Federico Campbell, in memoriam (1941-2014)
GABRIELA
OLIVARES TORRES
El escritor tijuanense deja
un acervo que incluye novela, cuento, ensayo, periodismo y traducción. Océano reeditará
“Padre y Memoria”, en tanto, el FCE publicará el título póstumo “La Era de la
Criminalidad”. “Yo pienso que estamos entrando a algo que podría denominarse la
edad del crimen, porque nunca antes el crimen organizado había desafiado al
Estado-nación”, advirtió a ZETA apenas en 2009
El sábado 15 de febrero, Baja California, y en
especial Tijuana, perdió a una de sus principales voces literarias. Federico
Campbell falleció ese día de 2014 en la Ciudad de México, a causa de un derrame
cerebral, como desenlace del contagio del virus AH1N1 que mantuvo al
intelectual en terapia intensiva durante dos semanas, en el Hospital Mocel de
la capital de la República.
Aunque la letal influenza fue eliminada por el
tratamiento que le dio el doctor Jorge Salas, el virus dejó a su paso por el
organismo de Federico Campbell insuficiencia renal, arritmia, espasmos
bronquiales, paro cardiaco y un debilitamiento general que desembocó en una muy
lamentable ausencia.
Luego del fallecimiento del autor tijuanense, la
familia Campbell informó que la biblioteca del escritor se donará al Centro
Cultural Tijuana (CECUT), y sus cenizas serán esparcidas en algún lugar del
desierto de Sonora.
Se fue el amigo, maestro y colaborador de ZETA,
pero queda su obra que incluye novela, cuento, ensayo, periodismo y traducción,
legado literario con raigambre sonorense y al mismo tiempo, capaz de dibujar a
la ciudad de Tijuana que lo vio crecer con el detalle de una mirada aguda, una
pluma sensible, una mente inquietante y una riqueza narrativa que sus lectores
atesoran.
Federico Campbell se fue en el peor momento para
sus lectores, en un México donde la crítica agoniza, la corrupción prolifera,
las simulaciones gobiernan, la criminalidad se impone, el silencio duele y la
capacidad de un autor como él para interpretar la realidad desde sus entrañas,
tanto se necesita.
Periodismo y literatura
La pasión de Federico Campbell Quiroz por las
letras tuvo sus orígenes en el oficio de telegrafista que ejercía su padre, el
señor Alejandro Campbell Quijada, originario de Magdalena, Sonora.
Durante la Feria del Libro en Español de
Los Ángeles (LéaLA) de 2013, Federico recordó en una charla que
amablemente concedió a este Semanario, y a propósito de la compleja
relación entre padre y memoria -tema que ocupó sus últimos años de creación-,
anotó:
“Mi papá a los cinco años ya no tenía papá,
quiere decir que cuando él se va de telegrafista a Guaymas, muy jovencito,
desde los 13 años a los 19 años, pues era un chavo que no tenía de dónde
agarrarse, que sufrió la ausencia del padre”.
En esa entrevista, Campbell contó cómo su padre
telegrafista influyó en su predilección por la palabra escrita, por medio de
cartas que le enviaba a finales de los 50, mismas que resultaron determinantes
en su vocación de escritor:
“Cuando yo estaba en Hermosillo mi mamá me
mandaba 400 pesos mensuales para la casa de asistencia, y mi papá nunca fue
capaz de mandarme un peso porque no tenía, mi papá atravesaba a pie todo
Tijuana porque no tenía con qué pagar el autobús; se bebía lo poquito que
ganaba como telegrafista y no había alimentos en la casa. Sin embargo, de
pronto me mandaba a Hermosillo una carta muy larga, a mano, de 2, 3, 4, 5, 6, 7
páginas, en la que me decía que no escriba jabón con ‘v’ chica, esos detalles;
entonces por ahí hubo puntos de identificación muy determinantes a la larga”.
