El ultimo caudillismo, el peor en la historia
Por Sugar Red.
Termina un lapso de 6 años que, por sus contornos económicos, políticos y sociales, sólo es equiparable a aquella existencia vegetativa y patética que arrastró el país como el México de Antonio López de Santa Anna, que terminó en aquel entonces con la pérdida de la mitad de territorio de lo que fuera la Nueva España independizada en 1821.
Que quede pues constancia del término del peor gobierno en la historia contemporánea. Actualmente, el país es peor de lo que era hace 6 años.
Es un país cuyos cimientos son los mismos del Pacto por México (del PRI, PAN y PRD) que a su vez sólo coronó el ciclo de reformas estructurales neoliberales de 1982-2013. Hasta este momento cada sucio Partido burgués, el PRI y el PAN, tuvo su oportunidad de dirigir el México neoliberal en que muchos nacimos.
Hoy el país es tan neoliberal como entonces, pero lo es de una peor manera, porque si antes era un neoliberalismo franco con un franco enemigo, hoy el gobierno saliente se presenta como el amigo y libertador de un pueblo cuya existencia solo sirve a incrementar la masa de riqueza de la burguesía dueña de México desde 1910 y del capital internacional al cual está subordinada. Consiguió esto al añadir a ese México neoliberal de miseria en un polo y riqueza en otro, una nueva legitimidad y bases sociales, como lo intentara el precursor Carlos Salinas con su PRONASOL. He aquí el "Bienestar", bienestar para el régimen de acumulación capitalista neoliberal.
Obrador nunca fue otra cosa sino un PRIISTA, como PRIISTA lo fue el caudillo anterior en turno, Cuauhtémoc Cárdenas. Solo la crisis del México neoliberal, la decadencia final del viejo sistema de partidos, colocó en su pedestal de cartón a este diminuto dictadorsuelo, apellidado Obrador con aires quijotescos de personaje histórico. Pero, en último término, es la postración histórica del proletariado mexicano, única clase revolucionaria en la historia del México moderno -pues la pequeña burguesía tan pronto cayó en los brazos de un Cárdenas en 1988, como de un Fox en 2000, como de un Peña en 2012 y un Obrador en 2018-reprimido en cada intento de redención (1916, 1936, 1947, 1958, en los años setenta y ochentas) bajo las bayonetas sangrientas del Estado capitalista que la burguesía mexicana ha podido imponer a sus partidos representativos.
Hoy acaba el turno del último caudillo quijotesco, que en aras de su fantasía de creer estar encabezando una "transformación", en realidad encabezó una decadencia social, obstaculizando todo cambio revolucionario que ha de provenir de las masas y no de los falsos salvadores y tiranos.
El poder sigue en manos de los Slim, los Pliego y la oligarquía
financiera mexicana y foránea sobre las clases laboriosas, tanto como en 2012 o
2006. Quien crea lo contrario, asume la defensa del gobierno de la burguesía,
tanto como lo hacían los intelectuales en la defensa del viejo priismo con su
Ideología de la Revolución Mexicana.
La lucha de clases prosigue y se enfila en primera contra las ilusiones reformistas respecto al gobierno saliente y la insulsa títere entrante.
-Abajo el ultra presidencialismo militarista y su política económica
social-neoliberal.
-El caudillismo es la antidemocracia.
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