domingo, 5 de diciembre de 2021

Teoría de la Violencia. Sonora. Del Efecto.

 Teoría de la violencia. Sonora.

Por Alejandro de la Torre D.

“Rebeldíagrita la mariposa, al romper el capullo que la aprisiona; rebeldíagrita la yema al desgarrar la recia corteza que cierra el paso; rebeldíagrita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldíagrita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas de la madre.”

Ricardo Flores Magón

En la cultura yaqui existe un símbolo que representa lo sensible del hombre y la cultura hombre es tan frágil la forma en que se relaciona con la naturaleza que es una fundición entre vida y tierra.

Se eleva casi en el aire cuando cruza veloz por la llanura, pisa tan suavemente que no se escucha, come lo más tiernamente sus alimentos y cuida sus crías con la más grande ternura conocida.

Su casi silencio coordina pastos y estepas, árboles y flores, lechos de agua y el viento de la sierra, su nobleza fue a semejanza de un cordero, ese cordero del que hablaron los primeros jesuitas cuando hubo el encuentro en el Bacatete, esa templanza y bondad fue entendida por que los yaquis ya la asimilaban, por eso le rindieron pleitesía en su magistral danza y la fusionaron con la pascua del sacrificio cristiano.

Los yaquis fueron violentados, no fueron violentos y su capacidad de resistencia y respuesta fue proporcional a lo sanguinario que fueron con las campañas de exterminio, abusos y agresión a su raza.

Esa raza era tan sorprendentemente reactiva y de violencia defensiva contra la fuerza ofensiva porque fue tan profunda como consecuencia de su defensa de la naturaleza, su paz y su unidad tribal. Pero los yaquis en el siglo 19 fueron tan violentos como la violencia cometida contra ellos, y esta disposición a morir se debió a la salvación de su misma integridad. Nunca fue una violencia intrínseca, fue una violencia de respuesta, contraria a  su esencia. Esto nos demuestra que la violencia no es parte de la naturaleza humana, sino que es contrahumana.

Los seres humanos tenemos la fragilidad como condición, nuestra carne y piel es delicada, Fragile dice la canción de Gordon Thomas, “Sting”, “nada se obtiene de la violencia y nada podrá nunca obtenerse, la lluvia limpiará y caerá como lágrimas sin ser detenidas y mostrará lo frágiles que somos”.

La esencia, la naturaleza humana es pacífica, es leve y frágil, el estado perfecto del hombre y la mujer, como unidad, es la concordia y la paz común, estable, pura, como la de un venado.

Agredir esa unidad es agredirse a sí mismos o mismas. El Estado de desorden, el Estado ilegitimo, el poder del Estado es el concentrador de lo violento, por que tiene una extracción de clase opresora, el Estado al ser opresor usa la violencia para la perpetuación del sistema de esa clase social económica opresora.

La existencia de factores de competencia despiadada por imponerse, por arrebatar, por despojar, por ganar, en el entorno de la máxima ganancia capitalista, fabrica la violencia como producto de lo que rompe la unidad o consenso pacifico. De este modo la violencia no es la causa, no es lo que hay que combatir, si no las causas de la misma, que es la injusticia o la desestabilización que genera la extracción de riqueza entre ellas el tráfico de la droga o las actividades rompedoras de la estabilidad del pueblo.

La violencia contra los pobres, la violencia contra la clase obrera, la violencia en razón de género más acentuada contra la mujer pero también contra el hombre.

La violencia viene de lo injusto no de la supuesta contraposición de necesidades de la gente del pueblo.

El homicidio y la agresión armada corresponden a la extracción de grandes cantidades de ganancia por actividades contrarias a la paz y la justicia para el pueblo. Lo que genera el alto índice de violencia está en razón de la ganancia por el tráfico de droga.

La violencia nunca surge del pueblo, la violencia es antítesis del pueblo, de los que somos explotados. La violencia se impulsa por la desorbitada ambición de hacer grandes cantidades de ganancias por la droga que son limpiadas por el afán de obtenerlas por la concentración del capital financiero, o sea los capitales de bancos y organismos que controlan el dinero y los rendimientos de los depósitos bancarios.

Las gran cantidad de matazones desde que México está convulsionado por el comercio ilegal de drogas hacia el país más rico del mundo, no es producto de la pobreza si no producto del fomento de los que quieren ese dinero depositado en sus estados financieros.

Más de 150 mil muertos por ese escenario desde hace 15 años, miles de desaparecidos en su mayoría hombres pero más dolorosos en el caso de mujeres, que son producto de un control del poder financiero que disputa el dinero sucio circulante.

En cualquier esquina hay tiendas en donde se vende cerveza, se fomenta el vicio, y las adicciones. Esto genera conductas antisociales y agresivas. El Estado no corrige, al contrario se hace de la vista gorda por corrupto.

Existe un índice de grave dificultad, la muerte de mujeres, pero esta alta cantidad va en proporción por la alta cantidad de muertos en total, asesinados.

Si hay preponderancia de la fuerza de un género sobre el otro, que puede concebirse como un conjunto de conductas de prejuicios culturales del paternalismo, o lo que se conoce como machismo, pero también viceversa, no podemos excluir la represión de mucha altiva mujer manipuladora contra la debilidad emocional de mucho varón. En muchas ocasiones estos varones agredidos no tienen salida por la tendencia general a priorizar la queja de la preponderancia de casos contra las mujeres. Pero es un fenómeno paralelo y con las mismas causas.

