Estaciones
de hidratación humana
A pesar del privilegio de
contar con una de las mejores aguas dulces del mundo, de la que abastece el Río
Yaqui, no existe satisfacción en el consumo humano. Estas afluentes se dedican
a producir trigo en 200 mil hectáreas cuando en las mesetas americanas se
destinan 12 millones de hectáreas de este mismo cultivo que no usan un solo
litro de agua de los ríos, bañadas por el deshielo de la nieve produciendo 100
veces más que todo el trigo cosechado en Sonora.
Se usan mil 300 litros de
agua para producir un kilo de trigo destinado en más de 1 millón 200 mil
toneladas al forraje de los cochis o a las fábricas de pastas italianas.
Dos miil 500 millones de
metros cúbicos se gastan al año para regar los valles del yaqui y mayo y más de
la mitad de esta agua dulce, se tira al mar o cae al subsuelo a poca distancia
de la costa, por lo que es casi irreciclable.
Esta canalización del agua
al enorme sistema de riego del sur sonorense, destinado en 80 por ciento a la
tierra de acaparadores agrícolas, generó en poco menos de 50 años la
deforestación de la montaña, el secamiento de la ribera que pasa por los pueblos
yaquis y la extinción de la vegetación que fue paradisiaca para los primeros
asentamientos indígenas en el siglo XVI y que perduró hasta 1930.
120 mil hectáreas fueron
expropiadas en 1975 acaparadas por 50 familias para entregárselas a 25 mil
nuevos ejidatarios que hoy han muerto, las han vendido o la tienen rentada de
por vida a los titanes agrícolas vestidos de Sociedades Anonimas o SPR´s, y que
en muchas ocasiones son hijos de aquellos viejos latifundistas y probablemente
algunas financiadas por el narcotráfico.
Solo un 10 por ciento del
agua que fluye del sistema de riego del valle del yaqui se destina al consumo
urbano y a saciar la sed de los seres humanos que viven en miles de casitas de
interés social.
Esta agua cruda cuesta 10
centavos el metro cúbico, - 0.01 centavo por litro- y la vende el Oomapasc a 9
centavos por litro, 900 veces más cara, agregándole carbón activado a los
filtros y medio mililitro de hipoclorito de sodio por litro para su desinfección.
Si los consumidores no pagan el agua durante dos meses, el organismo –público–
que ha sido manejado por el PRI y el PAN en los últimos 13 años, les corta la tubería
para que no la tomen.
Así a pesar de que los
indígenas yaquis con un derecho ancestral, de que los campesinos con un derecho
agrícola de un siglo, y de que los trabajadores de la ciudad con un derecho por
ser quienes hacen andar la economía, no gozan de esta agua de la mejor calidad
del planeta, sino todo lo contrario.
La gente sufre de su escasez,
de su marginación en el uso para producir la tierra y del acecho de los lobos
cortadores de Oomapasc sobre sus pequeñas viviendas.
Como diría el arrogante,
manipulador e impositivo gobernador Padrés que no por serlo dijo una mentira,
al agua la controlan como a la economía y a la política, los caciques.
Hay un cuarto necesitador
del agua y la requiere para beber sufriendo su carencia: El transeúnte pobre de
las calles citadinas.
De Junio a Septiembre, se
triplican los casos de personas en estado de deshidratación y la mayoría de
ellos son por insolación al no tomar agua y por comer alimentos descompuestos
por el calor, ya que no hay llaves disponibles para tomar agua, menos agua en
estado fresco y mucho menos agua con electrolitos que pueda evitar la
descompensación del organismo por falta de estos.
Las unidades hospitalarias
registran hasta 600 casos mensuales de deshidratación y hasta muertos a
consecuencia.
Otro efecto a la salud es el
incremento a la diabetes por el alto consumo de bebidas azucaradas y por el
alto costo del agua purificada embotellada. Ese mercado de bebidas encabezadas
por la coca cola explotan descomunalmente las necesidades de hidratación de
millones de personas.
Al no existir fuentes
abiertas disponibles de agua para beber, toda la gente va y compra sodas o
aguas edulcoloradas a los oxxos, extras y supers; en México el índice del
consumo per capita de refrescos es el más alto del mundo: 163 litros al año, y
las empresas como Femsa y Modelo son megamillonarias.
Centenas de personas circulan
caminando por las calles soportando temperaturas superiores a los 45 grados Celsius
y en ocasiones los pies son su único medio de traslado, asi como la bicicleta y
no cuentan con dinero para comprar una bebida azucarada, incluso en los domicilios
se ha incrementado el egoísmo para brindar un vaso de agua. Esto genera una
ciudad inhumana e injusta, ya que como dice la canción: “Hipocresía, morir de
sed habiendo tanta agua”.
En cabildo se presentó la
propuesta y se ha ignorado como se ignoran todas las carencias populares.
Pero el remedio o la
solución para ayudar a la gente pobre en estos meses de infernal calor, es
instalar Estaciones de Hidratación Humana, que atiendan los centenas de casos
de deshidratados, diabéticos e hipertensos.
Sea con la instalación de
bebederos eléctricos con agua fría, con depósitos de botellines enfriados de
agua natural o con el suministro de sueros en casos urgentes.
Por eso el ayuntamiento debe
ser el que encabece esta medida poniendo el ejemplo a los otros gobiernos, a
dependencias de salud y a la iniciativa privada.
Debe instalar por lo menos
en 10 espacios transitados de la ciudad bebederos eléctricos protegidos (dos
hospitales, cinco plazas-parques, central de autobuses, dos mercados). Tambien
debe instalar estaciones de hidratación en colonias populares con agua para
beber enfriada y gestionar bebederos gratuitos en centros comerciales y
supermercados. Estableciendo un reglamento para que todos los vendedores de
bebidas comerciales aporten un porcentaje para subsidiar estos bebederos
eléctricos y a estas estaciones de hidratación con agua natural para beber fría,
fresca o con electrolitos.
La salud de la población
generará progreso que se verá como consecuencia y será copiada la acción por
todas las ciudades del país, para hacer lugares vivibles, humanos y solidarios.
Vencer a la inhumanidad, el
egoísmo y la injusticia en el reparto del agua para paliar la sed de los
pobres.
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