Paisaje después de la
batalla electoral
Por Rogelio Núñez
Las elecciones
locales del 5 de junio han dado algunas pistas de cómo se
presenta la carrera hacia la presidencia, que tendrá lugar en México en 2018. A
diferencia de otras citas, como la de 2009 que colocó como caballo ganador al
PRI, en esta ocasión nadie ha logrado distanciarse significativamente.
En estos comicios
los que han retrocedido (PRI y PRD) han recibido un fuerte golpe pero no
han quedado fuera de juego ni ko. Los que han avanzado (PAN y MORENA) salen
reforzados pero no han logrado conquistar una distancia decisiva.
Los candidatos
independientes no cosecharon grandes éxitos lo cual manda un mensaje, el de que
en 2018 es muy complejo que emerja un candidato exitoso al margen de los
partidos tradicionales.
El PRI,
debilitado, pero el más fuerte
El PRI sigue
siendo el partido con más poder a escala nacional (primera fuerza en el
legislativo y presidencia de la República) y local. Ha perdido dos de sus
bastiones histórico (Veraruz y Taumalipas). El partido ha sido víctima del
desgaste de tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto.
“El poder desgasta
y ha sido un golpe de castigo después de malos gobiernos. La población
finalmente decidió cambiar y elegir la opción que le parecía más viable, en
algunos casos el PAN en alianzas con el PRD[Partido de la Revolución
Democrática], simplemente fue un agotamiento de los gobiernos malos del
PRI, un voto de castigo. Es lo más normal de las democracias que se den los votos
de castigo después de tantos años bajo los gobiernos del PRI y éstos
eran cada vez más malos: todo el desgaste de Veracruz, Tamaulipas,
la complicidad con el narco, la gente se hartó”, dijo Jorge Chabat,
investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Pero el PRI sigue siendo la mayor maquinaria
política del país, primera fuerza en gobiernos estatales, ostentando 15
gubernaturas; seguido del PAN, con 8; y del PRD, con 4 administraciones. La
alianza PRD-PAN gobernará en tres entidades más.
El tricolor,
liderado por Manlio Fabio Beltrones, se quedaría con los gobiernos de Campeche,
Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Nayarit,
Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas.
La lista nominal de
los 15 estados que pueden quedar en manos del tricolor suma poco más de 36
millones de ciudadanos.
Este fuerte golpe
para el priismo obliga a que el partido empieza a prepararse para la carrera
presidencial y empezar a definir quién es la figura con más posibilidades para
mantener al PRI en Los Pinos: el secretario de gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong; el de Educación, Aurelio Nuño.
Como apunta Pascal
Beltrán en Excelsior, “el líder priista Manlio Fabio Beltrones falló.
Su partido ganará sólo cinco de 12 gubernaturas en juego, cuatro por debajo de
su propio pronóstico. Con esos resultados, no compite más por la candidatura
tricolor en 2018. En la capital el PRI sigue sin dar pie con bola: se fue al
cuarto lugar, detrás de Morena, PRD y PAN. En la pista del PRI siguen
corriendo Miguel Ángel Osorio Chong (no hubo gran violencia el
domingo y el PRI ganó Hidalgo), Aurelio Nuño (el PRI ganó
Oaxaca, principal reducto de la CNTE) y José Antonio Meade (aunque
ser independiente ya no suene tan sexy como hace algunos meses)”.
El resurgir de un
PAN dividido
El PAN han sido
uno de los grandes triunfadores de la jornada electoral ya que venció en Veracruz,
Quintana Roo y Durango –en estos tres casos en alianza con el Partido
de la Revolución Democrática (PRD)– y en Puebla, Chihuahua, Tamaulipas
y Aguascalientes.
El presidente del
PAN, Ricardo Anaya, no dudó en calificar de «verdaderamente
histórico» este resultado ya que “nunca habíamos ganado más de tres gobernaturas en una sola
jornada y ganamos siete”.
El grave handicap
para el panismo es que internamente se encuentra dividido entre los seguidores
de Anaya, quien ha salido muy reforzado de esta cita electoral, y los
partidarios de Margarita Zavala, la esposa de Felipe Calderón,
rival interna de Anaya.
