domingo, 9 de diciembre de 2018

Presupuesto 2019, carencias y neopriismo.


Presupuesto Mariscalista 2019:

Formato y gasto estilo PRI
Presupuestos municipal, estatal y federal haciéndose como es costumbre, sin consultar al pueblo dueño de los recursos
Por Alejandro de la Torre D. / CRóNICA10

La parte medular de cualquier gobierno parece ser la que menos se conoce, es la que mas discordias genera y la que mas ambición ha representado por los moches, por los agandalles, por la corrupción, es la parte que se refiere a la recaudación y al gasto público.
No hay mucho que discutir, los empleados públicos viven de sueldos pagados por los impuestos, desde el alto funcionario que manda y gasta a discreción, hasta el barrendero, el empleado más importante pero el mas abajo de la escala salarial.
El dinero público es arrebatado por grandes constructoras que lo disputan a muerte, por los grandes proveedores que están detrás de los intereses electorales, por los concesionarios, por los permisionarios, por los contratistas, en cambio a miles de gentes humildes solo le entregan una parte muy reducida como despensas y cobijas.
Pero el gasto del gobierno solo tiene dos fuentes, la venta y renta de bienes o derechos públicos, o los impuestos. Y el impuesto que paga la rentabilidad de las empresas, o los consumidores mediante el IVA, los genera una actividad: El Trabajo, y quién hace el trabajo, -fuera de intermediarios, empresas privadas, gerentes o capataces-, es invariablemente el pueblo, que con sus manos mueve fábricas, comercios, servicios. Igual pasa con los impuestos que se pagan en prediales, contribuciones, derechos, que cobra el municipio, son los trabajadores los que generan el dinero mediante su fuerza laboral.
Gerentes, supervisores, capataces, técnicos, ingenieros, licenciados, alta burocracia, no generan los impuestos, son también trabajadores que deberían tener ingresos laborales muy relativos con respecto a lo que gana el resto de los trabajadores. Pero esto no es así en la realidad, los ministros, los funcionarios de organismos, los senadores y diputados ganan cien veces más, los funcionarios municipales diez veces más.
Los capitalistas dueños de las empresas y los grandes gobernantes son los que se llevan la tajada más grande de pastel, y no solo eso, son los que, mediante la explotación de la fuerza de los trabajadores o la corrupción en el manejo de los recursos públicos, engrosan sus riquezas generando la abismal desigualdad económica entre clases sociales y entre gobernantes y gobernados, entre capitalistas y trabajadores. 
Por eso los gobernantes no dejan ver el presupuesto, mucho menos invitan al pueblo a hacerlo, y se vuelve una presa codiciada ya que ahí reside el dinero que se va a gastar durante su periodo de gobierno.
Pero si es dinero de todos, -bueno no de todos, es dinero del pueblo-, ¿por qué el pueblo quien lo gana y a quien se lo extraen, no participa, no es invitado a hacer el plan para gastarlo?, ¿por qué no se gasta como el pueblo quiere y decide, por qué no sirve para atender lo que el pueblo necesita, por qué no sirve el dinero del pueblo para mejorar la vida del pueblo? La explicación es, porque todo este esquema está basado en la corrupción, en querer disponerlo a manera y antojo de los que controlan el dinero, es la distribución que hace la clase social capitalista que controla las empresas, los bancos, las fábricas, el poder público, el Estado, el gobierno en el país, en las entidades y en los municipios.
La deducción que tenemos es, que si los que generan el dinero no disponen de su dinero, y otros lo etiquetan como dinero público, para que unos cuantos gobernantes digan cómo se va a gastar, podemos decir que es robo. O sea que el gobierno funciona con dinero robado.
Así como las grandes trasnacionales llegan a México para pagar salarios extremadamente bajos mientras ellas tienen ganancias millonarias, robándose la parte de trabajo no pagada. Para que no sea dinero robado, el que produce el dinero público, el pueblo trabajador, debe decidir cómo y en qué se va a gastar, no que se lo escondan y evadan con artilugios legalistas y trasnochadores, alegando qué los gobernantes deben decidir cómo gastarlo.
Aquí si fuera trascendente aplicar instrumentos de consulta y participación popular, y que los diputados recojan y obedezcan la decisión del pueblo para confeccionar el presupuesto de 2019, 2020 y los que vengan incluso con planes a quince años o más, y recogiendo lo que dice la Ley de Participación Ciudadana para el Estado de Sonora vigente, en sus numerales 86, 87 y 88: 
“ARTÍCULO 86.- El presupuesto participativo es un instrumento de participación ciudadana que tiene como propósito someter a decisión de la población las prioridades en el ejercicio de los recursos públicos, dónde y cuándo realizar las inversiones y cuáles son los planes y acciones que debe llevar a cabo el Gobierno Estatal y Municipal a través de un proceso de debates y consultas.   
ARTÍCULO 87.- El presupuesto participativo tendrá por objeto:    I.- Propiciar una distribución democrática de los recursos públicos de que disponen los gobiernos estatal y municipales, mediante un mecanismo público, objetivo, transparente y auditable, que posibilita intervenir en la solución de los problemas prioritarios de las comunidades sonorenses;    II.- Efectuar obras prioritarias para la recuperación del espacio público; el mejoramiento y rehabilitación de calles; la rehabilitación o creación de áreas verdes; el mejoramiento o construcción de infraestructura cultural, deportiva y recreativa; así como acciones de desarrollo sustentable, fortalecimiento de la seguridad pública y la cultura;    III.- Generar un proceso de democracia directa, voluntaria y universal, que contribuya a fortalecer espacios comunitarios de reflexión, análisis, revisión y solución a los problemas prioritarios, construyendo una ciudadanía consciente y participativa; y  IV.- Establecer un vínculo corresponsable entre el gobierno y los gobernados que permita generar procesos ciudadanos de análisis, programación, vigilancia y control de los recursos públicos.    
ARTÍCULO 88.- El presupuesto participativo deberá desarrollarse tomando en consideración los siguientes criterios:    I.- Promoción de la participación ciudadana en el diseño y elaboración de los planes, programas y proyectos que integran los planes de desarrollo estatal y municipales a través de un proceso de consulta plural e incluyente, conforme a lo establecido en la Ley de Planeación del Estado de Sonora…”

