lunes, 3 de marzo de 2014

El ITSON y su baja influencia en la sociedad

Ser o no ser universidad
El ITSON y su baja influencia en la sociedad
en las soluciones e ideas
Por Alejandro de la Torre

En julio de 2010 la enfermedad de Gonzalo Rodríguez Villanueva fue la gota que derramó el vaso para que se derrumbara el régimen autoritario y represivo que inició en 1979 con el médico cirujano Oscar Russo Vogel. A partir de ese momento entra en la escena el grupo compacto de los 200 “notables” académicos que fueron manejados al antojo de estos dos rectores hasta que se decidieron a pedir un proceso participativo para elegir a una nueva autoridad que hoy conduce sin convencer al Instituto Tecnológico de Sonora.
Más de tres décadas estuvo esta entidad educativa sometida al esquema de poder que socavó el ejercicio académico sin ataduras, la asociación libre de los docentes y la capacidad para generar cultura y vinculación con la comunidad. Pero oh ingratitud, también su labor sustancial en la formación de profesionistas fue muy limitada gracias a una economía regional en permanente crisis y al sistema de filtración interno que obstruyó el progreso de los educandos a causa del prejuicio retrograda sobre la desvirtuada concepción de la universidad de masas.
Esta es la razón principal de la aplicación de un manipulado examen de admisión para rechazar el ingreso de miles de egresados del bachillerato “no convenientes” para la institución, que se suma al cobro de “colegiaturas” que extraen de los estudiantes y de sus familias, casi 170 millones de pesos, la cuarta parte de los ingresos presupuestales que tiene el ITSON, a pesar de ser catalogada como una universidad pública con ministraciones anuales que aporta el pueblo a través del gobierno de 700 millones de pesos. O sea la extracción de dinero a la gente es doble en el sistema ITSON.
Este cobro de colegiaturas justifica a otras escuelas públicas a seguir cobrando cuotas ya que el ITSON lo hace violando la Constitución en el famoso artículo 3° que señala la gratuidad de la educación que imparte el Estado.
Aunado a estas colegiaturas de más de tres mil pesos por semestre que obstruye la admisión de jóvenes de clase trabajadora o les impone una carga económica que los hace desertar en los primeros semestres cursados, se encuentran los obstáculos internos para avanzar en la seriación de materias y otras trabas de evaluación como las actividades deportivas y artísticas que se les dificulta a los jóvenes en pobreza desempeñar por su necesidad de conseguir dinero.
Este sistema ha permeado desde que el represivo régimen que duró 24 años de Oscar Russo lo impuso por presiones de la derecha empresarial panista y priísta de las necesidades de cuadros profesionales que cubrieran los puestos directivos en las grandes empresas y las trasnacionales, pero golpeando a la educación universitaria en su desarrollo y en la formación de jóvenes de clase media y principalmente clase trabajadora, que se convirtieran en piezas generadoras del cambio social y de apoyo al progreso del pueblo.
Al contrario, tanto el personal que imparte la educación en el Itson como los alumnos y egresados han mantenido una percepción de progreso individualista y metalizada ($) y es muy baja la voluntad y su formación para contribuir a generar la ayuda a la pobreza, a los problemas sociales, naturales y de mejoramiento económico y cultural de la población. Su formación es apática, acrítica y de desdén.
Tal vez las comparaciones sean la referencia del desempeño del ITSON que se mira en los ejemplos de otras universidades y se autojustifica para presumir que está bien incluso que está muy bien, y por lo tanto su modelo es incambiable.
Pero aun así un parámetro de comparación con la Universidad de Sonora no puede justificar una aceptable evaluación a su desempeño, las dos entidades no se parecen en aspectos de estructura, ejercicio y crecimiento, siempre tiene mejores indicadores el “alma mater” sonorense a pesar de concebirse como universidad de masas y de mayor rasero social.
Sumiso al poder político
Si bien se ha catalogado a la Unison como una institución politizada, e incluso con grupos de poder internos corruptos e influyentes, aunque –indebidamente– cobra cuotas son hasta en una octava parte inferiores a las colegiaturas del Itson, también tiene un gran crecimiento en infraestructura, cuenta con una base de investigadores diez veces mayor, genera una plataforma cultural superior y es mejor remunerada y más amplia su planta docente.
Al contrario, con el dictarectorado de 24 años de Russo y los 8 años de Gonzalo, el Itson si fue manejado por grupos de poder político desde la fundación del ITSON.
La autoridad fue servilista con los grupos de poder de la derecha y los integrantes del Patronato del ITSON siempre fueron connotados panistas y a la vez le sirvieron al PRI o al Boursismo.
Esta politización del rectorado sufrió sus consecuencias con el gobierno panista de Guillermo Padrés que no suministró un adeudo de 100 millones de pesos para mejorar instalaciones. De ahí que les trajo por lo menos 21 millones de pesos en persona el pasado 20 de febrero, “les acabo de depositar en su cuenta bancaria”, les dijo el gobernador acuaductero.
