Taddei
y su Conferencia no tan magistral
Por Alejandro de la Torre D. / CRóNICA10
"Las palabras no sirven para nada y empiezo
a pensar que en realidad hay muy poca gente. Si no estás dispuesto a todo no te
acerques demasiado a mí, ten cuidado con el delfín con el arpón clavado en el
costado, nunca hago prisioneros, aunque los delincuentes modernos, estén
autorizados..."
E.
Bunbury.
Jorge
Taddei convoca e invoca, pero no revoca, desboca. Ante un auditorio de gente
pensante 70 por ciento universitario, cuarentón y arriba, con aplausos
focalizados, repite, o mejor dicho, tararea las mismas frases del jefe federal.
La cuatrote, llegó para quedarse, dice. Aunque la economía del país tenga los
primeros indicadores de recesión.
Solo
el habla, es su evento, su acto. Venera a Alfonso Durazo, al iniciar su
perorata, le manda un saludo, sigue hablando. Refiere que hay un nuevo
concepto, la democracia participativa, y sigue hablando. Con un sonido claro y escuchable,
sin prensa vendida, que solo va por la mordida, habla de nuevos tiempos, y que
el régimen de la oligarquía se ha derrumbado, repite lo que siempre repite el
presidente AMLO, y luego sigue hablando, de que hay que empujar, que los
programas de apoyo económico en las escuelas incluirán mil 300 planteles en
todo Sonora, que esto y lo otro, incluso asumió actitud repugnante, sin
necesidad, al argüir que mucha gente se quiso pasar de lista al enfundarse del
ropaje de discapacitada para cobrar los apoyitos sociales, descubriéndolas,
pensando que el dinero del gobierno sigue siendo manejado con corrupción.
Y
viéndolo bien, Taddei es odioso, es repugnante. Su discurso, su expresión, su
tono de voz, su falta de sencillez. Es pues un integrante de la elite del
pensamiento que se pone por encima de la ignorancia generalizada, es fifí de
izquierda y arrogante, un inteligente con honradez, pero insuficiente.
Difundida
como una conferencia magistral, o mejor dicho un soliloquio magistral, la
titula: “Desarrollo Económico y Desarrollo Social”. Un acto que buscaba la lucidez
del único delegado federal en Sonora, el delegado del Bienestar Social, y
siguió hablando. Taddei pudo llamar la atención de trabajadores y académicos de
la Unison, que cubrieron el 80 por ciento de las butacas del Teatro Zubeldía a
las 18:30 horas de la última tarde de octubre. Pero no trae pueblo. Del mismo
modo que Arturo Bours Griffith en su informe, o de los diputados federales, no empujan
sus discursos a un pueblo que sigue con los ojos vendados al carismático López Obrador,
pero desde luego no los sigue a ellos.
El
doctor en Ciencias de la Ingeniería, nunca se refirió al tema económico. Se
requiere entender de desarrollo económico, y este no viene aparejado a los programitas
de apoyos sociales, no hay vinculación.
El
desarrollo económico no vendrá con la buena frase o discurso, si no con el
impulso de un nuevo modelo que reintegre la economía productiva y el
crecimiento de empresas que arriesguen en el país, no que lo saqueen. Que
genere a la mediana empresa para que se potencialice y no se les apueste solo a
inversiones trasnacionales que chupan el ingreso y dejan la pobreza con bajos
salarios.
En
Sonora se recargó la creencia en la inversión de una planta automotriz y todo
quedó ahí, tanto el campo agrícola, la industria de capital regional y el
comercio en pequeño perdieron la base gubernamental hace 30 años y no hay quien
la levante. La rapiña de unos cuantos beneficiarios socios de la inversión
trasnacional ha hundido a la economía en un empleo precario y un gobierno que
solo le sirve de palanca para engullirse el dinero. Esto no es desarrollo
económico.
López
Obrador viene siendo masacrado después del culiacanazo y después de la recesión
de la economía, -o que la, otra vez!-. Un día sí y otro también, lo tratan muy
mal al Gobierno de México, críticos de derecha y hasta de izquierda, medios de
derecha y medios de izquierda derecha.
Sin
embargo, López Obrador sigue en lo suyo, no pierde piso, no hay sombra que le
quite el sueño, el pueblo espera como espera el novio a la novia, en el altar
del casorio. La esclavitud del pueblo se ha terminado, fue larga, pero llegó a
fin.
Pero
Taddei y Bours, y Téllez y otros, no traen carisma, no traen las facultades para
definir, agregar, apoyar. Al contrario, han debilitado, igual pasa con los
alcaldes de la cuatrote que se han vuelto arrogantes y hasta corruptos. Taddei
es enfadoso, es tedioso, es parlanchin y repetitivo. Taddei no trae pueblo,
trae un puesto y cree que eso basta. No, no basta.
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