UN TORO VENERADO
Por Alejandro De la
Torre D.
Valenzuela siempre estuvo con nosotros. Cada vez que abría un juego
estábamos pendientes de la televisión, y cuando ganaba, salíamos al parque a
jugar beisbolito inspirados, había emociones, aplausos y perfilaba su desempeño
la motivación de los sursonorenses no solo mexicanos. Valenzuela recuerdo que
el Chapo Reyes encargado del campo cuatro caminos decía que lo vio piscar
algodón a los 15 años de edad, y si no era el, si fueron sus hermanos 11 en
total, de Etchohuaquila.
Fernando Valenzuela Anguamea era un fiel representante de la raza tan
noble, tan pura, tan solvente moralmente, introvertida, resistente, con la
mirada interna, pasiva, taciturna. Yo fui testigo al verlos pizcar a los
mayitos que se trasladaban desde Huaisiacobe, su recolecta blanca, sin trampas,
en contraste con vecinos de Villa Juárez que no era tan limpia la fibra que
pesaban y luego la volteaban del saco a la batanga.
Ese carácter se vertió en el mejor lanzador que ha jugado en las ligas
mayores de procedencia indígena, y que llamó enormemente y con cada juego la
atención del pueblo, de sus seguidores y fanáticos.
La resistencia y disciplina mayo, ahí se reflejó, fue de los últimos
lanzadores que completaban partidos, hoy ya los relevan y sucumben antes de la
séptima entrada.
La importancia de Fernando Valenzuela es que infundió en la vida popular
la confianza de que en cualquier terreno la sangre yoreme es de las grandes.
En EU las tribus americanas no tienen ejemplos como el de Fernando,
disciplinado, noble, humilde, inteligente, fuerte, duro, resistente, hábil,
rápido, leal, coordinado, empeñado, y un montón mas de cualidades, para
culminar en su popularidad, la admiración y veneración de su gente y de todo el
mundo del beisbol.
Fernando de 1981 a 1986 fue el mas grande de la historia de los pitchers
de las ligas mayores, impactó en el pensamiento y la emoción de millones
principalmente mexicanos, que empezaron a seguir al beisbol como nunca, como
ningún otro deportista. Seguirá permeando imperecederamente en la cultura deportiva
internacional y en la cultura general del sur de Sonora.
Le pusieron al Estadio de Hermosillo su nombre, pero le correspondía a
Cajeme o Navojoa, pero un Estadio que sea propiedad del pueblo no de
explotación privada.
Viva Fernando Valenzuela. Vivirá por siempre.
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