Qué tanto cuánto se modificará el dinero público de Sonora
Por Alejandro
de la Torre D.
Duelen las carencias de
una gran cantidad de personas que sufren la pobreza migrante, esta pobreza que
se traslada y luego se transmite. Sonora es paso y también depósito de decenas
de miles.
No es el crecimiento,
la potencialidad económica, la inversión tan famosa la que puede disminuirla.
Es el razonamiento humano el único camino.
Razonar la pobreza no
es analizarla ni clasificarla ni atenderla con presupuesto, es entender que hay
seres humanos que no tienen dónde vivir, qué comer, cómo salir de su deterioro
físico, porque son marginados por su migración, fueron obstruidos por su paso a
la frontera, que vienen a buscar salir de la pobreza de sus regiones y que ya
son parte del “adorno” urbano y se quedan a pedir y mendigar con una
deteriorada condición de sus personas.
Los pobres de paso, son
los que piden cualquier moneda, no son pocos, sus manos tiznadas y cabeza
grasosa por la falta de agua, sus harapos demacrados, sus caras muchas veces
lánguidas y cadavéricas. Se bajaron del tren o de raites, van o vienen de la
línea, o se quedaron atorados desde Honduras o Oaxaca.
Además de esta pobreza
que profundiza el contraste regional, está la pobreza local de centenas de
miles de sonorenses que tienen décadas sin prosperar pero que no sufren del
extremoso palidecer de la carencia por la migración. Sin embargo esta pobreza
es más sensible por ser de sonorenses que viven desde el siglo pasado, incluso
desde los años 70, son pobres hijos de pobres sonorenses que siguen en los
barrios, en las colonias periféricas o en el sur de Sonora en las poblaciones
campesinas. Según el cálculo del Ciacd o del Inegi, un millón 200 mil personas
que vivimos en Sonora ganamos menos de dos salarios mínimos, o sea menos de 300
pesos diarios y con dos, tres, hasta cinco dependientes. Esta pobreza lacera la
economía por el bajo poder adquisitivo por que la mitad de estos sonorenses
viven con menos de 40 pesos diarios.
Y el tercer estrato de
la pobreza se encuentra en las comunidades indígenas y serranas, yaquis y mayos
que no obtienen la capacidad de ingreso suficiente, formado por más de 160 mil
integrantes desde Guasimas hasta Buaysiacobe y Agiabampo, su deterioro físico y
de vivencia son de los más bajos en cualquier estrato social sonorense y
debieron ser los primeros beneficiarios de los suficientes recursos naturales y
económicos del cual debieron ser originalmente propietarios.
En todos los periodos
económicos, el post revolucionario, (1910-45) el moderno (45-80) y el post
moderno (80-2020) han sido beneficiarios residuales de la riqueza generada por
la gran empresa o de la inversión agropecuaria, o sea de los que le sobra al
acaparamiento del dinero privado (capital) y público (gasto) y han obtenido su
sobrevivencia de ese residuo que les deja la concentración del ingreso.
La prosperidad deseable
para estos tres estratos de pobreza no se obtendrá únicamente con la acción
gubernamental del poder público, desde luego la única vía de solución para que
la población adquiera un nivel de ingreso que le permita obtener su capacidad
de desarrollo, es el cambio de modelo económico y el impulso proactivo de la
pequeña y mediana empresa con el mejoramiento sustancial del ingreso general de
la población trabajadora y no bajo el enfoque parcial de la ganancia
inversionista.
Este crecimiento es
factible con una sociedad en superación, en donde el régimen de poder público lo
haga accesible con el desarrollo de la democracia en su proactividad con la
participación directa y en la toma de decisiones. No solo es pues que se
reoriente el presupuesto público del Estado de Sonora para los pobres o para el
desarrollo social, como nunca en la historia como lo anuncia el gobernador
Alfonso Durazo, que es plausible su intención y que dentro de 45 días asumirá
el mando, pero esto podrá lograrse si se da una interacción cada vez en mayor
ascenso de los sectores de la sociedad principalmente el pueblo organizado,
para hacer crecer la economía.
La restructuración del
presupuesto en el gobierno del Estado de Sonora con un plan de austeridad y
eficacia para recuperar recursos y áreas públicas, como lo establece Durazo,
tiene que tener el respaldo con organización y apoyo de la población
trabajadora de Sonora y del pueblo pobre para mejorar la economía.
Las calles de las
ciudades de Sonora, como Obregón, están derruidas, la seguridad pública
requiere de una reingeniería, la obra pública merece mayor presupuesto, pero la
pobreza ya no puede seguir recibiendo residuos, sino una estrategia de atención
hasta donde las fuerzas alcancen.
Más de 80 mil millones
de pesos es el dinero público con el que se dispondrá el año 2022, de los cuales
más del 40 por ciento es gasto corriente y de nómina y el 25 por ciento es
gasto de la Secretaria de Educación. También se tiene una de las deudas
públicas más altas del país.
En la rueda de prensa de este lunes 2 de agosto, le entregué al futuro gobernador en el que recae una gran esperanza de hacer un gobierno que haga cosas que nunca se han hecho en beneficio popular, un escrito que contiene una propuesta de reforma al Poder Judicial para que este poder sea la fortaleza en la aplicación de la justicia y la igualdad ante la ley en el Estado de Sonora, algo que no sucede actualmente, ojalá sea tomada en cuenta.
https://www.dossierpolitico.com/vercolumnas.php?artid=253777&relacion=dossierpolitico&categoria=292
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