Por eso a nivel estatal, la gobernadora Pavlovich, antes que saliera la mayoría priista que tenía en el Congreso del Estado al ser arrollada por la votación morenista del 1° de julio, que le quitó 22 diputados de 33 a partir del 13 de septiembre pasado, les ordenó a sus 16 diputados priistas junto a otros 8 cómplices del PAN, modificar la Constitución Política de Sonora previendo el escenario presupuestal y ahora solo cuenta con 6 diputados y les ruega aprobar el presupuesto a los diputados no priistas, pero negociando otros temas y estos nuevos diputados inician una etapa de negociación y concertación, buscando gastar 68 mil millones de pesos para 2019, pero en un esquema corrupto de toma y daca donde lo que menos existe es la aplicación de la Ley para que participe la sociedad en dicha elaboración del presupuesto.
De la misma forma el alcalde arribista Mariscal beneficiario de uno de cada dos votos de cajemenses que eligieron a López Obrador, ya hizo un presupuesto de ingresos y de egresos 2019 para el Ayuntamiento de Cajeme sin consultar a nadie, sin cumplir la Ley, aplicando los mismos esquemas que los gobiernos del PRI y del PAN han respetado, y lo peor, aplicando las mismas proporciones de gasto tanto de gasto corriente como de gasto para obras y mejoras, evadiendo la exigencia de recortar con austeridad partidas superfluas, sueldos de funcionarios, y sin priorizar necesidades urgentes, como la grave pobreza, las obras sociales y los bajos salarios de los trabajadores municipales, tampoco involucrará a la comunidad para reducir el enorme gasto en seguridad pública y en convocar a la participación ciudadana que podría mejorar la aplicación de recursos en la conservación de la limpieza, el asfalto, el alumbrado y la vigilancia con la aportación de los ciudadanos en colonias y barrios. No le importó a Mariscal el proyecto de Consejos Ciudadanos, lo ninguneó y prefirió el esquema priista, neo priista.

El formato de presupuesto mariscalista, sin salirse de la costumbre priísta. (Página 2).




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