martes, 18 de febrero de 2020

La Traición un estigma del ejercicio del poder en México

EL ESTIGMA TRAIDOR

Por Alejandro de la Torre D./CRóNICA10
El acto más conocido en la historia de la traición es cuando Judas Iscariote "por unas cuantas monedas" delató a Jesús. También, el apóstol Pedro negó conocerlo, "antes que cantara un gallo".
La historia mundial está llena de traiciones y otro caso fue el de la conspiración contra Julio César que fue asesinado por sus más cercanos amigos.
Pero México más que todas las historias de todos los países del mundo, está marcado, fulminado, demacrado, por ese acto deleznable de que sus personajes y momentos históricos, arrastran indefectiblemente la repetición una y otra vez, de la Traición y sus Traidores.
La frase elocuente del Guerrillero Ché Guevara retumba en la conciencia latinoamericana como el eco en un acantilado: "Si avanzo, sígueme, si me detengo empújame, si te Traiciono, mátame".
La canción "Adagio en mi país" del uruguayo Zitarrosa es elocuente: "Dice mi padre que un sólo traidor puede con mil valientes, él siente que el pueblo, en su inmenso dolor, hoy se niega a beber en la fuente clara del honor".
Los Yaquis irredentos castigan como ninguna otra nación los actos desleales y peor, la traición a su pueblo. Se ponen la máscara de la mentira durante 40 días, que es lo contrario a la verdad. “Chapayeca” significa nariz larga. En ella va toda la carga, lo denso, lo absurdo, lo mezquino, lo miserable, el autoengaño de la soberbia. El fariseo representa un payaso, se mofa de sí mismo.

La traición corre y corroe las entrañas de la disputa por México y su definición como pueblo ultrajado y despojado, así como sometido por dictaduras, represión y corrupción.
Cuhitlahuac se sintió traicionado por Moctezuma cuando se inclinó a los invasores, Cuahutémoc fue traicionado y apresado en el hecho de la quema de sus pies.
El adjetivo mexicano malinchista viene de la Malinche que fue un personaje que se conoce por ponerse de lado de los colonialistas.
El hito que tatúa la conciencia y el actuar de la clase política en México en los siglos 19 y 20 es la traición de Antonio López de Santa Anna que siguen sus traumas y comportamientos en los corruptos gobernantes de los últimos 80 años que han sido antipatriotas y agudizado en los sexenios neoliberales la enajenación extranjera del patrimonio, el subsuelo y los recursos del país.
Santa Anna de origen criollo, marcó como ningún otro gobernante la cultura de la demagogia, la manipulación, el autoritarismo y la traición nacional que sigue reproduciéndose en las costumbres y hábitos de los políticos que llegan a gobernadores, funcionarios, diputados o alcaldes.
Viene la traición de Porfirio Díaz al perpetuarse en el poder, la de Victoriano Huerta contra Madero, y la escalada de asesinatos uno por uno tanto de Zapata, Villa, Carranza, Obregón. Quién los mató, preguntaba el vulgo: "Calles-é la boca".
La traición es fulminante contra el movimiento de 1968 en Tlatelolco, contra Lucio Cabañas el guerrillero emboscado, contra el pueblo de México por el usurpador de Salinas de Gortari impuesto por el fraude electoral y luego vende decenas de empresas estatales a precio de ganga, viene así la trampa contra Colosio asesinado con sospechas de traición del asesor del mismo Salinas, Joseph Córdova.
La traición de Fox en el 2000 al cambio democrático fue emblemática, y las traiciones de los dirigentes perredistas a López Obrador que pactaron con el régimen en 2012.
Hoy los gobernantes que llegaron sin pertenecer a la fuerza política original que fundó el actual Presidente de la República, que proceden del PAN, del PRI o del PRD es evidente, son traidores una vez más y en cada paso que dan demuestran su marca muy parecida a las paranoias del dictador Santa Anna, que se reprodujeron en los sexenios presidenciales de Miguel Alemán a José López Portillo: egocéntricos, apropiadores del poder y recursos públicos, arrogantes y traidores del pueblo.
Los alcaldes actuales en Sonora que ejercen los ayuntamientos de la cuatroté, se descubren con toda la finta y cojean de esa pata traidora. Mariscal principalmente.
La herida traidora sigue abierta, no se ha ido.
Esperemos ser Yaquis o descendientes de Cuahutémoc de aquí en adelante y no herederos de Santa Anna.

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