Inculta cultura y
Becker
Por Alejandro de la
Torre
“Y alguna vez condecorarán al poeta por usar palabras
como fuego, como sol, como esperanza, entre tanta miseria
humana,
tanto dolor, sin ir más lejos.”
Juan Gelman
Más
que cualquier credo religioso, más que el camino del autoconocimiento enseñado
por Buda o Confucio, más que cualquier doctrina política liberal, masona o
socialista, la Cultura es la puerta a la libertad y a la liberación de los
pueblos.
A
la cultura no la han hecho Michelangelo, Beethoven, Picasso, Octavio Paz o algún
ideólogo.
La
cultura y su historia, y su influencia en la evolución de las sociedades y del
Estado la hace ineludiblemente el pueblo. Y su devenir y desarrollo es
inherente al pueblo. El Pueblo es el creador de toda cultura y de la cultura.
Pero
la cultura como política del gobierno ha sido un artilugio de demagogia y
engaño, ha sido entendida como las pinturas abstractas, como las óperas
enfadosas de gordos barítonos y lánguidas sopranos, como los feos monos de la
historia hechos estalactitas de metal, o como los bailables folklóricos de las
secundarias o las cursis estudiantinas universitarias.
Ha
sido una herramienta de manipulación política y gasto innecesario en aras de su
promoción y oh paradoja, de la “incultura” del mismo pueblo.
Desde
fines del siglo XX en México los gobiernos neoliberales se empeñan en meterle
millones de pesos a Conaculta y a los festivales culturales, aparentando la
difusión y promoción de la cultura cuando en realidad ha permeado el dominio de
la peor etapa de enajenación televisiva y de la radio comercial, explotando la
ignorancia y una educación mediocre en grandes sectores de la población,
utilizando desde Raúl Velasco hasta Laura Bozzo, desde la música de “Menudo” y
Pitbull, hasta las telenovelas estúpidas de televisa.
La
promoción oficial de la cultura en los últimos años lleva además por si fuera
poco una intención de llegar solo a una selectiva elite, absorbida por un
sector muy reducido de personas para llegar a contratar por ejemplo en el
Festival Tetabiakte a Eugenia León que cobra 200 mil pesos por cantar, o a la
norteamericana Joyce DiDonato que no se pararía en el escenario del Festival
Ortiz Tirado si no le abonaran 25 mil dólares a su cuenta bancaria.
Pero
al Estado y a la clase en el poder desde luego que no le interesa que el pueblo
libere los yugos que lo atan a la pobreza y a la explotación en las fábricas,
por lo tanto no le interesa que el pueblo genere cultura y asimile la cultura porque
lo haría comprender su triste realidad y desprender sus cadenas.
La
Cultura libera porque genera sentido de pertenencia, definición del ser y por
tanto del hacer, y el pueblo tiene que hacer su creación y su imperio que conllevaría
a construir una sociedad desarrollada que no existe, al contrario la actual
sociedad somete y despoja al pueblo y enajena la cultura para que sea un
instrumento más de control político.
Universidades
y gobierno se han empeñado en hacer una cultura insubstancial solo para las
elites educadas, y sin embargo la amplia mayoría de la población segregada de
ella, hace la cultura rudimentariamente pero a largo plazo se convierte en la
sustancia fundamental de la cultura nacional y regional.
El
choque cultural en Cajeme es entre los altos sectores económicos que
promovieron e impusieron “la modernidad” y que lleva una cultura pragmática poco
elaborada que tiene poco menos de 100 años, con respecto a los sectores
populares y rurales que recogieron en parte tradiciones y actitudes culturales
hibridas e influidas por la cultura indígena. -Esta cultura de las etnias yaqui
y mayo que tiene 400 años-.
Evidentemente la cultura indígena yaqui es de las más
sustanciales del país y lamentablemente no es predominante en la cultura del
empresario, de la clase agrícola y el pueblo mestizo que también una tercera
parte trajo costumbres y hábitos tanto del centro del país como de Jalisco, Sinaloa
o Chihuahua.
Con
la cultura yaqui bastaría para desarrollar un bagaje cultural suficiente en
Cajeme y el sur del Estado que fomentaría esencias y valores desperdiciados por
sus habitantes y que tienen mucho que ver con la vinculación con los recursos
de la naturaleza, la integración social y la cosmogonía yaqui que proyecta al
ser humano.
La
organización tramada y estructurada de la cultura y de las tradiciones indígenas
regionales tienen una explicación a cada detalle y evento de la formación
humana, construyeron causas y razones de su arte e interpretación del mundo y
lo reflejaron en su coherencia y homogeneidad comunitaria y social,
precisamente de lo que adolece la cultura mestiza urbana y moderna de la región
causa de su desintegración, desvanecimiento y de sus problemas básicos como sociedad.