Pero realmente al Itson no le urgen instalaciones, porque evidentemente es lo que más se ve de él, sus enormes edificios, su Arena, sus centros de 10 a 20 metros de altura, su masa de concreto y la Rectoría de 4 pisos.
Las cuentas dejadas por Gonzalo Rodríguez y sus funcionarios generaron un dictamen de un despacho jurídico y auditor que los juzga de manejo indebido de recursos y gastos no comprobados que incluso los llevaría a la cárcel, pero todo sigue igual. Ellos siguen sus labores como maestros manejando programas en el ITSON del no pasa nada.
La conducción del Itson por 35 años puede darnos los elementos para entender que se usaron sus recursos, su influencia como acaparador de la educación superior para reproducir el esquema de poder del Estado anti democrático que destruyó la función de una verdadera universidad y fabricó generaciones de egresados sin perfil social con una formación egoísta y apática en la aportación de soluciones sociales y de apoyo a resolverlos para mejorar las condiciones de vida de la gente, pero si produjo cuadros técnicos preparados para la gran empresa privada y trasnacional y aumentar sus ganancias, en contraste con la pobreza y el deterioro social en la región.
Esta es la razón principal del por qué la labor del ITSON no influye como debiera para contribuir en la búsqueda de soluciones a la desintegración social, la violencia, a la inseguridad pública, no aporta propuestas para combatir la ineficiencia administrativa publica, los pésimos servicios de salud, el bajo nivel de la educación básica, no contribuye con las comunidades yaquis y con el pueblo mayo, para entenderlos, generar su progreso material y la protección de su cultura en franca destrucción. No aporta propuestas, menos soluciones para preservar la naturaleza, combatir la contaminación del suelo, el agua, las costas, la destrucción de la flora y la fauna, la proliferación de basura urbana en las calles, el caos e irresponsabilidad del tránsito vial, la deficiencia de los servicios públicos y tampoco percibe ni aporta vías de participación e integración de la gente para que resuelva por si misma su principales problemas comunitarios.
Los supuestos detentadores de la técnica, el conocimiento y la preparación que existen en el ITSON se portan igual o peor que la más ignorante y maleducada persona de una colonia o un poblado rural. En vez de reproducir el empuje, el tesón y la disciplina en la solución de los problemas que nos aquejan a todos, se comportan ocupados en sus cargos detrás de una puerta, sentados en una silla y pensando en la inmortalidad de la técnica y el dinero. En un soliloquio inteminable. Mientras la calle se desbarata.
La indocencia
El Itson cuenta con 233 maestros investigadores de los cuales 200 son titulares, sus ingresos netos fluctúan, desde el Titular A al Titular C, de 21 mil a 63 mil pesos mensuales, el promedio es de 40 mil pesos.
En contraste el 60 por ciento de la impartición de clases principalmente en los primeros semestres, es realizada por mil 129 maestros auxiliares que son pagados por honorarios sus servicios de tiempo parcial pagándoles menos de 6 mil pesos mensuales, llegando a ganar muchos de ellos incluso solo mil pesos mensuales, y solo unos pocos obtienen de 7 a 9 mil pesos de pago.
En cambio tenemos la planta directiva conformada por 14 altos funcionarios, Rector, dos vicerrectores, Secretario de Rectoría y 10 directores que obtienen percepciones netas de los 46 mil a los 64 mil pesos mensuales, teniendo el Vicerrector administrativo una nómina de 82 mil 480 pesos y  el Rector 110 mil 598 pesos.
Sus percepciones aumentan sustancialmente por cuatro conceptos: Fondo de previsión, prima de antigüedad, carrera docente y aguinaldo, aunque también cuentan con vales de despensa y estímulos.
Así mismo el Itson tiene 32 jefes de departamento con ingresos mensuales de los 35 mil a los 68 mil pesos.
Y cuenta además con 21 coordinadores académicos que ganan de los 27 a los 46 mil pesos.
El gasto en servicios personales absorbe el 76 por ciento del presupuesto. De los 233 maestros de planta, más de 80 tienen una función de mando que es lo que podemos catalogar como la jerarquía burocrática del Itson. Sin embargo más de 150 maestros cuentan con la capacidad económica para opinar e influir en el Consejo Directivo máxima autoridad, una capa privilegiada con respecto a la base de maestros auxiliares de más de mil profesionistas con bajas percepciones y prestaciones.
Además el ITSON cuenta con 1533 empleados, de los cuales solo 592 son de planta.
Al asumir la rectoría el Doctor en Estadistica Isidro Roberto Cruz, se abría un abanico de esperanza para la superación academica y de vinculación social del ITSON, pero en estos dos años y medio, no se ha marchado en el camino de cambiar la estructura de autoridad de Russo y Gonzálo, las cosas no cambian ni tampoco se presenta un despunte de su actividad educativa; al contrario, las cosas se hacen igual, se mantiene el confort y los privilegios del grupo compacto y el autojustificamiento para continuar con una vida interna cómoda, y apartada de la solución y propuestas hacia una sociedad hundida en la ignorancia, la pobreza, los desequilibrios y los problemas.

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