Y aunque entre 1960 y 1965 realizó estudios de
Filosofía y Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
descubrió que lo suyo era el periodismo y la literatura. De hecho, en 1967
obtuvo la beca de The World Press Institute en Minnesota y realizó
una estancia de trabajo en The Hartford Courant en
Connecticut; y en 1969 fue corresponsal en Washington de la Agencia Mexicana de
Noticias.
Entre la década de los 60 y 70, colaboró en
medios mexicanos como El Día, Excélsior, Siempre!;
y en publicaciones sudamericanas como Marcha, Amaru y El
Nacional de Venezuela, hasta que en 1977 se incorporó a la plantilla
de periodistas fundadores de Proceso, revista semanal en la que
laboró como reportero hasta 1988.
Autor de la columna “La Hora del Lobo”, en 2013
Federico Campbell también explicó cómo
su periodismo lo convirtió en literatura:
“Mira, yo siempre he tenido muchas dificultades
para la concentración continuada, y por tanto, el hecho de hacer artículos a mí
me ha hecho hacer libros después con los artículos, porque a lo que no puedo
fallar es a un compromiso periodístico”.
Además, en su labor tanto periodística como
literaria antepuso la emoción a la información:
“Yo escribo solo bajo presión. Ahora me han
encargado un largo artículo sobre Julio Scherer y no puedo hacerlo, no tengo
fecha de entrega, llevo una semana y no puedo escribirlo cuando sé que podría
escribir algo, entonces no quiero escribir a partir de la información, sino a
partir de la emoción”.
Y fue la manera de entender el periodismo a
partir de la emoción, lo que llevó a Campbell perfeccionar títulos como
“Pretexta o el Cronista Enmascarado” (FCE, 1979), “Todo lo de las Focas” (UNAM,
1982), “Tijuanenses” (Alfaguara, 1997) y “Transpeninsular” (Joaquín
Mortiz, 2000).
Incluso, su obra ensayística estaría también
determinada por el mismo binomio:
“La hechura de artículos me permitió hacer mi
libro ‘Máscara Negra’ y ‘La Invención del Poder’. En ese tipo de libro, que es
un libro como ‘Post scriptum triste’, que es un libro como de reflexión,
generalmente son libros ‘on writing’, o sea, acerca de escribir. Muchos
escritores, algunos escritores, tienen su libro del oficio del escritor, por
ejemplo Stephen King tiene uno que se llama ‘On Writing’, es de los mejores.
Marguerite Duras uno que se llama ‘Escribir’, ‘Ecrire’, yo colecciono ese tipo
de libros”.
Estado, poder y crimen
organizado
El poder, el crimen organizado y la decadencia
del Estado también fueron temas en su obra, sobre todo en la serie de ensayos
“La Invención del Poder” (Aguilar, 1994), “Máscara Negra” (Joaquín
Mortiz, 1995) y “La Era de la Criminalidad”, que publicará el Fondo de
Cultura Económica.
Gran conocedor de la obra de Leonardo Sciascia,
Elías Canetti y Norberto Bobbio, Campbell analizó el poder en los cimientos de
la descomposición del sistema político mexicano desde esa tenue línea donde la
literatura y el periodismo se encuentran.
En entrevista en 2013,
el escritor tijuanense advirtió:
“Yo he estado escribiendo sobre el
desvanecimiento del Estado en nuestro tiempo, y una de las características del
actual Estado mexicano es su fragmentación, porque ya hay zonas del territorio
nacional en las que el Estado no ejerce, o sea, hay Estado pero no está;
también hay organizaciones de facto, grupos que cobran impuestos como
extorsión, por el derecho de piso, y ésa es otra de las funciones del Estado
que han sido usurpadas por ciertos grupos de la delincuencia organizada.
Entonces, hay zonas del país donde el Estado es inexistente”.
De igual manera, lamentó la inexistencia del
Estado en el país: “El Estado es la Ley, es la Constitución, pero no solo una
Constitución de papel, sino es la Ley que se cumple; entonces estamos ante un
Estado muerto, un Estado sin vida, un Estado inexistente”.
