorando los métodos no químicos para
enfrentar plagas y salinidad.
El
reto no debe verse como obstrucción, si no con capacidad técnica y científica,
aunque se tenga que romper con la burocratización de la autoridad en materia
agrícola.
Los
hombres del campo están bajo el sol, usan sus manos y brazos, soportan la
adversidad del trabajo fuera de minisplits y escritorios, y este es un llamado
para los que laboran en las instituciones o para los grandes potentados
agrícolas.
El campo en Sonora debe cambiar el paradigma
Los campesinos y agricultores siguen los instintos de su empirismo. Sin embargo estos han dejado de ser validos ante el reto de cambiar la productividad y la adaptación ante el deterioro de los recursos. Los factores que han impedido puntear la agricultura del Sur de Sonora y convertirla en el polo de desarrollo aspirado hace décadas, deben remontarse y generar nueva estrategia, que integre a productores como un solo organismo, acabando la desigualdad y la depredación.
1.- La Reapropiación.
Los campesinos y agricultores siguen los instintos de su empirismo. Sin embargo estos han dejado de ser validos ante el reto de cambiar la productividad y la adaptación ante el deterioro de los recursos. Los factores que han impedido puntear la agricultura del Sur de Sonora y convertirla en el polo de desarrollo aspirado hace décadas, deben remontarse y generar nueva estrategia, que integre a productores como un solo organismo, acabando la desigualdad y la depredación.
1.- La Reapropiación.
Ya
no queda nada de aquel valle agrícola del que habló Jaime Vargas Martínez en su
relato "Los Depredadores", porque los ejidos han prácticamente desaparecido, pero
igualmente la pequeña propiedad de la tierra. Ahora son grandes Empresas
privadas que se coaligan con Grandes Distribuidoras internacionales que les
entregan financiamiento e incluso venden las cosechas a futuro.
En
esas Sociedades vestidas del formato "Rural" son los socios que
rentan cada vez mayores extensiones a pequeños productores y a ejidos que también han
vendido sus parcelas. Estas empresas acaparan agua y tierra y se han apoderado
de más de 180 mil hectáreas. Al tener maquinaria de labriego, siembra y cosecha
en grandes cantidades, fulminan a los campesinos y a los pequeños agricultores. En
algunos casos están ligadas a grupos con actividades ilícitas. Siembran de 500
a 3 mil hectáreas cada una y algunos de los propietarios son descendientes de viejos latifundistas.
2.-
La Pobreza.
En
el campo del Sur de Sonora, ya no hay Ejidos, existen jornaleros que solo
trabajan en periodos de 4 a 6 meses, y el resto del año no tienen ingresos. A
esto se agrega el empobrecimiento de la gente que vive en las comunidades
semirurales que alguna vez fueron colonias ejidales. El ingreso de la gente no
llega a los tres salarios mínimos diarios, más de 60 mil habitantes.
3.-
Los recursos en destrucción.
El
suelo ha perdido sus propiedades por que el uso de sustancias fosforadas ha desintegrado
la materia orgánica y las cadenas reproductivas de los ecosistemas. Los
pesticidas también tienen perjudicada en múltiples casos a los moradores del
campo: cáncer de mama, cervicouterinos y leucemias. El agua se desperdicia en un
30 por ciento por lo que no se reintegra a las afluentes y el manto freático ha
llegado a los límites de salinidad. El uso de agua para el cultivo de Trigo es
desproporcionado: más de mil litros de agua para producir un kilo de trigo. Ese trigo tampoco se puede hacer pan, se va a la exportación por ser variedad cristalina. Es así que se
destruyen los recursos agua y suelo de forma dramática y absurda. Debe
plantearse una alternativa productiva que transforme esto, porque la naturaleza
se está acabando, y por lo tanto la vida.
4.- Desvinculada la ciencia a nuevos cultivos
La tecnología de riego, es relativamente costosa ante el bajo valor que genera la producción triguera. Pero se vuelve una inevitable necesidad. En los estados de la meseta norteaméricana, el trigo no se riega con agua de represo, se siembra en las llanuras prenevadas y el deshielo dos meses después hace germinar la planta, son cosechas superiores a las mil millones de toneladas en el verano. En Sonora es riguroso para hacer una nueva agricultura inventar sistemas de riego cada vez mas flexibles y accesibles, para eso se requiere ingeniería. Y se requiere implementarla por que tenemos la mejor planicie agricola de México y es un desperdicio tirar el agua y no generar cultivos que incrementen la prosperidad del sector, la región y el país. Pero seguir con el mismo sistema de riego y baja rentabilidad es seguir en el retraso y la pobreza.