Promover
bailes y música ranchera, rock pesado y pintores de ocurrencias, escritores y
poetas de impresiones y no de esencias y traer cantantes y orquestas que cobran
centenas de miles de pesos, es burlarse de la cultura y desligarse de su único creador,
el pueblo.
Esa
promoción de este tipo de cultura tiene como objetivo por lo visto, robarse el
dinero y también derrocharlo.
La
función cultural en Cajeme se encuentra casi por entero desligada de la esencia
cultural indígena que permea e influye en la formación social y el ser
cajemense.
La
burguesía agrícola o los Robinson Bours infundieron un ser cultural
individualista y con valores pragmáticos pero al mismo tiempo bajo una concepción
católica rancia.
La
generalidad de la población cajemense tiene los hábitos de hablar parco, del
trato bronco y del pensamiento poco estructurado. Clase media y alta es afecta
por lo tanto a la música de elaboración rustica con letra y melodía insubstancial.
Muy apegada a la televisión y a los hábitos de consumo inmediato pero fuera de ahí,
desapegada a la lectura o a la creación inclusive más elemental de arte.
Si
no hay cerveza y carne asada no hay vínculo social mucho menos cultural.
Pero
en el sector mayoritario de la población que es pobre, si existe por ejemplo un
guadalupanismo acendrado o la idolatría por Judas Tadeo y por la alimentación vegetal
sean los frijoles con queso, las tortillas y las legumbres básicas. Igualmente
hay más apego por la familia, su defensa y vinculo barrial.
Por
ello la función de la promoción cultural en los últimos gobiernos municipales
ha reflejado el mediocre nivel cultural de los gobernantes-comerciantes que lo
ven como algo de tercera importancia.
Hasta
que llegó el cuentista Becker García.
Designado
por su mentor político el empresario Ricardo Bours, Becker fue también en el
sexenio de Eduardo Bours director de Radio Sonora, director de Telemax y al no
poder con el paquete y renunciar a este último cargo en 2007 fue recomendado
por su mentor para ser proveedor y cobrar cerca de medio millón de pesos por
realizar sondeos en 2008 y 09 para Oomapas de Cajeme.
En
2010 hizo un pasquín y le dieron un micrófono en la radio para ser un golpeador
mordaz de Guillermo Padrés y su acueducto.
En
2012 al ganar el PRI la elección en Cajeme fue designado director de cultura
municipal al mismo tiempo que con su panfleto Foroson y su portal de
internet facturan al municipio de Cajeme desde el inicio de la administración de Díaz Brown, 50 mil pesos mensuales, una empresa de su hija Reneé
Angélica, Spread Social Media, también factura 30 mil pesos mensuales y su esposa Alma López Flores otros 20 mil pesos por "servicios de asesoría".
Para
septiembre de 2013 Becker convoca a un “Foro de análisis y reflexión sobre identidad
y patrimonio cultural” a raíz de una propuesta de iniciativa de Ley que realizó
el arquitecto Francisco Sánchez López que fue pirateada por el diputado Abraham Montijo en el Congreso del Estado,
y de un reportaje realizado por el que esto escribe sobre la conservación y
protección del patrimonio arquitectónico, histórico, artístico y cultural del
Estado de Sonora –un patrimonio que se encuentra en franco deterioro y
destrucción–, reportaje publicado en
varios medios de comunicación impresos y de internet que sirvió de base para
formar un consejo sobre el tema y para presupuestar 3.5 millones de pesos de
fondos presuntamente alcanzaría el objetivo
de dicho proyecto.
A
pesar de la marginación del autor y del proyecto original del arquitecto Sánchez
López y de las ideas centrales contenidas en el reportaje, fue enfático el
iniciador de la propuesta, al rechazar el proyecto de Becker, del monto de la
inversión innecesaria y de la contratación de especialistas que cobraran caro y
sin garantizar los resultados requeridos en la conservación del patrimonio
cultural y arquitectónico en Cajeme. “Yo renunció, me deslindo y ya que hagan
lo que les pegue su chin… gana” dijo el arquitecto.
En la gestión de recursos para el Festival
Tetabiakte de este año se señaló una gran deficiencia para obtener el
presupuesto, motivo por el cual despidieron a dos coordinadores culturales.
“A la persona encargada de bajar recursos
durante muchos años se le han mandado los requerimientos de lo que tiene que
hacer a su correo personal, se lo mandaron en marzo para hacer unas
comprobaciones y porque vino la persona de Apalba nos dimos cuenta que le
quedaban dos días, mandó mal los documentos, mandó la firma del presidente
escaneada, yo no estaba aquí y lo mandó así y nos lo rechazaron”, evidenció Becker
García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario