lunes, 13 de noviembre de 2017

Películas ridículas en 24 salas comerciales de Obregón

Cines de películas ridículas
Por Alejandro De la Torre D.
Las cintas que no exhibirán los cines mediocres de Obregón.

Ahora que van abrir 10 salas más de cine en la nueva plaza comercial y que cumple 22 años el cine club de la biblioteca pública municipal fundada por el cinéfilo confeso, hace un año fallecido Ramón Iñiguez Franco, es preciso revisar que son patéticas las películas que exhiben estas cadenas comerciales de filmes de baja calidad temática, que han caído en el simplismo y vulgaridad en sus contenidos, casi siempre cine infantil que no hace razonar o que utilizan el tema de la muerte sin límite y un supuesto terror ridículo.

¿Para qué la comunidad necesita más salas de cine si no tendrán un programa cultural de relieve, que solo explota temas choteados y trucos de los efectos visuales?

Si bien es cierto que al pueblo se le da lo que le gusta, como diría el corriente Emilio Azcárraga Milmo extinto potentado de Televisa, no puede dejarse a un lado la importancia de fomentar el cine que espera el racional aficionado a las buenas películas.

Si se adscribe la biblioteca municipal al Instituto Sonorense de Cultura sería prudente que el gobierno mandara construir una sala con pantalla gigante de por lo menos 200 butacas para exhibir películas constantes con bajo costo de boleto, que fomente el  buen cine y el crecimiento cultural del pueblo.

Por ejemplo, nunca llegarán a las salas comerciales de la bella vista o la goya en Cd. Obregón, películas como “Sin amor” (Loveless 2017) de Andrey Zvyagintsev “metáfora de una sociedad presa de una deriva autoritaria que encuentra en la deshumanización el mejor de sus respaldos políticos”; o la película inglesa irlandesa “El sacrificio de un siervo sagrado” (The Killing of a Sacred Deer 2017) del griego Yórgos Lánthimos con Collin Farrel y Nicole Kidman, “una pareja se separa por que el marido es incapaz de lidiar con la tragedia que pone en fragilidad su relación sentimental, una cinta revelación”; o la película de este año Suburbicon del actor director George Clooney situada en la guerra de Corea de los años 50 cuando familias felices en un vecindario norteamericano se transforman odiándose, con Matt Damon y Julianne Moore; o una cuarta película de atractivo interés como “Llámame por tu nombre” (Callme by your name 2017), del  italiano Lucha Guadagnino donde un apuesto historiador seduce a las doncellas en una residencia veraniega a orillas de un lago y en especial a un adolescente, cinta brillante que se refiere a una temática de diversidad sexual. (Reseñas del crítico Carlos Bonfil).

Tantas películas de contenido, inaccesibles para la magia de la pantalla gigante tendrán que ubicarse en la red internáutica pirateándolas o contratarlas con los sistemas de paga.

La persistencia del buen cine parece que ha sido derrotada por el afán de ganancia de las películas mediocres y la venta de palomitas y cocacola, carísimas para terminar viendo churros comerciales.


El cine cumple una misión: divertir educando, mientras no se concrete este propósito no podrá decirse que cumple con el crecimiento cultural requerido por la comunidad ante tantas carencias espirituales principalmente padecidas por la clase media. 

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