Quién mató a Apodaca?
Por Alejandro de la Torre
El asesinato de Isaac Apodaca Lauterio es terrible. Nos muestra la endeblez y el papel de arroz sobre el que está aposentada la situación de desgobierno invadida por la criminalidad.
Los sujetos que están mandando en la estructura policial y de justicia están parados en la nada. Todo puede suceder en el caos de la inviabilidad del régimen inestable con que funciona el sistema político y el aparato del Estado.
No encontrar a los que mandaron matar al jefe de la policía durante los gobiernos de Cajeme de 2006-09 y de 2012-15, de forma urgente y certera destruirá la credibilidad en el gobierno de Claudia Pavlovich y genera desde ya la sospecha inaudita sobre el trienio de Rogelio Manuel Díaz Brown Ramsburgh que en su periodo de tres años se presentaron más de 480 homicidios en ejecución directa.
La dinámica de violencia, narcotráfico, desorden, incapacidad y complicidad nos indican que en Sonora el gobierno y el sistema de leyes son inservibles para garantizar la seguridad de los ciudadanos, tiene que reformarse el Estado y tiene que regenerarse la clase política que gobierna, para romper con todo vínculo con la estructura que arrastramos llena de vicios, ligas delincuenciales y abuso de los funcionarios que solo quieren enriquecerse y no servir con decoro y eficiencia a la sociedad que se ve huérfana de autoridad y desprotegida por la inaplicación de la ley y su instrumentación gubernativa.
Lo más viable en Sonora para restituir al Estado, que es el conjunto de ordenamientos que instituyen una nación y su sociedad, es la desaparición de poderes, y construir una asamblea de poder popular que restablezca su Constitución Política y la constitución moral de este mismo Estado y designe otro poder sin líneas vinculatorias con la vieja estructura aplicada actualmente en un molde a fuerza, por los intereses creados.
Asesinar a personajes de la vida pública como el cometido contra Isaac Apodaca y no encontrar el móvil, las causas y los responsables del crimen, es escupirles a las personas en su cara faltándole al país y a la dignidad cívica, que es lo único que puede quedarnos después del cataclismo corrupto que padecemos. Recordemos los asesinatos sin resolver de Alfredo Jiménez Mota, Margarito Montes Parra, Ernesto Cornejo, Javier Meza, Eduardo Castro Luque y otros más, que dejan en la inopia a la sociedad y la desfachatez con la que siguen en el mando las mismas autoridades.
Es insuficiente esperar que los que gobiernan actualmente representados en sus partidos políticos a los que pertenecen, sean derrotados en las elecciones para darle el poder público a otras opciones de gobierno, que también se sentarán en el mismo orden de cosas, reproduciendo las relaciones políticas actuales. Para destruir el actual establishment, se requiere un golpe de estado popular, y quien lo niegue, es beneficiario del actual sistema o sufre de una cínica psicopatía para hacer el mal.
Es urgente que el gobierno del estado de Sonora, sus órganos policiacos y de investigación encuentren y demuestren que fue lo que pasó con el impactante homicidio de Apodaca, que nos indiquen por qué y que intención envió sicarios a aniquilarlo y encontrar la causa de este crimen a pesar de todo los que se diga del ex jefe policiaco, y si esas sospechas sobre su persona son creíbles o inventadas. Sin dejar de lado que su trágico homicidio no puede evitar que el rumor malhablado infunda cínicamente en la opinión general la tolerancia sobre el origen y la causa de su muerte por que se desempeñaba en responsabilidades policiacas.
Narcotráfico, traición, ajuste de cuentas, odio. Oprobio, ofensas, deslealtad, enemistad. Traficantes, sicarios, opositores políticos, desestabilizadores. Díganos qué, por qué, y quienes, es su obligación. Si no lo hacen, renuncien señores del Ministerio Público, señores de la policía, señora y señores del gobierno del estado. Es vergonzoso.
Isaac Apodaca: ejecución siciliana
Jesús Ortega
La mañana del 2 de
diciembre del 2015, una lluvia de plomo sorprendió a Isaac Apodaca Lauterio
cuando a bordo de un vehículo Altima llegaba hasta la entrada principal del
Walmart en Ciudad Obregón. Mientras su escolta Mario Gutiérrez Frías
repelía la agresión, el ex Secretario de Seguridad Pública milagrosamente salió
del auto y a rastras ingresó al local donde se puso a salvo.
En la escena del
crimen, las autoridades periciales contabilizaron más de 50 casquillos
percutidos 7.62 x 39 milímetros, calibre que utilizan los fusiles AK-47,
llamados “Cuerno de Chivo”. Tras el fallido atentado, los sicarios huyeron en
una camioneta Toyota y dejaron malherido a Gutiérrez Frías, un ex agente de la
policía de Huatabampo, quien recibió dos balazos: uno en el tórax y otro en la
pierna. Y logró sobrevivir.
Durante la refriega, al
ex titular de la gendarmería cajemense apenas lo alcanzó un rozón de bala en el
dedo meñique.
Sin embargo, su vida
quedó en prenda.
Quién sabe si sería esa
mañana cuando al también Licenciado en Derecho por la Unison le extendieron una
sentencia de muerte.
O tal vez ya se la
“habían sentenciado” desde antes de entregar la Secretaría de Seguridad Pública
Municipal que ocupó durante el trienio de Rogelio Díaz Brown, actual titular de
la Secretaría de Desarrollo Social de Sonora.
Y es que, no obstante
su larga carrera en las filas policiacas donde estuvo al frente de las
corporaciones de Benito Juárez, Huatabampo y Navojoa, Isaac Apodaca Lauterio
despachó y concluyó su labor en Cajeme envuelto en denuncias por tortura y
polémicas por presuntos actos de corrupción y nexos con las bandas del crimen
organizado.
El pasaje más trágico y
preocupante de su gestión, fue cuando la mafia envió un ominoso mensaje al
“Sheriff” –así le apodaban subalternos y corifeos— al acribillar en marzo del
2014 al más allegado de sus colaboradores: su amigo y compadre Fernando Salas
Collazo, quien firmaba como Subjefe de Tránsito en la SSPM. En esa ejecución a
plena luz del día y a bordo de la unidad policiaca, también murió asesinado el
agente Adán Omar Frías Corral.
Al término de la
administración de Díaz Brown mucho se especuló en las tribunas de opinión que
Apodaca Lauterio ocuparía un alto cargo en el gabinete de seguridad y/o
procuración de justicia del estado. Aparentemente, sus oscuros antecedentes
terminaron por cerrarle la puerta en el naciente gobierno.
Y a casi tres meses de
dejar la titularidad de la policía cajemense –se presume que aún estaba en la
nómina porque andaba tramitando su jubilación— al Comandante Apodaca le pasaron
la factura. Pero se atravesó la Divina Providencia y salió bien librado.
Este viernes a
mediodía, mientras comía en la popular taquería de “Los Chinos” ubicada en el
aristocrático barrio de La Pitic, al “Sheriff” lo cazaron al más puro estilo
siciliano. Lo “rociaron” con plomo. De nuevo, su guardaespaldas –quién sabe si
sería el mismo Gutiérrez Frías— vivió para contarla.
Pero su Jefe ya no.
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