RÉGIMEN DEL
NO CAMBIO
Por Alejandro De la Torre D.
El encargado del estudio sobre la
revolución en México es contrario a su propio oficio, es portador de una
concepción reformista contraria a la revolucionaria, por eso tergiversa lo que
es el cambio de régimen.
Habla de “cambio”, pero no dice qué
carácter de régimen. El autor enreda los conceptos y peca de indefinición
ideológica. Menciona a las clases y grupos sociales cuando no es el gobierno o
la élite política lo importante, precisamente por esta deficiencia, el régimen
–político– actual, sigue siendo el mismo del pasado, sus piezas fundamentales
se mantienen y lo que únicamente cambia es la forma de gobernar que si tiene
diferencias notables con los gobiernos sexenales anteriores desde 1940. La
forma de gobernar, no el régimen político.
El régimen político es el único
existente, no es como dice Felipe Ávila, que el cambio de régimen es un cambio
profundo en la estructura económica; no, es al revés; un cambio de la
estructura económica hace irremediablemente un cambio de todas las demas
superestructuras en las que están erigidas: políticas, culturales, sociales,
legales, habituales.
Estas relaciones de producción están
sentadas en un modo de producción, este modo de producción al depender de la
explotación de la fuerza de trabajo de miles de obreros y al acumular la
ganancia obtenida de esa explotación, apropiada en unas cuantas personas, se
llama capitalismo, y esas personas se llaman capitalistas; cuando la
concentración descomunal de esa ganancia no se aplica a mas infraestructura
industrial y productiva, se destina a acumularse en capital financiero, esta
acumulación genera una capa superior en la clase social capitalista, que se
llama oligarquía financiera, que domina a todo el modo de producción. Estas
relaciones de producción determinan todo el resto de relaciones humanas entre
ellas las creencias, las conductas y las mentalidades humanas.
Estas conductas son las que están
determinadas por un régimen político cuando se trata de entender las relaciones
políticas y la relaciones entre las clases sociales y los estratos sociales, y
las dos clases antagónicas son la clase explotada que produce las mercancías y
la ganancia con su trabajo, y la clase explotadora que controla la ganancia
producida por ese trabajo, concentrada primero en el capital financiero y en
segundo orden el capital industrial y comercial.
En estas relaciones políticas se
encuentra la forma de gobierno que es solo forma, es superficie, y el régimen
político, que es la organización del aparato de cualquier gobierno, que puede
ser de una sola persona, de un parlamento o del reparto entre tres poderes
legalizados por las repúblicas burguesas.
Este régimen puede ser completamente
cerrado y muy abierto, pero nunca completamente abierto. En el completamente
cerrado están las repúblicas de un dictador o un semidictador, y en los
abiertos están las repúblicas que incluyen a la gobernabilidad con el concurso
más abierto de sujetos sociales, mientras no sea mayoritaria o hegemónica la
representación de la clase explotada en este concurso, pero pueden ser muy
abiertas. Pero nunca este régimen político será absolutamente abierto, será
cerrado siempre como un grifo de agua, por el control de la oligarquía del modo
de producción, de la estructura económica y lo cerrará tanto o menos mientras
deje de poner en riesgo su control.
Para modificar este esquema que no ha
sido remontado ni por las repúblicas soviéticas europeas mucho menos por la
China ex comunista actual, puede hacerse una revolución del proletariado, de
las masas pobres y explotadas mediante el golpe tomando el poder o mediante el
camino más iluminado en la actualidad, la organización popular. P,ara gobernar
desde el pueblo en sus estructuras ciudadanas directas, esto es en sus barrios
y comunidades, esto es, en consejos ciudadanos de gobierno en la base popular
de sus espacios de vida, los barrios, las calles urbanas, los pueblos y las
comunidades, tomando los ayuntamientos, gobernando en los ayuntamientos, forma
actual municipio libre, base del federalismo definido por la Constitución
Política de México.
El régimen no lo ha cambiado el
efecto de las elecciones de 2018, mucho menos el gobierno del actual
presidente, al contrario, se recupera, se regenera y se convierte en el aparato
con el que se reproducen las relaciones políticas con el resto de los sujetos
sociales, que la mayoría son desplazados, principalmente los estratos más
amplios del pueblo y los miles de millones que pertenecen a la clase
trabajadora explotada.
Para cambiar al régimen se requieren
mecanismos de participación y decisión social, que no los impulsó el actual
gobierno, al contrario, tomaron todas las decisiones los nuevos grandes
poseedores del aparato de gobierno, este es el fundamento para demostrar que el
régimen actual no cambió, es el mismo régimen del pasado, unipersonal, poderes
subordinados, entidades gobernadas por déspotas igual que el pasado,
instituciones disfuncionales y autoritarias, permanencia de la corrupción en el
manejo del dinero público, el control del poder de la fuerza armada, la
tolerancia con los poderes velados fácticos, la obediencia absoluta al poder
del capital financiero.
Sin embargo, es demostrable que en el
mismo régimen que prevalece debe buscarse un mecanismo que lo legitime, que es
abrir el gobierno y la existencia de elecciones, así como evitar el choque con
los estratos sociales mas marginados, que pueden irremediablemente por esta
característica, gobernar.
Al gobernar esta parte mayoritaria,
ampliamente mayoritaria, en sus espacios comunitarios tomando los
ayuntamientos. Ayuntamiento viene de la palabra “Yuntar”, juntar. Entonces y
solo de entonces, se considerará que el régimen ya no será el mismo, que será
un nuevo régimen político, donde la sociedad, los ciudadanos, tomen las
decisiones en los municipios y en las entidades, que se impondrán por encima de
un gobierno central, que le dicen gobierno “federal”, que es un gobierno que
sigue imponiéndose y tomando las decisiones desde un presidente o presidenta
dictador, hegemónico, de ahí viene la obsesión corrupta por ganar las
elecciones federales.
Cuando el pueblo tome las decisiones
políticas y de conducción económica, habrá cambiado verdaderamente el régimen
político, mientras no sea así, el régimen será híbrido, o sea peor que el
régimen caduco y más favorable al modo de producción imperante, con todo su
contenido ideológico, legal y de sometimiento.
Pero todavía más, la cuatroté no tiene intención, ni el propósito de cambiar al régimen político, por que ya le cayó el poder sin necesidad de cambiarlo. Pudo cambiarlo desde el primer día que tomó el poder en el año 2018, y transformarlo de fondo y raíz, pero cuando vieron las mieles, se frenaron, se entusiasmaron y les gustó ejercer los beneficios de mantenerolo. Tampoco después del 2024 tienen ninguna intención de cambiarlo, si no de fortalecerlo. Solo esperan que les vuelva a caer el voto, la legitimidad de un sistema electoral carente de democracia y fondo democrático, superfluo y de reparto político, no de toma de decisiones amplias y directas y mucho menos de gobierno del pueblo. No habrá un cambio real, eso solo los ilusos lo esperan. El cambio de regimen será real cuando los ciudadanos tomen las decisiones grandes y pequeñas, cercanas y lejanas. Se ve tan dificil pero es tan fácil.
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