Instituto Electoral en la dudosa operación
Por Alejandro de la
Torre D.
Desde la reforma
electoral que adicionó facultades para la conducción de la participación
ciudadana en Sonora, esta no ha sido más que una panacea de papel, ya que nunca
en mas de 4 años han aterrizado en ningún momento las figuras tan renombradas
por la presunta democracia, como la consulta popular o el plebiscito, quedando
en simples fantasmas de un régimen autoritario y bipartidario.
La presidenta del IEE
Guadalupe Taddei ha evadido una entrevista con CRóNICA10 para revisar el tema y
ha centrado sus labores de los últimos meses en ponerse la camiseta electoral con
un exagerado aparato que consume 360 millones de pesos anuales, que enfoca su
prioridad aun a pesar de que el tiempo del proceso arranca hasta el primero de
octubre y tiene su jornada máxima el 3 de junio, cuando se renueven las 72
alcaldías y los 33 espacios en el Congreso del Estado.
No tuvo ningún efecto
agregarle el cuarto sustantivo y un adjetivo a las siglas del organismo
electoral, esta queda en puros eventos protocolarios, uno que otro evento
cívico y algunos foros públicos. La verdadera participación ciudadana es un
epíteto bromístico para la instancia electoral.
La gran mayoría de la
población no sabe con qué se come la democracia, si es una nube, una medusa o
un abono para las plantas. A la población la requieren para el día de la
rebatinga del poder público, un día de cada mil, para cruzar boletas. Y más de
la mitad no acude.
Como dijo el escritor
y economista José Luis Sampedro Sáez: “Estamos educados para no tener
independencia y para ser sumisos y para ser buenos borregos, demuestra que la
democracia no funciona, si mandase el pueblo eso no pasaría, pero como mandan
los amigos de quien está ahí, y el pueblo vota pero sin libertad de pensamiento
influido por los medios que dicen de difusión pero que son medios de persuasión,
televisión, periódicos, que están todos en manos de los que mandan, informan de
lo que les conviene, de lo que quieren, y de lo que no quieren no informan, eso
no es democracia.”
El instituto (IEEydePC
de Sonora) no sabe nada, no conoce de ningún intento de participación o
mecanismo implementado para tomar una decisión pública gubernamental, no entiende
que sus siglas son falsas, que la mayoría de la población que costea su
millonaria operación no lo conoce, no sabe lo que es participar, menos mandar
al gobierno. Abstraída de cualquier practica democrática, la gente obedece a
jefes, a patrones, a una jerarquía de autoridad opresiva, no se le inculca el
derecho a decidir, a pensar, a expresarse, a diferir, tiene derecho a no
morirse de hambre, a las dadivas y a salarios muy bajos en esos adefesios llamados
maquiladoras de 120 pesos diarios.
Pero si el instituto
electoral no cumple su función de gestión y facilitación de la participación
ciudadana agregada hace 4 años, lamentablemente también deja mucho que desear
en la preparación, organización y confiabilidad de las elecciones para designar
a los gobernantes.
O sea tampoco sabe
hacer las elecciones.
Entonces que sabe
hacer?
Veamos.
Veamos.
A pesar de los abultados sueldos
de sus consejeros y principales funcionarios que van de los 20 mil pesos de un
Coordinador D a los 127 mil pesos en el caso de los sueldos de los 7 consejeros
que mandan en el organismo, o sea más de 4 mil pesos diarios, el organismo
tiene una plantilla de 80 empleados que mueven papeles, hacen fichas, llenan
recuadros, se la llevan en el minisplit, y cuando llega el proceso electoral a
veces, a veces, salen a la calle.
Millones de pesos se consumen en
viáticos, en llevar portarotafolios, en gastar centenas de miles en rentas, en
combustibles, mantenimiento de una flota gruesa vehicular, en pensiones,
indemnizaciones laborales, demandas, despensas y canastas navideñas, consumo
eléctrico, alguno que otro folleto, pagos honerosos en reducidas publicaciones,
en pagos fuertes a proveedores.
Pero la gente no conoce la
democracia, no sabe si es con lentes o sin dientes.
Del presupuesto anual los
partidos políticos y las campañas se llevan 150 millones de pesos cada proceso
electoral. De esos recursos mas de 100 millones son entregados al PRI y al PAN.
