lunes, 2 de marzo de 2015

El ranchito de Eduardo Bours.

El ranchito y su colorido

Tomado de Tribuna. Por Mario Rivas
El anfitrión invitó a pasar a otro lado de la casa, donde nos recibe un amplísimo portal desde donde se domina todo el contorno de la casa estilo mediterráneo.
Sobre una mesa circular estaban dispuestos cinco cubiertos. Y más allá, sobre una mesa más angosta y alta, una serie de platillos con mariscos invitaba al buen yantar.
Una piscina colinda con el piso del corredor y, enseguida, el verde pasto que se extiende a izquierda y derecha y hacia adelante, hasta rematar en un lago artificial.
De pronto, me sorprende la alharaca característica de las Coquenas, esas gallináceas australianas que ya había conocido en la hermosa finca de PEPE HIGUERA, en Ciudad Obregón.
Y luego, los pavorreales, con sus cromáticas vestimentas y su arrogancia natural.
Les dije que todo eso me recordaba los relatos de LUIS SPOTA, en su tetralogía “La costumbre del poder”, cuando describe los jardines de Los Laureles nombre con el que el autor se refería a la residencia oficial de Los Pinos.
Igual que en las novelas de Spota, la casa del rancho El Candidato muestra como la naturaleza puede cohabitar con la fauna y con los hombres.
--Lo majestuoso de este rancho te transporta a nuestras raíces, sólo el buen gusto y los enseres de la casa te ubican en el hoy—pontifica Rodolfo Gómez.
Verdad de verdades.
Degustamos de la entrada de mariscos y Eduardo se colocó un delantal antes de iniciar el relajante trabajo de asar carne.
Los rib y tibones, ya sabe usted.
Y las fotos para el recuerdo.
Y la charla, antes, durante y después de la comida. Por supuesto, se habló de política pero de manera distante, coyuntura que aproveché para comentarle sobre ciertos rumores que, en lo particular, desde el principio me parecieron descabellados.
--¡Por supuesto que no, todo eso es falso!—negó, categóricamente, Eduardo Bours.
Después el prometido recorrido por las partes más significativas del rancho.
A bordo de una camioneta todo terreno, Eduardo Bours nos llevó a recorrer el rancho, empezando por la cabaña blanca que habíamos visto desde el portal de la casa, allá en la distancia, sobre una pequeña colina.
--¿Y aquí qué es?—pregunté.
--Es una cabaña para asar carne, para disfrutar esta hermosa vista—describió el anfitrión.
El rancho es multifacético. Lo es todo, hasta cinegético. Mientras la camioneta se desplazaba por los caminos serpenteantes, Gómez Urbalejo iba mencionando por sus nombres las distintas variedades de aquella maravillosa fauna.
--Miren, esos son Cholugo—exclamó.
Luego explicó que el Cholugo es una especie de la familia de los changos, pero por su tamaño y docilidad, muchas personas los tienen como mascotas en sus casas.
Y luego, el venado cola blanca. El orix, el axis, el gamo, el ciervo rojo australiano. El bura, que en el rancho El Candidato ha podido multiplicarse.
Y luego, los potreros de cientos de hectáreas, donde habitan una gran variedad de razas.
Por acá, el brangus rojo y negro. Por allá, el charolais.
Los becerros, las vaquillas, el sector de apareamiento. Las vacas “cargadas”.
Todas debidamente numeradas.
Y la gran sorpresa: el lugar donde se instalarán generadores de energía solar.
Gómez Urbalejo describió como uno de los factores que hicieron más grata la estancia, la magnífica anfitrionía del dueño.
Y yo agregaría lo siguiente: el ambiente festivo, la broma, la trivialización de los grandes sin sabores de la vida.
Nuestras conversaciones sobre la historia de la política, de los personajes de Luis Spota, las primeras damas de los cuarenta y cincuenta.
En algún momento, Rodolfo citó una frase atribuida al ex-Presidente MIGUEL ALEMÁN VALDÉS.
Héla: “La política es la ciencia de la conciencia, la justicia y la circunstancia y lo que prevalece sobre todas es la circunstancia”.
Quise traerla a colación ahora que hay inquietudes por las definiciones políticas en el Sur de Sonora.
Principalmente en Navojoa y en Guaymas.
Una escala obligada durante el recorrido, fue en la cuadra de los pura sangre. Bellísimos ejemplares de raza árabe, estilizados, con una bellísima estampa.
El sol empezó a ponerse detrás de las montañas cuando culminamos el tours. Luego la despedida y la promesa de volver a encontrarse a la vuelta de los días.
¿Cómo definir esta experiencia?
¿Un día con un ex-gobernador de Sonora?

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