Los nuevos sistemas de riego que deben adquirirse y que conserven el agua superficial y realimenten los ríos subterráneos son no solo para salvar la economía, son también para salvar la vida del planeta y la naturaleza que nos protege.
Pero esta nueva distribución a través de la aspersión y goteo o riego dosificado, ahorraría miles de millones de metros cúbicos para ampliar la extensión y la manutención de nuevos cultivos, como las plantas frutales rastreras y arboladas, los invernaderos y las leguminosas que han sido bloqueadas por los grupos de poder que someten a la mayoría agricultora, con la complacencia de autoridades reguladoras gubernamentales.
5.- La reintegración agrícola
El Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, deben tener un proyecto de planeación y readministración que rompa los esquemas conservadores y de privilegios. Todos los valles sonorenses deben unificarse en torno a un plan de mediano y largo alcance, en tres aspectos: regeneración de los recursos naturales, impulso a una economía potencial diversificada para la agricultura, el abatimiento sustancial de la pobreza de los trabajadores del campo y de sus familias y la regeneración de ejidos y campesinos, y adaptar al sector con una estrategia de mercado integral, y no de división por ganar precios y exportaciones para unos cuantos. Unificar las 400 mil hectáreas de cultivo en un plan unificador de crecimiento y desarrollo, incorporando una estrategia tecnologica y de mercadeo, insertándolo primordialmente a las necesidades de alimentación de los mexicanos y de insumos de la industria nacional y también para la exportación de productos agricolas demandados en Europa y Asia tan diversos para el consumidor directo e indirecto de paises grandes y chicos que los demandan y con recursos para importarlos.
4.- Desvinculada la ciencia a nuevos cultivos
La tecnología de riego, es relativamente costosa ante el bajo valor que genera la producción triguera. Pero se vuelve una inevitable necesidad. En los estados de la meseta norteaméricana, el trigo no se riega con agua de represo, se siembra en las llanuras prenevadas y el deshielo dos meses después hace germinar la planta, son cosechas superiores a las mil millones de toneladas en el verano. En Sonora es riguroso para hacer una nueva agricultura inventar sistemas de riego cada vez mas flexibles y accesibles, para eso se requiere ingeniería. Y se requiere implementarla por que tenemos la mejor planicie agricola de México y es un desperdicio tirar el agua y no generar cultivos que incrementen la prosperidad del sector, la región y el país. Pero seguir con el mismo sistema de riego y baja rentabilidad es seguir en el retraso y la pobreza.
Los nuevos sistemas de riego que deben adquirirse y que conserven el agua superficial y realimenten los ríos subterráneos son no solo para salvar la economía, son también para salvar la vida del planeta y la naturaleza que nos protege.
Pero esta nueva distribución a través de la aspersión y goteo o riego dosificado, ahorraría miles de millones de metros cúbicos para ampliar la extensión y la manutención de nuevos cultivos, como las plantas frutales rastreras y arboladas, los invernaderos y las leguminosas que han sido bloqueadas por los grupos de poder que someten a la mayoría agricultora, con la complacencia de autoridades reguladoras gubernamentales.
5.- La reintegración agrícola
El Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, deben tener un proyecto de planeación y readministración que rompa los esquemas conservadores y de privilegios. Todos los valles sonorenses deben unificarse en torno a un plan de mediano y largo alcance, en tres aspectos: regeneración de los recursos naturales, impulso a una economía potencial diversificada para la agricultura, el abatimiento sustancial de la pobreza de los trabajadores del campo y de sus familias y la regeneración de ejidos y campesinos, y adaptar al sector con una estrategia de mercado integral, y no de división por ganar precios y exportaciones para unos cuantos. Unificar las 400 mil hectáreas de cultivo en un plan unificador de crecimiento y desarrollo, incorporando una estrategia tecnologica y de mercadeo, insertándolo primordialmente a las necesidades de alimentación de los mexicanos y de insumos de la industria nacional y también para la exportación de productos agricolas demandados en Europa y Asia tan diversos para el consumidor directo e indirecto de paises grandes y chicos que los demandan y con recursos para importarlos.
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