Antes de su visita a Tijuana para ser reconocido
como “Creador Emérito 2009” por el Instituto de Cultura de Baja California
(ICBC), Federico Campbell sesudamente puso el dedo en la llaga:
“Estamos viviendo en México algo que podría tener características semejantes a la de una revolución armada. Son cosas inéditas en la historia: nunca antes en la historia el crimen organizado había sido tan poderoso, tan fuerte y con tanta capacidad de lo que llaman movilidad; movilidad es una noción militar, y con tal capacidad de fuego”.
“Estamos viviendo en México algo que podría tener características semejantes a la de una revolución armada. Son cosas inéditas en la historia: nunca antes en la historia el crimen organizado había sido tan poderoso, tan fuerte y con tanta capacidad de lo que llaman movilidad; movilidad es una noción militar, y con tal capacidad de fuego”.
Luego, en febrero de 2013, Campbell habló sobre
el poder de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera:
“El hampa organizada que desafía al Estado, no
es un movimiento político armado, o sea, no es un movimiento de motivación
política, es simplemente delincuencial, no aspira a la toma del poder, pero
desafía militarmente al Estado y tiene capacidad para desafiarlo, ése es un
problema gravísimo. Si ‘El Chapo’ Guzmán fuera un líder guerrillero ya lo
hubieran atrapado, si tuvieran un carácter político estas organizaciones, ya
hubieran arrasado con ellas”.
Y cuando empezaron a proliferar las policías
comunitarias o grupos de autodefensa en estados como Michoacán y Guerrero,
explicó a propósito de la fragmentación del Estado:
“Esto de los grupos de autodefensa en el Estado
de Guerrero, Michoacán, no es más que un indicio más de que el Estado mexicano
está muy fragmentado, de que no alcanza a proteger a los ciudadanos y de que ya
hay zonas del país donde el Estado mexicano no controla, y ésa es una situación
muy grave, muy preocupante, y podríamos hablar de que existe otro estado
ilegal, aunque parezca una contradicción en los términos; el otro Estado es ese
Estado de facto, compuesto por las organizaciones criminales que desafían al
Estado constitucional; y la fuerza legítima del Estado, que es el Ejército y la
Policía, no alcanza a abatir a esos grupos”.
Asimismo, Campbell consideró que el gobierno de
Enrique Peña Nieto tiene “cierta ilegitimidad”:
“En términos de difusión mediática el discurso
se ve bien, se oye bien, pero no tiene mucha credibilidad, creo que en general
la gente no le cree a Enrique Peña Nieto, por lo que significó su campaña, es
un Presidente compra-votos, es muy triste que un Presidente tenga que comprar
votos para que lo elijan, entonces desde ahí viene cierta ilegitimidad, y la
falta de credibilidad”, sentenció de una vez por todas.
La memoria y el padre
La memoria y la figura del padre fueron también
algunos de los temas abordados por Federico Campbell en su literatura y, por
supuesto, en sus disertaciones, por cierto, incluidas en “Padre y Memoria” (Ediciones
sin Nombre, 2009).
El 26 de julio de 2013, el intelectual ofreció
la conferencia magistral “El Mandato del Padre” en la Sala de Usos Múltiples
del Centro Estatal de las Artes (CEART) de Tijuana, donde disertó:
“Ahora que regresé de mi viaje por Europa me
encontré una libreta entre todos los papeles y desorden de mi escritorio, con
una frase que me hizo recordar que el hijo siempre desea acabar la obra
inconclusa del padre. Esta reflexión viene a mi mente por el libro que escribí,
‘Padre y Memoria’, obra que no he reeditado y necesito terminar”, expuso en
aquella ocasión sobre el título que reeditará Océano.
Unas semanas antes de su participación en el
CEART, Campbell encabezó la delegación literaria de Tijuana como ciudad
invitada de honor a la Feria del Libro en Español de Los Ángeles (LéaLA),
sucedida entre el 17 y 19 de mayo de 2013 en la ciudad angelina.
