No hay proyecto:
Mariscal, sirviente de los ricos.
Por Alejandro de la Torre D.
Únicamente quien está seguro de no doblegarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado necio o demasiado abyecto para aquello que él está ofreciéndole; únicamente quien, ante todas estas adversidades, es capaz de oponer un "sin embargo"; únicamente un hombre constituido de esta manera podrá demostrar su "vocación para la política".“ Max Weber. Op. Cit. El Político y el Científico.
El actual
alcalde Sergio Mariscal negoció en noviembre de 2017, con Javier Lamarque actual diputado federal, la
candidatura a la alcaldía de Cajeme y se la concedieron, con la venia del
representante de AMLO en Sonora, Alfonso Durazo.
Pero él estaba
consciente, demostraba, que no sabía lo que iba a hacer con el gobierno, su
actitud fue oportunista.
Todos sus
antecedentes desde 1991, cuando fue expulsado del PRD y se convirtió en un
regidor más de Faustino Félix Escalante, fueron ir a la cola de la ideología
priísta.
Recuerdo que
en todo el periodo de 1994 a 2000, se mantuvo al margen del proceso de ascenso
y caída del PRD. Incluso se identificó con la ideología neoliberal de Carlos
Salinas de Gortari, que defendía.
Hasta el año
2001 abordó el barco de adulación al esquema priísta y fue designado
subdirector del ITESCA y a la postre en el sexenio de E. Bours, el director.
Su concepción
"marxista" juvenil en los ochentas la desechó y asumió una ideología
adventista y neoliberal priísta.
Esta carencia
de proyecto en el gobierno municipal que encabeza, la sustituyó con la
aceptación resignada de que no tiene otra opción por tomar que seguir los
hábitos y ritos que le heredaron los últimos ayuntamientos desde el año 2000,
priístas y panistas.
Tuvo la enorme
oportunidad de impulsar un proyecto popular y democrático pero la rechazó y
optó, después de casi medio año de gestión, por defender y representar a la
clase "empresarial" cajemense o sea a los intereses de los ricos,
unos ricos cuyas características son la depredación, el acaparamiento, el
egoísmo con la gente pobre y asalariada, formada por más de 300 mil habitantes
de Cajeme y que votaron por AMLO.
Su plan
municipal fue aceptado en la sesión de cabildo del mes de enero, solo por 11 de
23 miembros del Ayuntamiento, y su presupuesto de gasto igualmente quedó laxo
sin definición en los recursos por aplicar, repitiendo el esquema de gasto
corriente y superfluo que se chupa el 80 por ciento de los recursos.
En medio año,
los sueldos de sus 60 funcionarios de confianza que como presidente contrató,
se han llevado 10 millones de pesos funcionarios que solo han demostrado incompetencia.
Estos
funcionarios era lo que buscaban, los altos sueldos y el beneficio que dá
ejercer un cargo público de poder, con dinero e influencias, todo lo demás es
dorar la píldora.
En tres años,
el gobierno de Mariscal no podrá resanar la destrucción ni del 10 por ciento de
las calles de Cajeme ni con el presupuesto que aplica el gobierno del Estado,
por que no hay recursos, y esquiva mentirosamente la realidad.
No podrá
contener la delincuencia ni al tráfico de crystal (que genera los homicidios),
por que no entiende el fenómeno social y la lastimosa realidad humana del
tráficante, y la policía es corrupta.
No se ayudará
a la gente que sufre la pobreza y la falta de empleo, -solo le darán las dósis
lopezobradoristas-, por que Mariscal comparte la percepción de los
capitalistas locales, de bajos sueldos y de crecimiento para unos cuantos.
Un fiasco.
Fiasco: Desengaño o resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien.
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