Los consejeros electorales son
electos cada 6 años por los diputados del PRI y del PAN que ocupan la bancada
del Congreso del Estado, después de un opaco cedazo que evita que se les cuelen
aspirantes con independencia y criterio político, un procedimiento que es a
todas luces inconfiable ahora que los mismos diputados optarán por la
relección.
De los consejeros la actual
consejera presidenta Guadalupe Taddei Zavala ex vocal en Sonora del Registro
Federal de Electores en el IFE, lleva dos años. Seis consejeros ostentan un sueldo superior a los 127 mil pesos
mensuales, Ana Maribel Salcido Jashimoto, Vladimir Gómez Anduro, Daniel Núñez
Santos, Octavio Grijalva Vásquez, Ana Patricia Briseño Torres, y la presidenta
de 150 mil mensuales.
De los 80 empleados de planta, 13
funcionarios reciben 76 mil pesos de ingreso bruto mensual, otros 20
funcionarios perciben un sueldo bruto de 56 mil pesos mensuales, 6 funcionarios
superan los 40 mil mensuales y los 19 siguientes ganan más de 30 mil pesos
mensuales. Son secretarios, asesores, directores, subdirectores y jefes de
departamento. Llegan a sus oficinas, perfumados, boleados y maquilladas,
empiezan a sacar los pendientes del día tras día, de la semana tras mes, y
pasan años, años y se enredan en tanto papel, se confunden de tanto teclear
computadores y se pierden en la lectura de los periódicos, que su desempeño no
fructifica, no generan un contacto directo con los ciudadanos que debieran
beneficiarse e involucrarse en el empeño democrático, al contrario no se
refleja en el desarrollo de la comunidad, en la apertura de los espacios de
vida social que incitarían al cambio político, al mejoramiento de gobiernos
honrados y que rindan cuentas, a la justicia, a la igualdad y la solución de
los terribles problemas de pobreza, marginación e ignorancia. Al contrario la
mayoría ciudadana se encuentra segregada de la toma de decisiones y oprimida
por una cultura retrograda servilista y agachada, símbolo del atraso de una
sociedad y del enriquecimiento de los que fueron electos precisamente
utilizando este aparato tan improductivo y tan costoso.
Y uno se debe de preguntar, para
qué tanto gasto, tanta burocracia en nómina, si el pueblo de Sonora está
atrasado, maleducado, aislado y segregado de las decisiones públicas. Los
indígenas se encuentran sin inclusión en el sistema de gobierno, se les
pisotea. Los trabajadores cuando se organizan por sus derechos sufren la
represión y la manipulación de los medios para proteger los intereses de poder.
De qué sirve si los presupuestos nunca son participativos, siguen orientados a
reproducir el esquema de privilegios de ciertos grupos políticos.
Mucho menos se implementa un ritmo
de consulta ciudadana como un hábito para resolver los problemas sociales y
mejorar al país. Ni que decir del plebiscito o referéndum completamente desfasados
por la realidad posible de los intereses de los grupos Mientras 60 rechonchos
funcionarios viven en jauja por su nivel de ingresos turbo mejorados, los que
verdaderamente hacen la elección son los ciudadanos que instalan las casillas y
captan los votos, que desquitan toda la pose de los funcionarios bien pagados.
El Instituto Estatal Electoral
del Estado de Sonora puede sufrir todo el embate de desconfianza que se le
endilgó a su símil en el Estado de México, en unas elecciones fraudulentas o en
otros entidades de la república: parcialidad, facciosidad, complicidad, al
contar con un aparato que dice que no tiene dinero, pero que se conoce está mal
presupuestado y dirigido, que sus integrantes son designados por los diputados
priístas y panistas, y que casi siempre obedecen a la tendencia del poder y no
a los ciudadanos.
La tendencia de la reelección de
los diputados, del acotamiento de propaganda impresa pero no del control sobre
la publicidad mediática que es enorme y los excesivos gastos de campaña que no tienen
una fiscalización real, la incapacidad en los últimos procesos electorales para
sancionar la impune compra de decenas de miles de votos, son factores que nos
dicen que tampoco están preparados para unas elecciones confiables.
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