sábado, 5 de octubre de 2024

Fernando no se va, vivirá.

UN TORO VENERADO

Por Alejandro De la Torre D.

Valenzuela siempre estuvo con nosotros. Cada vez que abría un juego estábamos pendientes de la televisión, y cuando ganaba, salíamos al parque a jugar beisbolito inspirados, había emociones, aplausos y perfilaba su desempeño la motivación de los sursonorenses no solo mexicanos. Valenzuela recuerdo que el Chapo Reyes encargado del campo cuatro caminos decía que lo vio piscar algodón a los 15 años de edad, y si no era el, si fueron sus hermanos 11 en total, de Etchohuaquila.

Fernando Valenzuela Anguamea era un fiel representante de la raza tan noble, tan pura, tan solvente moralmente, introvertida, resistente, con la mirada interna, pasiva, taciturna. Yo fui testigo al verlos pizcar a los mayitos que se trasladaban desde Huaisiacobe, su recolecta blanca, sin trampas, en contraste con vecinos de Villa Juárez que no era tan limpia la fibra que pesaban y luego la volteaban del saco a la batanga.

Ese carácter se vertió en el mejor lanzador que ha jugado en las ligas mayores de procedencia indígena, y que llamó enormemente y con cada juego la atención del pueblo, de sus seguidores y fanáticos.

La resistencia y disciplina mayo, ahí se reflejó, fue de los últimos lanzadores que completaban partidos, hoy ya los relevan y sucumben antes de la séptima entrada.

La importancia de Fernando Valenzuela es que infundió en la vida popular la confianza de que en cualquier terreno la sangre yoreme es de las grandes.

En EU las tribus americanas no tienen ejemplos como el de Fernando, disciplinado, noble, humilde, inteligente, fuerte, duro, resistente, hábil, rápido, leal, coordinado, empeñado, y un montón mas de cualidades, para culminar en su popularidad, la admiración y veneración de su gente y de todo el mundo del beisbol.

Fernando de 1981 a 1986 fue el mas grande de la historia de los pitchers de las ligas mayores, impactó en el pensamiento y la emoción de millones principalmente mexicanos, que empezaron a seguir al beisbol como nunca, como ningún otro deportista. Seguirá permeando imperecederamente en la cultura deportiva internacional y en la cultura general del sur de Sonora.

Le pusieron al Estadio de Hermosillo su nombre, pero le correspondía a Cajeme o Navojoa, pero un Estadio que sea propiedad del pueblo no de explotación privada.

Viva Fernando Valenzuela. Vivirá por siempre. 



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