Durante el acontecimiento literario, el escritor
concedió otra entrevista donde el tema fue el padre y la
memoria. De nuevo en este diálogo se dejó escuchar:
“Una vez, yo era muy niño, iba a haber a
mediodía un desfile del 16 de septiembre, en la Avenida Revolución, y vivíamos
por ahí por el Toreo, por la Pensador Mexicano, enfrente. Yo me bañé y me puse
ropa limpia, yo estaba esperando a que ellas se terminaran de arreglar para
irnos todos a ver el desfile del 16 de septiembre.
“Mi papá no estaba -continuó Campbell narrando-,
estaban mi hermana Sarina, Silvia niña y mi mamá. Yo las estaba esperando en el
patio de la casa y me ensucié los pantalones de lodo, no sé por qué, entonces
mi mamá se enojó muchísimo, y me dijo ‘no vas a ir al desfile, te vas a quedar
castigado por sucio, cochino’, y se fueron ellas solas al desfile. Yo me quedé
en la casa todo triste y de pronto apareció mi jefe, mi papá, el
alcohólico, el crudo, ‘qué pasó m’ijito, qué onda’; ‘no
pues me iban a llevar al desfile y dijeron que siempre no, que porque me
ensucié mucho’. ‘¡Cómo chingados que no!’, entonces me agarró y me llevó
cargando hasta la Avenida Revolución, caminando porque no tenía para el camión
que pasaba por el bulevar, y fuimos a ver el desfile ahí a toda madre.
“Dicen los psicoanalistas, como los Lacan, que
el padre es el que se interpone entre la madre y el hijo, es el que se mete
entre los dos y no deja hacer algo a la madre que cree que es injusto o que no
quiere que sea, entonces como que el padre es la ley, es un orden, mi
psicoanalista argentina en México dice, ‘donde no hay ley hay locura’, es una
idea como muy lacaniana. Siendo una psicoanalista mujer yo le decía: ‘y por qué
la ley no está en la mujer, por qué no en la madre’. ‘Así es’, me dijo, ‘te lo
digo yo, que soy mujer y que soy psicoanalista de toda la vida’, pero la ley
está en el padre. O sea, no es machismo psicoanalítico, ¿no?”.
Un ensayo inédito
“La Era de la Criminalidad” es el ensayo de
Federico Campbell que el Fondo de Cultura Económica (FCE) publicará de manera
póstuma.
Se trata del tercer título que completa la serie
iniciada por “La Invención del Poder” (Aguilar, 1994) y “Máscara Negra”
(Joaquín Mortiz, 1995).
“El libro que tengo ya contratado se llama ‘La
Era de la Criminalidad’, sería el tercero, ‘La Invención del Poder’, ‘Máscara
Negra’ y ‘La Era de la Criminalidad’, y todo esto forma parte de un libro de
más de 500 páginas que contiene los tres libros”, dijo.
Campbell adelantó:
“Yo sí creo que históricamente nunca el mundo
había vivido un índice de criminalidad como el de ahora, y lo que sucedió fue
que al democratizar algunos instrumentos tecnológicos, se vino a beneficiar no
solo la vida democrática, sino también a la organización criminal”.
El intelectual argumentó:
El intelectual argumentó:
“El teléfono celular y el internet han sido muy
instrumentales para la actividad criminal, de tal manera que hay ahora grupos
criminales que son más poderosos que muchos estados nación, en términos
financieros y en términos yo diría militares, de capacidad de fuego, en cuanto
a poder de armas. Ése es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, no
había sucedido nunca antes”.
Cuando fue nombrado “Creador Emérito 2009” por
el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), el ensayista tijuanense
compartió su visión a futuro:
“Tengo la idea de que estamos entrando en la era
de la criminalidad, o en la edad del crimen, porque nunca antes en la historia
había tenido el crimen organizado tal profusión, tal tamaño. Así como hubo la
edad de piedra, la edad de la información, que es la que estamos viviendo según
ciertos teóricos, yo pienso que estamos entrando a algo que podría denominarse
la edad del crimen, porque nunca antes el crimen organizado había desafiado al
Estado-nación”.
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