lunes, 9 de mayo de 2016

Agua y madre, dos elementos básicos

Los aparatos, bebederos, tomas de agua para la gente o 

como se llamen.
Por Alejandro de la Torre
La negación desde hace 5 años a atender la petición de instalar fuentes de agua para que la beban las personas en los lugares públicos, muestra el verdadero talante de nuestras autoridades municipales: la indiferencia ante el padecer de la gente y la incapacidad de entender que beber agua es una necesidad vital de los pobres.
Esta insensibilidad desde la administración de Barro, Díaz Brown y ahora F. Félix que no ha ordenado las medidas preparatorias para instalar aparatos de agua ni siquiera en palacio municipal, muestran palpablemente que tampoco saben del sufrimiento de los miles de trabajadores que se trasladan en bicicletas en la oscuridad y evitando baches, no asimilan el padecer de las personas que cruzan las calles sin vialidad para discapacitados, ni la insuficiencia de miles de obreros de la maquiladora que hacen un milagro para poder vivir con 100 pesos diarios, no conciben la carencia del pueblo de no tener para pagar un pasaje de camión urbano. Por que ellos perviven con los minisplit, los garrafones fríos de agua purificada y sus camionetotas con llantas 215/70R15 que pasan sin llorar por hoyos y cascajos.

Obrera, esposa, matriz, esencia

No es la misma mujer de 10 a 15 hijos, fieles y que consagraron sus vidas a la familia y a la manutención que hablar de la mujer de hoy que encargan 2 o 3 chamacos y ya andan tirando la toalla. Tampoco es la misma mujer campañera del obrero o jornalero que tiene que aguantar el parto, el maltrato, la miseria, la falta de atención medica, cuyos colores son la piel natural y la tierra que la mujer de oficina institución bancaria, zapatillas, pelo entintado y maquillaje con las tonalidades de moda. No es la misma mujer trabajadora con el cuerpo corroído por el frío o sarpullido por el calor, que hablar de la mujer de nata, el pókar, el minisplit y las cremas humectantes. No es la misma la mujer indígena en cuyo reboso arropa a la espalda a su vástago y cuyos olores son del pueblo que la mujer del empresario que viste las mejores boutiques y prefiere ir de compras al elcon mall de Tucson para adquirir los mejores perfumes. No es la misma la mujer de la maquiladora, madre soltera, explotadas y de percepción salarial de hambre, que la mujer patronal, gerencial, de medias de seda.

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