lunes, 29 de noviembre de 2021

Alcalde Ángel López Gutiérrez y su arcaismo de los 60s en Cajeme.

 El ex alcalde Ángel López Gutiérrez.

Por Alejandro de la Torre.



Ahora que el ex alcalde Faustino Félix Chávez decía que no le gustaba la basura que tira la gente y tampoco la protesta de los de la CNTE, es preciso rescatar de la memoria a Ángel López Gutiérrez que fue alcalde de Cajeme (1964-67) después de Faustino Félix Serna y antes de Javier Robinson Bours Almada, desempeñándose también como alto funcionario del sexenio de Faustino.
De pose malencachada, pelo gris canoso, ha sido el único exalcalde que ha escrito un libro de sus memorias que cumplen 50 años, que relata aspectos de su gestión municipal y algunas buenas anécdotas.
Como cuando Luis Echeverría llegaba a Sonora de gira en 1970 y no tenía ropa vaquera y tuvieron que mandarla comprar a Tucson en una avioneta del Gobierno del Estado ya que visitaría los municipios serranos.
Este libro que constó de una edición de 2 mil ejemplares, evidentemente desaparecidos, refleja toda una concepción de los gobernantes de aquellos años que portaron ideas retardatarias y de baja cultura de la clase en el poder, siempre priista. Que se ha heredado hasta la actualidad no variando en esencia, puesto que incluso en los últimos 25 años la mayoría de los ex alcaldes son descendientes de esa clase empresarial gobernante.
Cuenta el ex alcalde López Gutiérrez en su libro, refiriéndose a su informe de gobierno de 1965 que en las calles de Ciudad Obregón llegaron muchos limosneros en condiciones de mendicidad y generaban mal aspecto, que eran personas “del sur del país” y comenta que los juntó a todos y los envió forzadamente subiéndolos al tren sin alegar su lugar de destino.
Otro tema que comenta el ex alcalde es de una infestación de caninos callejeros dando una orden para que fueran capturados y sacrificados centenas de ellos, en la perrera municipal, que en aquellos años pues no se tenían muy buenos métodos de sacrificio ya que se mataban electrificados o con una bala en la cabeza.
El tercer y más impactante caso que informa el munícipe de la vieja guardia, es el caso de decenas de ladrones, drogadictos y homosexuales que fueron pescados en la vía publica y con escarnio y poco escrúpulo relata que generaban el rechazo de las buenas costumbres, por lo que optaron en darles un levantón y con su propias palabras aventarlos “allá por la falda de los cerros donde solo se escucha el aullar de los coyotes”, “tuvimos que hacerlo aunque nos causara tristeza”, lo escribió sin ambages.
Entre otros relatos cuenta por último como el Capitán Rómulo Díaz Brown le quiso entregar un millón de pesos en efectivo por que le impresionó el trabajo de arreglos que hizo el ayuntamiento en el panteón, pero Ángel López Gutiérrez se lo rechazó, invitándolo mejor para que lo entregara a la junta para el progreso y bienestar de Cajeme.
Un libro arcaicamente escrito pero de valioso contenido histórico.

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