miércoles, 28 de febrero de 2018

Los avatares de la obstinación de AMLO


Avatares e incongruencias de la obstinación
Por Alejandro De la Torre

El partido de López Obrador formado en el año 2014 y que obtuvo su registro después de cumplir por encima en cantidad los rigurosos requisitos para constituirse como partido político nacional, establecidos por la Ley Federal de Procedimientos e Instituciones Electorales, actualmente recibe mas de 600 millones de pesos en prerrogativas para realizar sus actividades políticas y organizativas. Dicha cantidad es dos veces inferior a la que reciben el PRI y el PAN que rebasa los mil 200 millones de pesos para cada uno al año amén del ejercicio del poder en gubernaturas, alcaldías, centenas de diputados y decenas de senadores y miles de funcionarios federales que tiene el PRI.
El MRN solo tiene 38 diputados federales y no cuenta con ningún senador de la república por que hasta ahora presenta candidatos para ello.
El peso político del líder del partido Morena es incontrastable e inequiparable con ningún otro militante o grupo de militantes. Es el principal artífice, motor de operación y organizador desde el primer día en que los dirigentes del PRD y MC se sentaron a negociar en 2012 el pacto con Peña Nieto. Se propuso férreamente construir un nuevo partido propio que incluyera a todos sus simpatizantes capitalizando más de 15 millones de votos en 2012 y 5 millones en 2015, deslindándose de los traficantes que los llamó aliados de la mafia del poder encabezados por los chuchos Ortega y Zambrano y Dante Delgado, que actualmente son aliados del partido de derecha el PAN en contra del mismo líder de izquierda Manuel López.
En poco menos de 5 años Morena se ha convertido en la mayor fuerza política del país y el contrincante a vencer por sus detractores que cogobiernan y a punto de desplazarlos de gran parte del poder político y del ejercicio del aparato federal del Estado.
Evidentemente esta conquista hará hito en la historia nacional al emprender una nueva etapa muy semejante a una revolución legalista sin alteraciones bruscas, que el mismo país esperó hace 18 años que resultó en fiasco con el desempeño de Fox en la presidencia.
El magro cambio nos muestra una sociedad abnegada e indispuesta al viraje radical de las estructuras económicas y políticas, aceptando la modificación parcial del régimen político pero conservando completamente al mismo sistema de desigualdad, injusticia y pobreza de un pueblo ofuscado por la falta de un proyecto propio que enarbole y encauce sus aspiraciones como clase social proletaria y que lo saque de su marginación y opresión.
La alternativa que construye casi un solo hombre, el zoon politikon del siglo, Manuel López, y que lo siguen millones, no pretende un giro del fundamento, si no un viraje de formas y una conciliación nacional.
No implica que el pueblo se organice y se revele para alcanzar nuevas estructuras sociales y económicas sino lograr la estabilidad nacional y resarcir gran parte el daño ocasionado por gobiernos entreguistas y corruptos, y por una violencia producto de la impunidad en la venta millonaria ilegal de drogas a los gringos.
Por ello este magnánimo líder ha concentrado en su persona casi todas las decisiones del movimiento que encabeza en lugar de tomarse colegiadamente y razonablemente por un equipo político que lo acompaña. Pero no se da así, su palabra y acción son fulminantes en el rumbo de su partido y del acontecer del país y que tomarán mayor fuerza si logra ganar la elección dentro de 120 días.
Aún así con esa concentración de decisiones, su personalidad no deja de ser moderada y socializado su proceder, nos demuestra que no tiene nada que ver con el PRI, que no tienen ningún canal de conexión con el régimen hegemónico del viejo ejercicio del poder priista sufrido con los emperadores sexenales.
Por eso y por mas no se corre el riesgo de que llegue a ser un déspota o un autócrata, al contrario sus reflejos se aproximan más al de un estadista demócrata.
Pero esto no implica que no haya tomado decisiones equivocadas y temerarias que han derivado en traiciones.
López Obrador desde el PRD y Morena ha llevado al poder por el apoyo que les ha endilgado a personeros políticos que a la postre se le han volteado y hasta traicionado.
Desde el PRD y gracias a su poder de influencia para captar votos, se han hecho centenas de diputados y decenas de senadores, han llegado varios gobernadores que el ha designado como Arturo Nuñez, Miguel Mancera, Graco Ramírez, Gabino Cué o Marcelo Ebrard, que se le voltean o le retiran el apoyo.
Por ello la decisión en pactar con tránsfugas del PAN o PRI o con el líder sindical Gomez Urrutia y ofrecerles espacios, no son casos inéditos, son parte de una estrategia errada o acertada, pero finalmente decisión concentrada en su persona.
Pero él es persistente y de una obstinación sin medida que sin él se generará un vacío de la izquierda no rellenable por ninguna fuerza real.
Pero igualmente como un dique sabe canalizar y potencializar toda la inconformidad de millones y de todos los grupos organizados y semiorganizados de la izquierda de todos los matices y comportamientos.
Nada es gratis.
El escenario ya no nos dará el ejercicio de una presidencia imperial, no se corre el riesgo.
Sus acotamientos ya no se estimarán en el enfrentamiento con el viejo régimen, si no en incluirse en uno nuevo enfilando un rumbo de luz y esperanza para la gente.

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