jueves, 4 de enero de 2018

Enero de definición, el PRI en Cajeme por la reelección



Enero, tiempo de la definición
Por Alejandro de la Torre D. CRóNICA10
En las próximas semanas la palestra electoral tendrá las definiciones de cada partido y aspirante. De lado del PRI y del PAN a nivel de disputa presidencial la situación se definió: López Obrador ya los tiene dentro de un saco amarrado de donde no pueden salirse. El reto del tres veces candidato es rebasar los 20 millones de votos, y ganar 120 distritos para alcanzar los diputados suficientes para hacer mayoría simple en la cámara. También puede ganar 5 gubernaturas de 9 y sus respectivos senadores. Aun perdiendo la presidencia el Peje gana.
Esto no sucede en Sonora. El PRI mantiene un control político imbatible, maneja todo el aparato de poder, miles de millones de pesos en recursos dispuestos a gastarse para mantenerse, un Instituto Electoral sin credibilidad cuyos consejeros son inclinados al PRI, la mayor parte de los ayuntamientos cuyos alcaldes no pierden el control a pesar de sus deficiencias, sindicatos con dirigencias charras y agrupaciones diversas que aplacan la divergencia, organizaciones empresarios que viven de las componendas y del amasiato con el poder, un PAN destruido por la corrupción y el gran golpe a su ex gobernador, una izquierda diezmada sin identidad y una sociedad manipulada y aclientelada en la pobreza pero sin faro de lucha.
Sin embargo la inconformidad es general, las grandes protestas de principios de 2017 contra el aumento de la gasolina fueron un hito trascendente de movilización ciudadana, destellos radicales de trabajadores también nos indican que la gente se aguanta la adversidad para no estallar protestas ante la grandes necesidades de sus familias. El grueso de los ciudadanos no ocultan que votarán distinto este julio, por López Obrador. En el municipio de Cajeme podemos estar hablando de un resultado asegurado a 6 meses, superior a los 70 mil votos por este candidato. Pero la repercusión del voto por las candidaturas locales no es automática para los que competirán por los mismos colores del partido del famoso AMLO. El PRI mantiene hasta el momento un escenario de control y aplastamiento político electoral que difícilmente será batido. El quid o cuestionamiento de esto, no es si gana o se mantiene el PRI en el poder del Estado de Sonora, sino que pueda lograr la gobernabilidad en el momento posterior a su toma de posesión. La conformidad social está resquebrajada, el narcotráfico se impone con su esquema de destrucción, el pueblo no aguanta más pobreza y la clase media no soportará más crisis económica y aumento de precios.


Faustino por la re, Murrieta por la re
Dentro del PRI tenemos dos fuerzas reales como hace tres años que disputarán la plaza. La tendencia faustinista apegada al beltronismo y la influencia boursista dominada por Ricardo. Las aspirantes mujeres del PRI a la candidatura municipal son supuestos que no representan polos de poder local.
Las dos vías tienen pretensiones reeleccionistas. Faustino Félix se ha reelegido tres periodos y Murrieta dos periodos. Ambos buscan repetir en el cargo de alcalde, el primero de una vez este julio; y el segundo a partir de septiembre, dos veces, por la intentona de Bours que advirtió buscará la gubernatura en 2021. La disputa no es fácil, y es dentro del PRI.
Sin embargo saber que el PRI puede capturar el ayuntamiento por un tercer periodo consecutivo nos trae un problema que hay que resolver: ¿podrá garantizar la gobernabilidad tan débil en credibilidad, en el acuerdo social e incluso inexistente en sectores que sufren una violencia incontrolable por homicidios y droga?
Este es el Quid de incertidumbre que tenemos enfrente. ¿Puede el PRI con Faustino o con Murrieta o con cualquiera, decirnos que la sociedad les hará caso, que acatará al gobierno o que los poderes facticos no generarán mayor inestabilidad de la actual e incluso sacarán raja por la debilidad gobernable? El PRI sabe que debe y puede mantener el control político en Cajeme y en gran parte de Sonora y que no enfrenta un gran riesgo de perderlo a pesar de un candidato que no es del PRI y puede ganarles la elección federal. Sabe que en el Estado los escenarios son favorables a ellos, aunque con acercamientos de parte de la coalición frentista encabezada por el PAN pero no de parte de Morena que podrá cubrir las casillas pero no le alcanza para romper el esquema de control en sectores alineados a su corporativismo y clientelismo.
Pero esto es lo de menos. El problema es que conservado gran parte del poder en la gubernatura con Pavlovich, en el Congreso Estatal y en la mayoría de ayuntamientos, pueda conseguir la gobernabilidad, y no sea de su preocupación ese problema mientras siga manteniendo el poder político sin gobernabilidad. Es un asunto riesgoso para todos.
En otras palabras, son dos dilemas: ¿Será soportable una ingobernabilidad con el PRI o una gobernabilidad compartida?, ó ¿Es preferible la ingobernabilidad sin PRI que la gobernabilidad con PRI?
La solución está en la organización consolidada de los ciudadanos y su intervención mediante mecanismos de inclusión gobernable. Pero esto es solo teoría. La Sociedad está desorganizada y no existen visos de que se organice de este modo en el corto ni mediano plazo.
Se presentaría un previsible desorden gobernable, con cualquier nuevo o repetido alcalde o cuerpo edilicio surgido del PRI por que el esquema de gobernabilidad es insoportable ante la crisis de credibilidad, corrupción y la amenaza de una mayor narcotización de las calles. El PRI y sus gobernantes ya no dan el ancho, por sus esquemas autoritarios y conceptos verticales para imponerse. Ahí están los ejemplos en diferentes entidades del país. Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Sinaloa, Morelos, Michoacán: Han surgido los autodefensas, los zetas han sobornado a gobernadores, la violencia y corrupción se desata. En Sonora los priistas no gobiernan con la gente, no saben, no le entienden y no quieren, al contrario, gobiernan por encima de la gente y hasta en contra muchas veces. Hay que aclarar que el peor error de Padrés del PAN no es delatarse de lo corrupto y abusivo, si no haber gobernado como el PRI y esta es la principal causa de que el PRI haya regresado.
Pero apostamos, somos masoquistas, nos gusta el sufrimiento. Ante la lejanía de una alternativa que tenga capacidad y solvencia, el PRI seguirá desgobernando, y ese es el quid, que la sociedad no sufra mas de los platos rotos de lo cual no es culpable. Al PRI podríamos estar requiriéndole, no es lejana la posibilidad, apueste a cambiar el esquema gobernable y logre la gobernabilidad, cambiando su paradigma. O estar esperando que dentro de tres años, el gobierno de López Obrador desdoble la gobernabilidad en Sonora, que es lejana la posibilidad. No llegar Sonora a ser nunca un Veracruz, un Michoacán o un Tamaulipas.
En Cajeme se corre el riesgo, y fuera de la posibilidad de que el PRI no pueda obtener los votos para ganar el 2018, tiene que encontrar la gobernabilidad y es un reto que debe sensibilizarse o si no, será lamentable.

La obra pública en Cajeme y las constructoras
Morena incrédula y su pastor Lamarque

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