Ser o no
ser universidad
El ITSON y su baja influencia en la
sociedad
en las
soluciones e ideas
Por Alejandro de la Torre
En julio de 2010 la enfermedad de Gonzalo
Rodríguez Villanueva fue la gota que derramó el vaso para que se derrumbara el
régimen autoritario y represivo que inició en 1979 con el médico cirujano Oscar
Russo Vogel. A partir de ese momento entra en la escena el grupo compacto de
los 200 “notables” académicos que fueron manejados al antojo de estos dos
rectores hasta que se decidieron a pedir un proceso participativo para elegir a
una nueva autoridad que hoy conduce sin convencer al Instituto Tecnológico de Sonora.
Más de tres décadas estuvo esta entidad educativa sometida al esquema de poder que socavó el ejercicio académico sin ataduras, la asociación libre de los docentes y la capacidad para generar cultura y vinculación con la comunidad. Pero oh ingratitud, también su labor sustancial en la formación de profesionistas fue muy limitada gracias a una economía regional en permanente crisis y al sistema de filtración interno que obstruyó el progreso de los educandos a causa del prejuicio retrograda sobre la desvirtuada concepción de la universidad de masas.
Más de tres décadas estuvo esta entidad educativa sometida al esquema de poder que socavó el ejercicio académico sin ataduras, la asociación libre de los docentes y la capacidad para generar cultura y vinculación con la comunidad. Pero oh ingratitud, también su labor sustancial en la formación de profesionistas fue muy limitada gracias a una economía regional en permanente crisis y al sistema de filtración interno que obstruyó el progreso de los educandos a causa del prejuicio retrograda sobre la desvirtuada concepción de la universidad de masas.
Esta es la razón principal de la aplicación
de un manipulado examen de admisión para rechazar el ingreso de miles de
egresados del bachillerato “no convenientes” para la institución, que se suma
al cobro de “colegiaturas” que extraen de los estudiantes y de sus familias,
casi 170 millones de pesos, la cuarta parte de los ingresos presupuestales que
tiene el ITSON, a pesar de ser catalogada como una universidad pública con
ministraciones anuales que aporta el pueblo a través del gobierno de 700
millones de pesos. O sea la extracción de dinero a la gente es doble en el
sistema ITSON.
Este cobro de colegiaturas justifica a
otras escuelas públicas a seguir cobrando cuotas ya que el ITSON lo hace
violando la Constitución en el famoso artículo 3° que señala la gratuidad de la
educación que imparte el Estado.
Aunado a estas colegiaturas de más de tres
mil pesos por semestre que obstruye la admisión de jóvenes de clase trabajadora
o les impone una carga económica que los hace desertar en los primeros
semestres cursados, se encuentran los obstáculos internos para avanzar en la
seriación de materias y otras trabas de evaluación como las actividades
deportivas y artísticas que se les dificulta a los jóvenes en pobreza desempeñar
por su necesidad de conseguir dinero.
Este sistema ha permeado desde que el
represivo régimen que duró 24 años de Oscar Russo lo impuso por presiones de la
derecha empresarial panista y priísta de las necesidades de cuadros
profesionales que cubrieran los puestos directivos en las grandes empresas y
las trasnacionales, pero golpeando a la educación universitaria en su
desarrollo y en la formación de jóvenes de clase media y principalmente clase
trabajadora, que se convirtieran en piezas generadoras del cambio social y de
apoyo al progreso del pueblo.
Al contrario, tanto el personal que imparte
la educación en el Itson como los alumnos y egresados han mantenido una
percepción de progreso individualista y metalizada ($) y es muy baja la
voluntad y su formación para contribuir a generar la ayuda a la pobreza, a los
problemas sociales, naturales y de mejoramiento económico y cultural de la
población. Su formación es apática, acrítica y de desdén.
Tal vez las comparaciones sean la
referencia del desempeño del ITSON que se mira en los ejemplos de otras
universidades y se autojustifica para presumir que está bien incluso que está
muy bien, y por lo tanto su modelo es incambiable.
Pero aun así un parámetro de comparación con
la Universidad de Sonora no puede justificar una aceptable evaluación a su
desempeño, las dos entidades no se parecen en aspectos de estructura, ejercicio
y crecimiento, siempre tiene mejores indicadores el “alma mater” sonorense a
pesar de concebirse como universidad de masas y de mayor rasero social.
Sumiso al poder
político
Si bien se ha catalogado a la Unison como
una institución politizada, e incluso con grupos de poder internos corruptos e
influyentes, aunque –indebidamente– cobra cuotas son hasta en una octava parte
inferiores a las colegiaturas del Itson, también tiene un gran crecimiento en
infraestructura, cuenta con una base de investigadores diez veces mayor, genera
una plataforma cultural superior y es mejor remunerada y más amplia su planta
docente.
Al contrario, con el dictarectorado de 24
años de Russo y los 8 años de Gonzalo, el Itson si fue manejado por grupos de
poder político desde la fundación del ITSON.
La autoridad fue servilista con los grupos
de poder de la derecha y los integrantes del Patronato del ITSON siempre fueron
connotados panistas y a la vez le sirvieron al PRI o al Boursismo.
Esta politización del rectorado sufrió sus
consecuencias con el gobierno panista de Guillermo Padrés que no suministró un
adeudo de 100 millones de pesos para mejorar instalaciones. De ahí que les
trajo por lo menos 21 millones de pesos en persona el pasado 20 de febrero,
“les acabo de depositar en su cuenta bancaria”, les dijo el gobernador acuaductero.