La estrategia de
Ricardo Anaya ha sido muy exitosa: el PAN retuvo Puebla con Antonio Gali
Fayad, “delfín” del gobernador y presidenciable Rafael Moreno Valle; recuperó
Chihuahua con Javier Corral y Aguascalientes con Martín Orozco, que ya había
gobernado, y por primera vez gobernará Veracruz con Miguel Angel Yunes,
Tamaulipas con Francisco García Cabeza de Vaca, Durango con José Rosas Aispuru
y Quintana Roo con Carlos Joaquín.
Anaya logra poder
en el partido y a escala global aunque la popularidad la tiene Zavala. De todas
formas como ella misma admite la contienda interna rumbo a la candidatura
por el PAN se pone ‘más jugosa’ con los posicionamientos de Ricardo
Anaya y Rafael Moreno Valle, dirigente nacional del PAN y Gobernador de
Puebla, respectivamente, como posibles competidores.
Jorge Fernández
Menéndez, en el diario Excelsior, señala que “para el PAN,
ya habrá tiempo de analizarlo, viene ahora lo más complejo que es administrar
el triunfo, gobernar bien en los estados en los que ganó, porque el voto de
castigo, veamos si no Nuevo León, se puede revertir muy fácilmente, pero debe
saber elegir su candidatura sin dividirse: hoy Ricardo Anaya sale,
sin duda, fortalecido, lo mismo que Rafael Moreno Valle y Margarita
Zavala, pero los tres no pueden ser candidatos en el 2018, y los tres
quieren serlo. Ni siquiera en el año 2000 se le presentó al PAN un escenario
tan accesible, pero también más volátil por su propia situación interna”.
La pugna por la
izquierda entre PRD y MORENA
MORENA, que lidera Andrés
Manuel López Obrador, ha sido uno de los grandes triunfadores pero no
ha logrado acabar con el PRD como su rival a la hora de llevarse el voto
de la izquierda. Incluso, frente a López Obrador emerge la figura del jefe
de Gobierno de la capital Miguel Ángel Mancera vinculado al
PRD.
MORENA fue el más
votado en la Ciudad de México en las elecciones a la Asamblea Constituyente de
esta entidad con el 35% de los votos pero a solo 4 de PRD que alcanzó el 31%.
Además, Morena logró
22 espacios en la Asamblea Constituyente que redactará la Constitución
de la Ciudad de México, el PRD argumenta que tendrá 29
representantes: 19 que obtuvo en la elección, más 2 designados en la Cámara
de Diputados, dos en la de Senadores y “seis
personalidades propuestas por el jefe de Gobierno”, dio a conocer
ayer su líder en la capital, Raúl Flores.
Con esto, el
PRD sería la primera fuerza, seguida por Morena, con 22 representantes; el PRI,
con 21; el PAN, con 14; Encuentro Social, PVEM y Panal, con 3 cada uno;
Movimiento Ciudadano, con 2; el independiente Ismael Figueroa, y una curul que
le correspondería al PT por designación en el senado, pero que no ha sido
asignada.
Esta situación
provoca que para 2018 la única opción para la izquierda sea marchar unidos
porque claramente el voto de ese espectro de divide entre López Obrador y el
PRD. Además, si bien AMLO tiene el liderazgo carece de estructura nacional la
cual si la posee el PRD.
“Muchos han dicho
que fue una mala elección para el PRD. Depende cómo se la analice: no ganó,
solo, nada. Pero pueden quedarse con presencia importante en Veracruz, en
Tamaulipas, en Quintana Roo, en Durango, en Chihuahua (pese a que no fueron en
alianza, un sector del PRD apoyó a Corral). Incluso en la Ciudad de
México no le fue tan mal respecto a Morena. El tema para el PRD ahora es
definir si en el 2018 sigue con el PAN, regresa a donde no lo quieren, o sea
con Morena, o va solo. Esa duda no la tiene Morena: López Obrador sigue
en lo suyo, estas campañas fueron para consolidar su candidatura para el 2018″,
concluye Jorge Fernández Menéndez.
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