El riesgo oligárquico, el antisocialismo y López Obrador
Por Alejandro de la Torre D.
"el aumento de las empresas transnacionales en los ámbitos de las finanzas
y otros servicios, manufactura, medios de comunicación y las comunicaciones,
instituciones que son totalitarias en la estructura interna, absolutamente inexplicable,
de carácter absolutista, con un poder inmenso."
Noam Chomsky.
Ese tigre que se esconde tras la voz tierna del candidato de izquierda es acecho, pero también lamento.
El candidato de izquierda quiere dejar de serlo, a cambio, quiere ser candidato de centro, de conciliación, de acuerdo de clases, quiere tan siquiera acabar con la corrupción y la terrible violencia que azota al país, sin cambiar estructuras.
Le dicen populista pero no ha hecho prácticamente nada fuera de un par de ideas, por ese pueblo desgarrado, en la extrema pobreza inaudita.
Lo denuncian que va a regalar dinero público a los pobres, cuando lo mas que ha hecho es darles un pírrica pensión a unas decenas de miles de viejitos que no tienen en la Ciudad de México ni para su entierro.
Lo tildan de chavista, de filo socialista, financiado por los rusos (ya no puede decirse “amenaza comunista internacional”) y solo pretende ponerse la banda tricolor y sentarse en esa silla históricamente acaparada por el despotismo priista.
Aun así, sin ser realmente una amenaza para los intereses creados, sin siquiera aparentar un cambio de estructuras políticas y económicas en este país, la alta oligarquía financiera con 17 connotados miembros dentro de la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo, -sus fortunas representan 2 billones 700 mil millones de pesos, o sea 142 mil millones de dólares-, con un estornudo harían temblar la economía nacional si el susodicho AMLO pretendiera hacer un gobierno socialista, le diera una especie de calambre cardenista o una fiebre lópezportillista desprivatizadora de la banca o de un ataque chavista que expropie decenas de empresas como tuvo lugar en la actual “República Bolivariana”.
El problema radica en que si, por azares del destino, no solo por un fraude electoral, si no por una guerra declarada contra el pueblo mexicano, los oligarcas del país que manejan las mayores concentraciones de la historia nacional en ganancias capitalistas en el sistema financiero, que obtuvieron un billón 658 mil millones de pesos de utilidades en los últimos 5 sexenios, (Zedillo-Peña), decidieran enfrentarse al tigre, desestabilizarían la economía nacional colapsándola en un escenario evidentemente execrable.
No es lejana la posibilidad, el priista López Portillo contuvo la sangría provocada con la huida del sistema bancario mexicano en un mes, de 6 mil millones de dólares depositados en el extranjero en 1982, con la desprivatización bancaria y que provocó la devaluación de más del 100 por ciento del peso.
Sin embargo la oligarquía mexicana de 36 años atrás era la alta burguesía comercial e industrial y hoy es una alta burguesía financiera y bancaria con intereses trasnacionales, con algunos pero hoy ya distintos personeros y muchos otros con nuevos apellidos dueños del capital financiero. Slim, Larrea, Bailléres, Salinas Pliego, Garza Lagüera, Aramburazabala, Beckman, Arango, Del Valle, Calderón, Hank, Hernández, Azcárraga, Vigil, Peñaloza, Harp y otros. (Carlos Fernandez-Vega MÉXICO SA La Jornada 8-9/03/18).
Los oligarcas financieros que solo en el sexenio de Calderón se embolsaron 427 mil millones de pesos (220% de incremento) y en el actual sexenio de Peña lo harán con 620 mil millones de pesos es evidente que son los beneficiarios del lavado de dinero, del dinero sucio movido por el narcotráfico (y como tal de la terrible violencia en el país), del endeudamiento público que asciende a 10 billones de pesos y por deducción son los que se benefician de la política financiera gubernamental y de la explotación desmedida de las ventajas del control bancario sobre la sociedad, ¿podrán tolerar que con un nuevo gobierno de izquierda, pueda cambiar la política económica y los privilegios al sistema financiero oligarca y dejen de obtener estos capitalistas tan desmedidas utilidades? ¿Lo resistirán, lo aceptarán, no estarán planeando una reacción que force a seguir explotando los recursos del país que solo tiene un paupérrimo 2 por ciento de crecimiento anual cuando ellos están acostumbrados a ganar hasta el 40 por ciento anual? Cuando también se beneficiaron de los pagarés del Fobaproa que ascendieron a 240 mil millones de pesos en el sexenio de Fox. ¿No estarán en la sospecha de acudir a un plan endemoniado para entregarse a intereses imperialistas, con tal de seguir conservando su poder, su control financiero y sus ganancias, si el domador del tigre, López Obrador no les da por la suave?
López Obrador ya no es un “peligro para México”, y es que no les queda otra, los electores están hartos de tanta violencia, corrupción y descaro del autoritarismo sexenal, sin embargo el pueblo de México con los peores salarios del mundo, en la terrible pobreza extrema y con una altísima tasa de explotación laboral, si es un amenaza para las altas ganancias capitalistas de la oligarquía financiera en México, es el tigre que puede escaparse y brincar a la palestra de la lucha de clases y a un escenario de revolución socialista.
Y esto pues, es lo que los megamillonarios oligarcas tienen miedo de que suceda, y se genera una dispersada y profunda campaña antisocialista, antipopulista y de denigración de las experiencias venezolana o cubana.
El problema del tigre es que será un tigre desbocado, que no es ágil, no es inteligente, no tiene orientación para comerse a la presa que hace daño y explota al país, que destruye al país y oprime al proletariado mexicano. Que no podrá atraparla con todo el caudal de riqueza que ha despojado al pueblo mexicano, desposeído, hundido en la falta de expectativa.
La capacidad de un gobierno socialista, de un Estado socialista sería arrancar de nada, del despojo nacional, de no ver la enorme concentración capitalista y no poderla sustraer de los explotadores, porque es capital intangible, es dinero virtual depositado en cuentas inasibles, no es sacarles el dinero de una caja fuerte que poseen, los miles de millones de dólares que imaginativamente podríamos quitarles a estos burgueses oligarcas y entregárselos a los pobres para que coman y salgan de su postración y se genere empleo y producción de bienes y mercaderías necesarias para vivir y para tener bienestar. Eso sería justicia, eso sería distribuir la riqueza concentrada y no socializada de la que ostentan los 17 grandes dueños de fortunas que radican en México y que le ha costado sudor, lágrimas, sangre y muerte a 20 millones de obreros industriales, otros 20 millones de empleados comerciales, de servicios y jornaleros del campo. Y más de 50 millones en la extrema pobreza que tienen rangos de malestar reprobable en sus vidas que un día no comen y el otro tampoco.
Un Estado socialista que haga justicia contra la oligarquía y que les quite los bienes y riquezas, es una improbabilidad lejana, no imposible pero inasequible y de una materialidad irreal. Podrá ser solo un Estado que parta de cero, de la destrucción dejada, del llano explotado y empezar lamentablemente a construir un nuevo país de la nada, lamentablemente.
Lo afortunado sería que ya el pueblo debería valerse por sí mismo y ya no sería aplastado por la pobreza y la esclavitud, pero evidentemente es un pueblo enajenado, que no cuenta con una organización y con una preparada dirigencia socialista que lo conduzca a buen puerto.
López Obrador y su alternativa pues, como colación, no representan riesgo alguno para el sistema oligarca, al contrario, puede crear su probable gobierno, incertidumbre pasajera, pero que se recompondrá con el paso de los meses.
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