Pero realmente al Itson no le urgen
instalaciones, porque evidentemente es lo que más se ve de él, sus enormes
edificios, su Arena, sus centros de 10 a 20 metros de altura, su masa de concreto y
la Rectoría de 4 pisos.
Las cuentas dejadas por Gonzalo Rodríguez y
sus funcionarios generaron un dictamen de un despacho jurídico y auditor que
los juzga de manejo indebido de recursos y gastos no comprobados que incluso
los llevaría a la cárcel, pero todo sigue igual. Ellos siguen sus labores como
maestros manejando programas en el ITSON del no pasa nada.
La conducción del Itson por 35 años puede
darnos los elementos para entender que se usaron sus recursos, su influencia
como acaparador de la educación superior para reproducir el esquema de poder
del Estado anti democrático que destruyó la función de una verdadera
universidad y fabricó generaciones de egresados sin perfil social con una
formación egoísta y apática en la aportación de soluciones sociales y de apoyo
a resolverlos para mejorar las condiciones de vida de la gente, pero si produjo
cuadros técnicos preparados para la gran empresa privada y trasnacional y aumentar
sus ganancias, en contraste con la pobreza y el deterioro social en la región.
Esta es la razón principal del por qué la
labor del ITSON no influye como debiera para contribuir en la búsqueda de
soluciones a la desintegración social, la violencia, a la inseguridad pública,
no aporta propuestas para combatir la ineficiencia administrativa publica, los
pésimos servicios de salud, el bajo nivel de la educación básica, no contribuye
con las comunidades yaquis y con el pueblo mayo, para entenderlos, generar su
progreso material y la protección de su cultura en franca destrucción. No
aporta propuestas, menos soluciones para preservar la naturaleza, combatir la
contaminación del suelo, el agua, las costas, la destrucción de la flora y la
fauna, la proliferación de basura urbana en las calles, el caos e
irresponsabilidad del tránsito vial, la deficiencia de los servicios públicos y
tampoco percibe ni aporta vías de participación e integración de la gente para
que resuelva por si misma su principales problemas comunitarios.
Los supuestos detentadores de la técnica,
el conocimiento y la preparación que existen en el ITSON se portan igual o peor
que la más ignorante y maleducada persona de una colonia o un poblado rural. En
vez de reproducir el empuje, el tesón y la disciplina en la solución de los
problemas que nos aquejan a todos, se comportan ocupados en sus cargos detrás de
una puerta, sentados en una silla y pensando en la inmortalidad de la técnica y
el dinero. En un soliloquio inteminable. Mientras la calle se desbarata.
La indocencia
El Itson cuenta con 233 maestros investigadores
de los cuales 200 son titulares, sus ingresos netos fluctúan, desde el Titular
A al Titular C, de 21 mil a 63 mil pesos mensuales, el promedio es de 40 mil
pesos.
En contraste el 60 por ciento de la
impartición de clases principalmente en los primeros semestres, es realizada
por mil 129 maestros auxiliares que son pagados por honorarios sus servicios de
tiempo parcial pagándoles menos de 6 mil pesos mensuales, llegando a ganar
muchos de ellos incluso solo mil pesos mensuales, y solo unos pocos obtienen de
7 a 9 mil pesos de pago.
En cambio tenemos la planta directiva
conformada por 14 altos funcionarios, Rector, dos vicerrectores, Secretario de Rectoría y 10 directores que obtienen percepciones netas de los 46 mil a los 64
mil pesos mensuales, teniendo el Vicerrector administrativo una nómina de 82
mil 480 pesos y el Rector 110 mil 598
pesos.
Sus percepciones aumentan sustancialmente
por cuatro conceptos: Fondo de previsión, prima de antigüedad, carrera docente
y aguinaldo, aunque también cuentan con vales de despensa y estímulos.
Así mismo el Itson tiene 32 jefes de
departamento con ingresos mensuales de los 35 mil a los 68 mil pesos.
Y cuenta además con 21 coordinadores
académicos que ganan de los 27 a los 46 mil pesos.
El gasto en servicios personales absorbe el
76 por ciento del presupuesto. De los 233 maestros de planta, más de 80 tienen
una función de mando que es lo que podemos catalogar como la jerarquía
burocrática del Itson. Sin embargo más de 150 maestros cuentan con la capacidad
económica para opinar e influir en el Consejo Directivo máxima autoridad, una
capa privilegiada con respecto a la base de maestros auxiliares de más de mil
profesionistas con bajas percepciones y prestaciones.
Además el ITSON cuenta con 1533 empleados,
de los cuales solo 592 son de planta.
Al asumir la rectoría el Doctor en Estadistica
Isidro Roberto Cruz, se abría un abanico de esperanza para la superación
academica y de vinculación social del ITSON, pero en estos dos años y medio, no se
ha marchado en el camino de cambiar la estructura de autoridad de Russo y Gonzálo,
las cosas no cambian ni tampoco se presenta un despunte de su actividad
educativa; al contrario, las cosas se hacen igual, se mantiene el confort y los
privilegios del grupo compacto y el autojustificamiento para continuar con una
vida interna cómoda, y apartada de la solución y propuestas hacia una sociedad hundida
en la ignorancia, la pobreza, los desequilibrios y los problemas.
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