Violencia proviene del latín violentus, que significa el ser fuera de su modo, de su estado o situación natural, bajo esta definición nunca puede resultar movida por la voluntad, si no por el efecto de una alteración, externa, sea el mismo Estado violento que la provoca.  

La naturaleza humana es el entendimiento, la razón y el estado de conservación. La inteligencia humana es el antónimo de violencia, es el estado sensible de un siervo, de su sangre liviana, del amor a su piel y vida, del amor a su unidad procreativa, del deseo de vivir en conformidad (Justicia) con la dicha de mejorar y trabajar para disfrutar, no para sufrir. La violencia es sufrir, no es consecuencia de la existencia vital.

La violencia no puede ser combatida con más violencia, la violencia no puede ser sancionada con más violencia, si no con una salida no violenta, donde se ofrezca una camino de solución de lo que la causa.

Teoría de la violencia, del efecto

Por Alejandro de la Torre D. 

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales,

humanamente diferentes y totalmente libres”.

Rosa Luxemburgo. 

El gran dilema del fenómeno de la violencia de género, radica en la causa que la provoca en la sociedad, sobre la base de la orientación sexual, identidad de género, y sobre la base de sexo o género.

Este silogismo tiene dos interpretaciones que confunden. ¿Se produce contra el género o contra el sexo? No hay teóricos que puedan explicarlo cabalmente.

De la misma forma ¿puede incluirse como violencia doméstica esta referencia sobre el género? ¿Agredir al género está dentro o es independiente de lo que entiende la legislación por violencia “intra” familiar?

Volvamos, ¿es violencia contra la mujer o contra el género?

Esto merece una explicación de los especialistas en materia de psicología legal.

La legislación le ha dado gran importancia a la violencia familiar, puesto que las relaciones humanas cada vez se tensan más ante la pobreza, el desempleo, el estress de la pandemia y el derrumbe del marco general de valores humanos.

Los valores humanos se destruyen por la presión económica, la competencia individual, los bajos salarios y la disputa de una economía que no alcanza para distribuir el ingreso equitativamente entre la población. Los valores humanos sufren un grave golpe ante la dispersión en los últimos 10 años del consumo de la metanfetamina cristal.

Podemos deducir que el cuadro general de valores que conservaban la unidad de familias principalmente humildes y de clase media, se modificó por este incremento de los demandantes de droga.

No solo los adictos sufren alteraciones en la conducta individual y en la interacción con la comunidad, que provocan delitos principalmente el robo y despojo de bienes muebles para adquirir más droga o pagar las deudas del mercadeo de la droga.

El conjunto social, directo o indirecto en barrios y colectividades sufren estas alteraciones conductuales y la desintegración. Viene como efecto el rompimiento de la estabilidad emocional y la irrupción de hábitos agresivos y de sublevación de los integrantes de familias y grupos aunque no tengan contacto con la droga.

Las familias se desgranan y pierden la confianza entre sus miembros.

Las madres de familia, maduras y jóvenes, las esposas, las mujeres hijas adolescentes que inician sus relaciones de género, las niñas; por el hecho de ser relativamente más frágiles que los varones, capturan en primer lugar esta desestabilización que provocan los adictos y los alcohólicos.

Puede decirse que este enfoque está desvirtuado, de que la principal causa, es el aumento del consumo de cristal, -de la violencia de género y de la violencia familiar- y no la conducta brusca del género masculino contra el género femenino, pero no.

El incremento de los asesinatos en total, trae aparejado el incremento igualmente de los asesinatos de mujeres y el aumento de los casos de violencia familiar contra las amas de casa, esposas o hijas, o de la mujer en vías del matrimonio o en etapa de búsqueda de pareja. La deducción lógica nos lo indica.

El feminismo político, una expresión de protesta y queja contra los cartabones culturales de la sociedad masculinizada, puede argüir que hay una conducta de uso de la fuerza masculina y de los prejuicios contra las mujeres y que la culpa son estos hábitos traumados de “hombres contra mujeres”.

El silogismo fácil puede inducir a responsabilizar a la conducta “machista” de ser la principal causa de la violencia en todos los tipos contra la mujer fuera o dentro de la familia.

Pero el análisis concluyente debe indicarnos que no tiene fundamento. La violencia en todos los ámbitos, incluyendo los terribles asesinatos o balaceras con armas de fuego, de la existencia de sicarios o de disputas por las ganancias del tráfico de la droga, son la preponderante causa y no el “machismo”.

Los esquemas de convivencia cultural, de las relaciones sexuales y de amor entre los hombres y las mujeres o entre las preferencias de diversidad sexual, genética o emocional, se han modificado tanto como una revolución en las relaciones humanas desde los años 90s, y más aceleradamente en los últimos años.

Tanto el fenómeno del vetusto machismo como las exigencias del actual feminismo no han terminado de aterrizarse, los próximos años serán convulsionantes para construir un nuevo marco de valores que solo una sociedad socialista podría viabilizarlo con la justicia para el pueblo, el amor sexual y la fraternidad, no una sociedad enferma conducida por la explotación de la fuerza de trabajo y la competencia depredadora, no una sociedad regida por la violencia del tráfico de drogas como una actividad financiera más de un sistema capitalista carroñero.

El equilibrio de la razón y los sentimientos son el único camino para encontrar la paz en el derecho y el respeto a ser libres y al desarrollo. Busquémoslo.




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