Por Alejandro de la Torre. Editor
1 1.- El
acueducto dependiente
Se acabó la lucha
contra el acueducto, pero no se acabó la extracción de agua de la cuenca yaqui
que generó la lucha. Se acabaron las ganas de protestar pero no se acabaron los
funcionarios que arribaron a los cargos públicos como Juan Leyva Mendivil que
dice que dentro de 5 años cuando se construya la desaladora para Hermosillo
habrá de quitarse el acueducto dependiente. Si, el acueducto dependiente de la llegada del
PRI al poder. Y Rogelio Díaz Brown que daba declaraciones diarias sobre el
acueducto y la ilegalidad, ¿Ya no hay ilegalidad, van a permitir que sigan
surtiéndose de agua los capitalistas inmobiliarios e industriales de Hermosillo?
Pero siga o no siga el Acueducto, es urgente emprender una lucha para que haya
desfogue ecológico y corra el agua por el Rio Yaqui desde el desemboque del
Chiculi en la panza de la presa Oviachic hasta Rahum y Huirivis, principalmente
en la época de verano que la sequía mata la vegetación deteniendo un mayor,
irreparable y trágico daño a los yaquis y su territorio.
2.- El ex alcalde Ángel López Gutiérrez.
Ahora
que el ex alcalde Faustino Félix Chávez dice que no le gusta la basura que tira
la gente y tampoco la protesta de los de la CNTE, es preciso rescatar de la
memoria a Ángel López Gutiérrez que fue alcalde de Cajeme (1964-67) después de
Faustino Félix Serna y antes de Javier Robinson Bours Almada desempeñándose
también como alto funcionario del sexenio de Faustino. De pose malencachada,
pelo gris canoso, ha sido el único exalcalde que ha escrito un libro de sus
memorias que cumplen 50 años, que relata aspectos de su gestión municipal y
algunas buenas anécdotas. Como cuando Luis Echeverría llegaba a Sonora de gira en 1970 y no tenía ropa vaquera y tuvieron que mandarla
comprar a Tucson en una avioneta del Gobierno del Estado ya que visitaría
los municipios serranos. Este libro que constó de una edición de 2 mil
ejemplares, evidentemente desaparecidos, refleja toda una concepción de los
gobernantes de aquellos años que portaron ideas retardatarias y de baja cultura
de la clase en el poder, siempre priista. Que se ha heredado hasta la
actualidad no variando en esencia, puesto que incluso en los últimos 25 años la
mayoría de los ex alcaldes son descendientes de esa clase empresarial
gobernante. Cuenta el ex alcalde López Gutiérrez en su libro, refiriéndose a su
informe de gobierno de 1965 que en las calles de Ciudad Obregón llegaron muchos
limosneros en condiciones de mendicidad y generaban mal aspecto, que eran
personas “del sur del país” y comenta que los juntó a todos y los envió
forzadamente subiéndolos al tren sin alegar su lugar de destino. Otro tema que
comenta el ex alcalde es de una infestación de caninos callejeros dando una
orden para que fueran capturados y sacrificados centenas de ellos, en la
perrera municipal, que en aquellos años pues no se tenían muy buenos métodos de
sacrificio ya que se mataban electrificados o con una bala en la cabeza. El tercer
y más impactante caso que informa el munícipe de la vieja guardia, es el caso
de decenas de ladrones, drogadictos y homosexuales que fueron pescados en la
vía publica y con escarnio y poco escrúpulo relata que generaban el rechazo de
las buenas costumbres, por lo que optaron en darles un levantón y con su propias
palabras aventarlos “allá por la falda de los cerros donde solo se escucha el
aullar de los coyotes”, “tuvimos que hacerlo aunque nos causara tristeza”, lo
escribió sin ambages. Entre otros relatos cuenta por último como el Capitán
Rómulo Díaz Brown le quiso entregar un millón de pesos en efectivo por que le
impresionó el trabajo de arreglos que hizo el ayuntamiento en el panteón, pero
Ángel López Gutiérrez se lo rechazó, invitándolo mejor para que lo entregara a
la junta para el progreso y bienestar de Cajeme.
Un libro arcaicamente escrito pero de valioso contenido histórico.
Un libro arcaicamente escrito pero de valioso contenido histórico.
Abre Medios Obson, una
empresa de Jorge Armenta, su edición impresa El Tiempo. Enhorabuena procurándoles
suerte, para que se convierta en una fuente perdurable y obtenga de los
anunciantes el patrocinio para hacer un periódico de calidad y no solo viva del subsidio gubernamental. El estupendo
trabajo de Candelaria Cande González, la experiencia de Horacio Zamudio, la
destreza reporteril del madrileño Luciano Sabatini, la amena crónica deportiva
y los excelentes cartones de Germán Osuna, el tacto sensible de la nota
policiaca de Martín Mendoza, ellos y más colegas, son parte de un buen equipo
de trabajo para hacer un medio impreso de tamaño tabloide, práctico, de
contenido, bien distribuido y equilibrado que puede cubrir el hueco que dejan los
diarios tradicionales. Un reto para generar criterio del lector, y un
periodismo con compromiso social. Tal vez lo que le falta a El Tiempo es una
sección cultural que hable de tópicos del conocimiento, la literatura y la
diversidad y la hechura de reportajes y crónicas sobre temas regionales. Nos
ofrecemos.
4.- Transporte Urbano
3 5.- Despidos del
ayuntamiento
6.- Orlando Velderrain
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