Rectorado insuficiente
Por Alejandro de la
Torre
El rectorado de Roberto Cruz en el ITSON ha filtrado a la luz pública una
honda disyuntiva ante su desempeño que cumple dos años dos meses en el centro
educativo al que acuden 17 mil matriculados, que cuenta con 600 trabajadores de base, 230 maestros de planta y dos mil académicos y empleados de honorarios.
El cerco ineludible de una sociedad política que presiona para que la
universidad sirva a intereses de poder no se ha roto desde que Eduardo Estrella
fue su efímero rector precedente hasta los 24 años del anti célebre cirujano Oscar
Russo.
Vino el Gonzalato de 8 años de abuso y corrupción que no se ha sancionado y
se ha pasado al botellón de la impunidad y la mediocridad de una casta
administrativa que podría poner en riesgo sus privilegios si lo castiga y
evidencia.
Por ello en 27 meses de Cruz nada ha cambiado si no la reafirmación de los
privilegios de dos centenas de maestros con planta y una media centena que
ocupan cargos directivos cuyos ingresos están siendo cuestionados por analistas
de medios nacionales.
CRóNICA 10 en su edición 154 ya informó
de los ingresos netos de los dos Vicerrectores: 157 mil 219 pesos y 176 mil 941
pesos y del Rector: 245 mil 836 pesos.
http://www.itson.mx/micrositios/transparencia/Documents/Documentos/v/2014/planta_mayo_2014.pdf
Hace unas semanas se generó este refuego en que se da a conocer que el
rector del ITSON gana más que el rector de la UNAM.
Este hecho se emparentó con la intención de diputados del PRI encabezados
por el ex procurador boursista Abel Murrieta para reformar su Ley Orgánica sin
consultar a los funcionarios del ITSON menos a su comunidad para mover aspectos
que afectan “la autonomía” obtenida en 1976.
Otro aspecto adicional es el reclamo al Estado de unas participaciones que
les han sido regateadas cada año que
alegan les llegan incompletas y que les recortan los recursos tomando el criterio
de tomar a los ingresos cobrados por colegiaturas a los alumnos como parte de
los recursos públicos que se presupuestan.
Es real que el ITSON no despunta asfixiándose en la justificación de formar
egresados que se desempeñan en el sector económico y que no se desempeñan
tampoco por el alto desempleo.
Pero no comparte su supuesta sabiduría, su técnica, la capacidad para
abordar los problemas que ahogan a los pobres, a los indígenas, al medio
ambiente, a la inseguridad pública, al atraso cultural y educativo de la mayoría
de la población.
No genera soluciones por miedos, por atavismos, por mediocridad, por ensimismamiento,
por una actividad conformista de quedarse en la autocomplacencia endógena de
cobrar dineros públicos sacados de la explotación del trabajo del pueblo que
nunca ve el progreso ni el beneficio de las “instituciones de educación superior”.
Roberto Cruz el próximo año buscará la reelección, pero en el horizonte solo se ven dos alternativas
ante su desempeño, su rechazo o la elección de Roberto Celaya o Javier Vales. Es
tiempo todavía de acabar la impunidad y la insuficiencia del desarrollo
educativo interno y su relación con la sociedad, donde van incluidos los
intereses políticos de poder que pelearan la gubernatura de Sonora.
Pero no logra consolidar una madurez que le permita abordar esta influencia
“externa”, la llama el Rector, -en su
carta sobre la propuesta del diputado Murrieta-, para entender por qué sus catedráticos
siempre fueron unos imberbes niños, a pesar de que muchos de ellos están a
punto de la jubilación, y que siempre
fueron sometidos y maniatados por los ex rectores, y ahora no saben evolucionar.
El ITSON requiere cambio de estructuras, y de generación, sin embargo, los
privilegios de la casta interna (50 directivos y 150 preferidos docentes) -como lo hicieron los 32 años de Russo y Gonzálo-,
(el que esto escribe lo dice con agonía y pesadumbre) no lo dejan transitar al
desarrollo de su autonomía, al ejercicio universitario y a la evolución a una nueva
era transformadora y de profunda solidaridad con el pueblo de Cajeme que es el
que lo mantiene.
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