Cajeme destrozado. Faustino

Cajeme destrozado
Una administración que navegó en el autoritarismo
Faustino revolvió tanto su atole que lo dejó totalmente aguado
Por Alejandro de la Torre D. / CRóNICA10

La próxima gestión municipal morenista a lo mejor no tendrá las deudas a corto plazo, más de 250 millones de pesos dejados por Rogelio Díaz Brown, que generaron un freno enorme para atender la gran cantidad de demandas de la gente que sufrió Faustino en su primer etapa de gobierno, pero si tendrá un enorme rezago en obras y en deterioro urbano.

Faustino nunca celebró audiencias ciudadanas en sus tres años, tampoco acudió con programas a las colonias, ni llevó cabildo a sesionar, no visitó a la gente ni quiso ser un alcalde bonachón con los pobres, como sí lo hicieron sus precedentes.

Hasta el segundo año del Ayuntamiento, la Tesorería municipal llevada por el contador Rogelio Bours Luders pudo salir del atolladero y dirigir recursos frescos para las obras y los servicios desatendidos.

Pero nunca se vio en crisis y hay que reconocerlo, la conducción financiera del ayuntamiento, igualmente a pesar de la deuda con BBVABancomer y Banobras, de 650 millones de pesos. Se cumplieron sin falta los compromisos con la base laboral y poco a poco el pago a las cuentas por pagar con proveedores a pesar de la tardanza.
La parte más delgada fue la violencia de los homicidios y los delitos de robo que fueron imparables a pesar de toda la carne al asador inyectada por Antonio Gutiérrez Lugo.

La capacidad policiaca está mermada por tres factores: la insuficiencia de policías en cantidad y en calidad, la infiltración de la delincuencia en las filas, y la corrupción en gran parte de la estructura de mando. Pero no hay que responsabilizar al área municipal cuando la responsabilidad estatal es mayor al no poder con el crimen y la muerte.

La acusación de los regidores del PAN Montes de Oca, Armendáriz y Martínez, nunca fue solventada por los denunciados Armando Alcalá -próximo diputado- y el mismo Gutiérrez Lugo de haber desviado más de 4 millones de pesos en el ejercicio del área policiaca, un tema que quedará a deber la explicación faustinista.

Así mismo queda a deber la información sobre el inventario de la flota de más de 40 unidades recolectoras de basura que puede haber sido desmantelada, siendo lamentable que teniendo la capacidad, le entregaron en canal los recursos, 70 millones de pesos en 2017 y 95 millones de pesos en 2018 a la empresa Técnicas Medioambientales, S.A., una conducta desleal con los contribuyentes cajemenses ya que nunca se aplicó consulta para contratar los servicios de la trasnacional. Ahí también fue reprobable la medida de reprimir con la fuerza policiaca a los trabajadores tirabichis que protestaron porque les quitarían su plaza laboral de forma arbitraria. Terminaron reubicándolos en áreas en las que nunca habían laborado o fueron despedidos el 80 por ciento de los trabajadores, en un acto despiadado de autoritarismo y golpe a los derechos laborales. Todo ese desplante déspota de Faustino indica que hizo una negociación oscura con la española Tec Med que habría que sancionar.

Aspectos de sorna, fueron el caso del Contralor municipal Fernando González cuando fue designado a pesar de ser familiar directo del anterior Tesorero municipal Sergio Gastélum y su directora de Contraloría Guadalupe Lares fue también inmediatamente antes, la directora de Egresos. Lo que nunca debió aceptarse si se hubiera procedido respetando la ley, esta es la causa de la indisposición de proceder ante denuncias y quejas que fueran más allá de las inspecciones rutinarias.

Faustino no tuvo la menor intención de mejorar el servicio público de agua potable, prestado por OOMAPASC, al contrario, condujo una política de deficiencia y dispendio que ahoga al Organismo, ratificando proveedores para adjudicarse funciones propias del servicio público entregadas a particulares mediante contratos de millones de pesos como el suministro de insumos, obras, servicios, recuperación de cartera vencida, toma de lectura de medidores, arrendamientos exagerados, etc. igualmente conservando los exagerados sueldos de directores y gerentes, un tráfico de influencias ilegal y un sistema de cobro del servicio, basado en el fraude en la gran mayoría de los medidores domésticos.

Tenemos como saldo una ciudad destrozada, en sus calles, en sus espacios, pavimentos deshechos en su gran parte, incapacidad para resolver el deterioro, una ciudad de sangre y vinagre, sin respeto a las reglas, con un desastre de confiabilidad en el respeto colectivo, y mucho menos confiando en sus autoridades, con muchos jóvenes en las garras del cristal, el robo, el tráfico ilegal de sustancias, el desempleo y la pobreza.